Me enteré de la muerte de Carlo Bergonzi hace unos días, durante mis vacaciones por Sicilia –en las que por cierto descubrí, con agrado, que el recuerdo de Bellini sigue muy presente– sin una conexión decente a internet para poder actualizar el blog rindiéndole homenaje. Aunque ya han pasado varios días del deceso, no quiero dejar de recordarle con estas palabras, breves pero sinceras y llenas de admiración.
Cantante que podemos clasificar como lírico-spinto y formado inicialmente como barítono, Bergonzi ha sido el tenor verdiano por excelencia de los últimos cincuenta o sesenta años. Aun sin tener la voz más privilegiada en materia de brillo o agudo, demostró con creces cómo se puede llegar a lo más alto a base de estudio, inteligencia y gusto. Dominó como un maestro todos los resortes de eso que se