Se iniciaba el recital de ayer del pianista Christian Zacharias en el Teatro de la Maestranza con el anuncio por megafonía de la muerte de Lluís Andreu, primer director artístico del coliseo sevillano, al que atrajo a un buen número de los más grandes intérpretes de la música culta de nuestro tiempo. Contrastó el minuto de respetuoso silencio que dispensó el público en su memoria con la ligereza y afabilidad de las primeras sonatas de Domenico Scarlatti con las que Zacharias abrió el programa. El pianista alemán, empero, dejó claro anoche que su concepción de esta música dista de la frivolidad y sus lecturas no estuvieron