Tullio Serafin (dir.); Renata Tebaldi (Cio-Cio-San); Carlo Bergonzi (Pinkerton); Fiorenza Cossotto (Suzuki); Enzo Sordello (Sharpless); Angelo Mercuriali (Goro); Michele Cazzato (Yamadori); Paolo Washington (Bonzo), Lidia Nerozzi (Kate). Coro e Ochestra dell’Accademia di Santa Cecilia, Roma. DECCA 2 CD.
Transcurridos siete años desde su primera grabación de Madama Butterfly con Alberto Erede (click aquí), Renata Tebaldi se puso a las órdenes de Tullio Serafin para un segundo registro que ha pasado a la historia como una de las más logradas versiones de esta popular ópera de Puccini. El estado vocal de la Tebaldi seguía siendo brillante, y repite una Butterfly extraordinariamente bien cantada, aunque como la anterior, con un carácter adulto y “matronal” (como suele decirse) que a muchos chocará. En realidad, el único problema que presenta para mí esta Butterfly de Tebaldi es que, al igual que en el registro de Erede, ella busca transmitir el infantilismo que su voz no le permite acudiendo a risitas (que a veces suenan más bien a carcajadas) y a pucheritos varios que personalmente me irritan bastante. Es más, modestamente opino que incluso algunos momentos en los que Tebaldi prorrumpe en risotadas están claramente mal escogidos, como ocurre, obviamente, con la despedida de Yamadori, que en esta grabación abandona la casa de Butterfly no sólo despechado amorosamente sino también innecesariamente humillado. Pensémoslo bien: esta Butterfly de Tebaldi puede ser la primera geisha de la historia que no sabe cómo comportarse en sociedad y que no teme mostrarse abiertamente maleducada. No es creíble, sobre todo cuando el propio libreto aclara que el único comentario despectivo que Butterfly expresa hacia Yamadori en esa escena (“Che persone moleste”) es pronunciado discretamente a Sharpless ocultándose tras su abanico. Por mucho que Butterfly se muestre irónica hacia Yamadori en su recibimiento, no tiene sentido que la joven guarde el recato para decir esas palabras al cónsul y que inmediatamente después se carcajee a mandíbula abierta de su invitado.
Hubiera preferido claramente que Tebaldi hubiese cantado su Butterfly (¡porque qué bien sabe cantar Butterfly!) sin tanto artificio teatral innecesario, que más que retratar convincentemente al personaje como una niña contribuye a desdibujarlo. Aunque el resultado de ello fuese una Butterfly marcadamente seria y adulta, soy de la opinión de que el resultado hubiese sido preferible.
Dejando a Tebaldi a un lado, el Pinkerton de Carlo Bergonzi debe merecer los elogios de cualquier persona de gusto, al igual que ocurre con su posterior registro con la otra Renata, Scotto, del que hablé por aquí. También es un reglado la presencia de la grandísima Fiorenza Cossotto como una inmejorable Suzuki.
En cuanto a los otros secundarios, Sordello defiende un Sharpless bien cantado, aunque su voz no me es particularmente agradable. En cualquier caso resulta preferible al amanerado Goro de Mercuriali. Correctos Michele Cazzato y Paolo Washington como Yamadori y el Bonzo, respectivamente.
Si en algo aventaja claramente esta segunda grabación de Tebaldi a la primera es sin duda en la presencia de Tullio Serafin al frente de la misma orquesta (Accademia di Santa Cecilia). La dirección de Serafin resulta incuestionablemente más vívida y con mayor pulso dramático que la de Erede, que resulta bastante más plano. Además, pese a los años transcurridos, la calidad de audio es excelente.
Una de las grabaciones de referencia.