Hace apenas unos minutos que acabo de llegar del Maestranza y escribo esta entrada lo más deprisa que puedo porque sé que no podré hacerlo durante los próximos días. De hecho, ayer tomé un tren, interrumpiendo mis pequeñas vacaciones veraniegas, para asistir en Sevilla al concierto que Daniel Barenboim ha ofrecido esta noche al frente de la West-Eastern Divan Orchestra.
Lo que vengo de escuchar en el Maestranza tiene un nivel sencillamente estratosférico, apabullante, y me parece un hecho inconcebible que el teatro no estuviese lleno. El patio de butacas y aun las terrazas estarían como mucho al cincuenta por ciento. Puede acudirse a la explicación de que estamos en una fecha típica para las vacaciones de verano, pero ni siquiera ese argumento me parece consistente. La crisis se nota a la hora de hacer desplazamientos, y la ciudad ofrece un aspecto mucho menos despoblado que el típico de hace unos años. Sea como fuere, los que tuvimos el acierto de acudir a la cita de Barenboim nos llevamos a cambio una velada musical espléndida en todos sus sentidos.
La primera parte del programa estaba dedicada a Verdi íntegramente, probablemente con motivo del centenario. Se hace llamativa quizá la ausencia total de Wagner, también de aniversario, tratándose Barenboim del director wagneriano de referencia de los últimos años.
A lo que vamos. Sonaron las oberturas de las Vísperas sicilianas y la Forza y los dos preludios de La Traviata. Escuchándole, uno no puede menos que preguntarse por qué un director como Barenboim no ha explotado más la obra de Verdi a lo largo de sus muchos años de carrera. Es obvio que domina el lenguaje a la perfección, y con Abbado metido actualmente en otras cosas, podría situarse como destacado verdiano junto con Muti, siempre de inagotable calidad en el repertorio. Habrá que ver cómo progresa en la Scala. Pero insisto: es tan sumamente bueno que uno tiene casi la sensación de que nos perderemos algo valioso si Barenboim no explora más la obra del de Busetto.
No menos interés ofrecía la segunda mitad: Sinfonía fantástica de Berlioz. La casa Decca acaba de sacar una grabación de esta obra con Barenboim y la WEDO proveniente de los Proms de la BBC. En realidad, el disco sale a la venta hoy, 10 de agosto, aunque ayer ya estaba disponible en exclusiva en la tienda del Maestranza. A la vista de lo escuchado en el teatro, el esquema es en esencia el mismo que en el de su primera grabación, editada en su día por Teldec (venía con La Marsellesa por Domingo), aunque continuamente se captan pequeños-grandes detalles que son los que hacen que a uno le alegre realmente la escucha. Por ejemplo, anoche se escuchó de forma mucho más lograda que en la grabación de Teldec el efecto de eco entre los oboes al comienzo del tercer movimiento, y el aquelarre final resultó más oscuro y enfermizo (léanse ambos calificativos en sentido positivo). Necesitaría escuchar la nueva grabación para hacer una comparativa entre ambas versiones más a fondo, pero no me cabe la menor duda de que las dos son de enorme interés. La oiré sin duda estos días, ya que anoche la compré, naturalmente. Además, como tiene por costumbre, Barenboim tuvo la amabilidad de firmar discos al término de la velada, lo cual sin duda es interesante para el teatro porque su tienda debe aumentar las ventas más que otros días.
Al concluir la Fantástica, la reacción del público fue bastante estruendosa. De hecho, el personal estaba tan entregado que tuvo el mal gusto de aplaudir en los movimientos centrales. Barenboim ofreció como propinas todos los preludios de Carmen en orden inverso, comenzando por el del cuarto acto y terminando por la archiconocida obertura.
Permítaseme, por último, una reflexión final: no creo que a nadie que asistiese ayer al concierto le quede la menor duda de que la WEDO es una orquesta extraordinaria. Pienso que sólo una verdadera gran orquesta es capaz de hacer sonar la Sinfonía fantástica de Berlioz a una altura notable. Francamente no entiendo bien todo ese cuestionamiento que a veces sufre esta orquesta. Si es una cuestión de dinero, de que la WEDO recibe tal cantidad de financiación y el Maestranza otra, lo que hay que buscar es que suba la de aquél que se vea en una peor posición, pero llegar poco menos que a pedir que se le quite a los otros lo que tienen no me parece precisamente inteligente. Hay que apostar por lo alto y buscar el equilibrio en la calidad, y no por lo bajo y rebajarlo todo a un nivel uniforme de mediocridad. Es mi opinión.
Si las críticas a Barenboim y a la WEDO provienen en cambio de la política, que todo lo ensucia, creo que quien las profiere tendría que hacérselo mirar. No voy a dedicarle tiempo a esto.
Concierto extraordinario.