Llegó a su término la temporada de ópera 2012-13 en el Maestranza con un título y un protagonista que han causado verdadera expectación. Si bien la presencia de Plácido Domingo, aun cantando de barítono, y la espléndida Nino Machaidze provocaban la sensación de una gran apertura de temporada con Thaïs, el ambientillo de que en el Maestranza está ocurriendo algo grande ha vuelto a repetirse con su clausura gracias al Rigoletto de Leo Nucci.
En cualquier caso, antes de hablar sobre Nucci, quiero dedicar unas palabras a la producción de Stefano Vizioli. Es una producción clásica, ambientada en su época, visualmente bella y bien resuelta y que huye de los excesos “zeffirellianos”. Muy notable también el vestuario de Pierluigi Samaritano y bien resuelta la dirección escénica, aunque resulta casi infantil la forma en la que el Ducca se infiltra en la casa de Rigoletto durante el segundo acto. Para los interesados, recientemente se ha puesto en circulación con motivo del año Verdi un DVD con esta misma producción protagonizado por el propio Nucci junto con Machaidze (habrá que oírla, pero puede ser una muy interesante Gilda) y Demuro como Ducca. Prometo hacerme con ese DVD y comentarlo por el blog.
Había, como digo, auténtica expectación con Nucci. Sólo había que prestar oídos a los comentarios entusiastas de la gente antes de comenzar la función para darse cuenta de que tenía al público en el bolsillo aun antes de poner un pie en el escenario. Algo tendrá para provocar esas pasiones encendidas a sus nada menos que 71 años. Nucci tiene un magnetismo más que evidente que te hace estar pendiente de cada pequeño gesto, y sabe hacer algo tan difícil como “conectar” con un público que es capaz de enloquecer y ponerse en pie cuando bisa la “vendetta”, por muy sabido que estuviese de antemano que habría tal bis. Y eso es algo que va obviamente más allá del apartado meramente vocal. Probablemente tiene que ver con el resultado global que ofrece, que es una unión muy efectiva de canto verdiano y un indudable sentido del teatro.
Leo Nucci tendrá detractores. Por supuesto, puede preferirse un Rigoletto cantado por Leonard Warren o Cornell MacNeil, pero ¿existe algún cantante vivo capaz de abordar la parte con semejante “tirón”? Yo, francamente, lo dudo. Me da a mí que en su conjunto, con el panorama actual de voces y escenografías raras, no puede hacerse una representación de esta ópera que supere con mucho a lo visto estos días en Sevilla.
Por lo demás, el Rigoletto de Nucci creció a partir del segundo acto, en que el ofreció un sensible “Veglia, o donna”, y se reveló como un ser profundamente despreciativo en el “Pari siamo” llegando hasta casi la caricatura al imitar la voz del Ducca en el “Fa ch’io rida”. Más violento aún resultó durante la primera sección del “Cortigiani, vil razza”, acentuando así el contraste con la segunda sección (“Ebben, piango”).
Se pueden decir muchas cosas, pero algo que tengo muy claro es que Leo Nucci hace ópera, con todos sus “excesos” y su “populismo”, si se les quiere llamar así. La ópera es un espectáculo, y no considero que tener el buen gusto de admirar en disco los trabajos de fieras como Kraus, Pavarotti, MacNeil o Sutherland deba implicar, como parece que ocurre con algunos, una decepción continua de lo que se está viendo. Así que mi opinión sobre Nucci es que ayer me lo pasé estupendamente. Simple y llanamente.
Angelical la Gilda de Jessica Pratt, que lució una buena colección de pianissimi en un “Caro nome” de altura. No he visto a Mariola Cantarero en el papel, que ha formado el otro reparto con Ismael Jordi y Juan Jesús Rodríguez, pero conociendo su habilidad para los filados y demás recursos belcantistas estoy convencido de que debe resultar una Gilda estupenda.
En cuanto a Celso Albelo, resulta muy claro que su modelo para el papel de Ducca es Alfredo Kraus. No puede hablarse, por tanto, de mucha originalidad, aunque puestos a querer parecerse a alguien no está mal elegir al que probablemente es el más destacable intérprete del papel. Resultó muy efectivo especialmente en el tercer acto, con un muy braveado “Ella mi fu rapita” y un “Possente amor” en el que Halffter eliminó el da capo (si la memoria no me traiciona) y en el que acabó con el temible re sobreagudo potestativo que, francamente, no me esperaba. Y volvemos a lo mismo que decía con Nucci: si somos francos, habrá que admitir que no vivimos en una época de grandes tenores verdianos. Así que para lo que puede escucharse hoy, lo que hizo Albelo ayer se sitúa obviamente a una altura destacable.
Dimitri Ulianov, que lleva tiempo frecuentando con éxito el Maestranza, fue un muy adecuado Sparafucile que evitó caer en la caricatura durante el último acto, como le ocurre a otros. Más endeble resultó la Maddalena de María José Montiel, con claras limitaciones en el grave.
En cuanto a lo demás, absolutamente enorme el Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza. Llevo tiempo escribiendo que en Sevilla tenemos a un coro de ópera al nivel de los mejores del mundo, y sigo viendo cómo una buena cantidad de grabaciones procedentes del Met o de la ROH presentan a sus respectivos coros con voces ni remotamente tan bien empastadas como las de aquí. Lo digo sin pudor alguno. Además, Rigoletto es una obra especialmente significativa para el coro del Maestranza ya que se trató de su primer trabajo.
Y ahora... Pedro Halffter. Resulta claro que Halffter no conecta con Verdi ni de lejos al nivel en que es capaz hacerlo con el verismo. Durante el primer acto optó por tempi algo erráticos, y fraseó los minuetos de forma marcadamente entrecortada y pimpante. En algunos momentos de intimismo (“Veglia, o donna”) resultó algo plano y mecánico, mientras que a partir del tercer acto funcionó realmente bien, especialmente todo el espectáculo relacionado con la tormenta y la muerte de Gilda.
Insisto: si lo que queremos es escuchar a los divos del pasado tendremos que esperar a que inventen la máquina del tiempo. Mientras tanto, un Rigoletto como el que hemos tenido estos días en Sevilla se sitúa a una gran altura en los días que vivimos. Un lujo.
Fotografías: http://julio-rodriguez.blogspot.com.es/