Oliviero De Fabritiis (dir.); Anna Moffo (Cio-Cio-San); Renato Cioni (Pinkerton); Miti Truccato Pace (Suzuki); Afro Poli (Sharpless); Gino Del Signore (Goro); Pierluigi Latinucci (Yamadori); Dimitri Lopatto (Bonzo), Lella Dori (Kate). Coro y Orquesta de la Radiotelevisión Italiana de Milán. VAI DVD.
El sello VAI tiene el gran mérito de desenterrar viejas filmaciones protagonizadas por grandes mitos de la ópera y ponerlas a disposición del público. Normalmente ocurre que la calidad de imagen no es como para tirar cohetes precisamente, pero al menos se ofrece al aficionado la oportunidad de ver a grandes figuras de la ópera y de captar algo de lo que debía ser el impacto que producía su presencia escénica, más allá de lo reflejado en las grabaciones de audio. Eso sí, la única pega es que el precio de los productos de VAI podría ser bastante más barato.
Este DVD que comento es una vieja –y visualmente modesta– película de Madama Butterfly, protagonizada por una joven Anna Moffo que estaba a punto de despegar como una figura de primera magnitud en el mundo de la ópera. La dirección de este telefilm de 1956 corrió a cuenta de Mario Lanfranchi, que quería a una intérprete joven capaz de resultar visualmente creíble como la dulce
y aniñada Cio-Cio-San. Encontró (¡y de qué manera!) lo que buscaba en Moffo, que con ello cosechó su primer verdadero gran éxito. Inmediatamente después vendría su emblemática grabación de Musetta en la Bohème de Callas y Di Stefano, su Falstaff en la temporada 1956-57 del teatro San Carlo, su debut en la Scala... En suma, esta Butterfly popularizó a Moffo y la convirtió en una estrella. Lanfranchi, por su parte, terminó casándose con ella y la filmó en los años siguientes en varias filmaciones de ópera (La serva padrona, La sonnambula, La Traviata, Lucia di Lammermoor).
y aniñada Cio-Cio-San. Encontró (¡y de qué manera!) lo que buscaba en Moffo, que con ello cosechó su primer verdadero gran éxito. Inmediatamente después vendría su emblemática grabación de Musetta en la Bohème de Callas y Di Stefano, su Falstaff en la temporada 1956-57 del teatro San Carlo, su debut en la Scala... En suma, esta Butterfly popularizó a Moffo y la convirtió en una estrella. Lanfranchi, por su parte, terminó casándose con ella y la filmó en los años siguientes en varias filmaciones de ópera (La serva padrona, La sonnambula, La Traviata, Lucia di Lammermoor).
Visualmente, como digo, la película no ofrece gran cosa. La calidad de imagen es muy modesta y el manejo de la cámara, rudimentario (a veces llega a temblar tanto que parece incluso la filmación de un amateur). Recurre, por supuesto, a paneles para simular el decorado del paisaje, y muestra un Japón tan arquetípico e idealizado que tiene mucho de artificial e incluso de ridículo. La casa de Butterfly se alza junto al típico jardín japonés al que alude el libreto con un puente de madera y cerezos en flor, y de lo poco que se ve del interior de la vivienda es una imagen de Buda verdaderamente horrenda. En realidad el problema no está verdaderamente aquí. El artificio viene en los movimientos de los personajes japoneses, tan teatrales que llegan a acercarse peligrosamente a la caricatura. Durante el primer acto llega a agobiar el continuo agitarse de abanicos, que no se detiene ni siquiera cuando los parientes de Cio-Cio-San se inclinan para hacer reverencias (siguen abanicándose con la cabeza gacha).
En cuanto a Moffo, ya he apuntado la importancia de esta filmación en el despegue de su carrera. Unos meses después grabaría el papel en disco bajo la dirección de Leinsdorf, grabación de la que ya hablé aquí. Su trabajo en ambos registros obedece a un mismo planteamiento: ofrece una visión infantil y tierna del personaje –a ello se presta bien su voz lírica– pero huyendo inteligentemente de la ñoñería y del exceso de azúcar. Sí sobran algunas risitas y llantos muy propios de la época en este tipo de repertorio y que se repiten luego en la grabación de RCA. Al margen de esto, Moffo resulta una espléndida Butterfly y plantea el papel de modo inteligentísimo. La joven soprano demuestra algo tan básico como es el hecho de conocer bien su propia voz, abordando entonces el personaje sin forzar la máquina innecesariamente y enfocándolo de manera que le resulte cómodo. Nada hay, pues, de forzado, apurado o antinatural en su Butterfly. La calidad vocal y su innegable buena presencia escénica hacen más que comprensible el éxito que en su época tuvo esta filmación.
Ya he comentado dos grabaciones diferentes del recientemente desaparecido Renato Cioni en el papel de Pinkerton (véase esto y esto). La de 1961 con Olivero es accidentada, por decirlo suavemente. La de 1967 con Scotto es, en cambio, bastante buena. Cronológicamente, por tanto, este registro es el primero de todos, y Cioni se muestra aquí en buen estado vocal, componiendo un Pinkerton marcadamente joven y atolondrado. A nivel personal prefiero voces líricas con un poco más de (¿cómo decirlo?) sustancia para el papel (Gigli, Di Stefano, Björling) pero en beneficio de Cioni hay que decir que precisamente su ligereza agudiza esa sensación de juventud e inmadurez, rasgos que describen bien a su personaje. Eso sí, quizá se eche de menos algo más de implicación dramática en el último acto.
Del resto del reparto lo único interesante es la lograda Suzuki de Miti Truccato Pace. Afro Poli compone un anodino Sharpless cuya voz apunta signos de desgaste. Además considero un error plantear al único personaje que llega a sentir cierta empatía con Butterfly (puede que incluso más que Suzuki) como un ser envarado y frío. Gino Del Signore, aun contando con una adecuada voz para cantar un buen Goro, resulta de lo más vulgar, y Pierluigi Latinucci (Yamadori) y Dimitri Lopatto (el bonzo), no pasan de correctos.
La dirección de Oliviero de Fabritiis es muy cuidada y elegante, en la línea de su grabación de 1939 y de la película de Carmine Gallone de 1954 (comentadas aquí y aquí, respectivamente). Como siempre, muestra mayor énfasis en recrearse en el intimismo de la partitura que hacer de lo exótico un espectáculo, y eso es muy de agradecer. Tenemos, eso sí, el habitual corte del coro de parientes de Butterfly previo al O amico fortunato en el primer acto.
La calidad de audio que ofrece el DVD es bastante aceptable, aunque, por supuesto, se le notan los años. Incluye subtítulos en inglés, francés y alemán (no en español) y un bonus que me gusta mucho: una filmación de 1963 de todo el final de primer acto de La Bohème (del Che gelida manina en adelante) con Anna Moffo y Richard Tucker. Ahí es nada.
La película, en suma, tiene interés como documento histórico y como oportunidad de escuchar a Moffo en el papel protagonista para todos aquellos que no dispongan de la grabación de Leinsdorf, hoy descatalogada. Pero deben huir de ella quienes busquen calidad visual. De eso me temo que van a encontrar bien poco aquí.
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