Resulta interesante acudir al Llibre Vermell de Montserrat como ejemplo de cómo ha variado a lo largo de los años la concepción popular de una música que hoy ha alcanzado una cierta popularidad y que se ha hecho frecuente no sólo en los programas de concierto, sino en los cultos religiosos. Carles Magraner grabó su versión con su conjunto Capella de Ministrers en el año 2001, y su concepción de la colección montserratina se sitúa lejos del emblemático registro
de Savall (1979) o de la emotividad del de Deslinges (2007). Ayer acudió a la iglesia de San Andrés en el marco del FeMÀS, donde lo interpretó con acuerdo a los cánones de su propia grabación y utilizando la propia arquitectura del templo en beneficio de la música, distribuyendo al coro en naves diferentes, según el momento. De este modo, evidenció incluso a nivel visual la pluralidad de voces en las piezas polifónicas, pues el público no siempre estará versado en aquello del paso del Ars antiqua al Ars nova, y su contraposición con las de carácter monódico quedó bien marcada.
de Savall (1979) o de la emotividad del de Deslinges (2007). Ayer acudió a la iglesia de San Andrés en el marco del FeMÀS, donde lo interpretó con acuerdo a los cánones de su propia grabación y utilizando la propia arquitectura del templo en beneficio de la música, distribuyendo al coro en naves diferentes, según el momento. De este modo, evidenció incluso a nivel visual la pluralidad de voces en las piezas polifónicas, pues el público no siempre estará versado en aquello del paso del Ars antiqua al Ars nova, y su contraposición con las de carácter monódico quedó bien marcada.
Quien conozca el registro en cedé de Magraner se hará una idea más o menos nítida de cómo discurrió el concierto de anoche. Hubo mucha imaginación y ornamentación en las partes instrumentales, espléndidamente presentadas, y en general optó por una visión gozosa y festiva de los cantos que integran el manuscrito en lugar de apostar por una mayor espiritualidad y recogimiento. La decisión no es enemiga de lo que sabemos por la historia, pues tenemos conocimiento de que algunas de esas melodías pegadizas debieron ser en su día canciones populares convertidas en religiosas por los monjes benedictinos de Montserrat, algunas de las cuales incluso se bailarían en el interior del monasterio uniendo los peregrinos sus manos y danzando en círculo. Así, al menos, lo defiende G. Reese en su obra “La música en la Edad Media” (Alianza, 1989).
Planteamiento, coro e instrumentistas funcionaron, pues, a la perfección en un concierto muy bien recibido por el público. También cumplió muy bien la soprano Pilar Esteban a cargo del Maria matrem y el Polorum Regina (su voz acusó quizá cierta palidez en las notas más graves del Ad morten festimanus, como el verso “Et nulli miseretur”). El barítono Luis Vicente cumplió con efectividad, aunque de forma excesivamente teatral para mi gusto.
Sea como fuere, probablemente lo escuchado anoche en San Andrés se asemeje poco en calidad musical a lo que hacían los peregrinos que se detenían en el santuario de Montserrat de camino a Santiago de Compostela haciendo el llamado “camino francés”. López-Calo, en su obra “El Llibre Vermell de Montserrat y los cantos y la danza sacra de los peregrinos durante el siglo XIV ”, recoge estas palabras escritas por Fray Pedro de Burgos en su “Historia de Montserrat” de 1514:
“Acabadas las funciones de la noche se quedan nuestros peregrinos en la iglesia a velar. Los cuales juntándose en diferentes corrillos, algunos con malas voces y buenos deseos, dan música a la Reina de los Ángeles cantándole muchas canciones devotas, y aunque por ser tan diferentes a un mismo tiempo, había de causar disgusto la diversidad de tonos, voces y coplas, lo cierto es que no cansan y que conciertan en el intento principal, que es alabar a Nuestra Señora, así también en aquel desconcierto hay una consonancia apacible que agrada. Otros rezan sus devociones, cumplen sus votos y examinan sus conciencias, para confesarse al día siguiente. Y todo esto dura hasta el punto de medianoche, en que el santo Convento los hace callar para cantar los Maitines”.
Los asistentes al concierto de anoche somos, pues, afortunados de vivir en nuestro tiempo para escuchar esta música fascinante interpretada con tanta viveza y calidad.
Llibre Vermell de Montserrat
Capella de Ministrers
Pilar Esteban, soprano
Luis Vicente, barítono
David Antich, flautas
Eduard Navarro, chirimía
Carles Magraner, viella y rebec
Juan Manuel Rubio, salterio y laúd
Ignasi Jordà, exaquier
Pau Ballester, percusiones
Coro Lluis Vich Vocalis
Natxo de Lekerika, Jesús Ruiz de Cenzano, Jesús Navarro, Vicente Abril, Santiago Abril y Jaume Flors, tenores
José Luis Vicente, Joaquim Martí y Natxo Martí, bajos
Carles Magraner, director
3 comentarios:
Gracias por comentar el concierto. No conozco la grabación de Magraner, pero las pocas cosas que le he escuchado a este hombre me parecen un poco... "chimpuneras", ¿no? Personalmente no me hace mucha gracias esa manera de recrear el repertorio medieval (pienso ahora en los chicos de Artefactum, que me horrorizan).
Tengo que reconocer, eso es verdad, que testimonios como el que recoges no dejan lugar a dudas sobre cómo se hacía esta música en aquella época, pero puede también que si escuchásemos hoy, por ejemplo, la Novena de Beethoven tocada en tiempos del autor, quedásemos perplejos ante lo mal que se hacía. No sé, es un asunto para darle muchas vueltas. Un saludo.
Me gusta mucho esta música medieval, .Cierto es que no sabremos nunca como se tocaba en la época.Tampoco como dice Fernando, como sonaría Beethoven, Bach, Mozart etc. . Todos somos prisioneros del tiempo y el lugar en el que vivimos, así que... disfrutemos de lo que tenemos y como bien dices Pablo, somos unos afortunados de disfrutar de todo lo que nos ofrece la música, en nuestro tiempo.
Un saludo.
Yo pienso en la misma linea de Gucki. Es cierto que algunos de estos grupos buscan mucho el impacto del público, pero tampoco lo veo como algo necesariamente malo.
Como bien apuntais los dos, pienso que el historicismo NUNCA debe consistir en reproducir el pasado, sino en interpretar la música con criterios históricamente informados. Parece lo mismo, pero no lo es. Cualquier intento de reproducir un evento musical pasado es para mí un fraude, en la medida en la que se utilizaron voces e intérpretes que ya no existen y sometidos quizá a unas condiciones que no son reproducibles al cien por cien. Esos intentos de reproducir el pasado se ven, por ejemplo, desde hace años con lo que algunos directores hacen con la música vocal de Bach. Para mí es interesante, pero desde el punto de vista de lo que podría llamarse la "arqueología musical".
Lo ideal, en mi opinión, es hacer interpretaciones "posibles". Hacer la música no a la manera en la que se hace en el siglo XXI y con instrumentos de la época. Sin duda, el Llibre Vermell no debió sonar así... pero pudo hacerlo. Esa es la cosa. Y lo mismo pienso de Artefactum, Axabeba, Aquitania... Son grupos que pueden parecer demasiado efectistas, pero más que una cuestión de rigor, creo que es un tema de gustos personales.
Casualmente esta tarde me toca ver a Artefactum. A ver qué tal... y disculpad por el tocho.
Publicar un comentario