Ya he escrito más de una vez en este blog lo mucho que disfruto escuchando a la joven pianista Yuja Wang, y hacía bastante tiempo que deseaba dedicar una entrada expresamente a exponer las causas por las que creo que estamos ante una artista de primerísimo orden. Una entrada que podría considerarse en cierto modo también como una “defensa” a esta pianista frente a algunos prejuicios negativos que, creo, comienzan a arraigar entre algunos aficionados –y muy especialmente entre los críticos musicales– sobre ella.
Como digo, esta joven de veintiséis años ha provocado a lo largo de su fulgurante carrera no pocas críticas, ya sea por motivos musicales o de otra índole, como cuando tuvo el mal gusto de aparecer en escena con una ordinariez de vestido de esos que como te sientes se te ve todo lo que no se debe. Otras veces lo que provoca suspicacias es su sentido del humor algo ácido, o dicho de modo más claro, la dosis de “descaro” que transmite en sus entrevistas o hasta en su cuenta de twitter. Pero en cualquier caso, estas cosas no son graves. No para mí. Es más, me agrada la espontaneidad que transmite esta chica cada vez que abre la boca, aunque a otros le chirríe. Me hace gracia seguir su twitter, ver que ha publicado algo y que en vez de una reflexión musical sesuda y profundísima me encuentre a veces con un enlace a cualquier chorrada en youtube, una opinión sobre una peli en cartelera o que se ha puesto hasta arriba de comer en algún sitio.
Salvo cosas muy graves, no creo que la forma de ser de una persona sea argumento suficiente como para ignorarla como artista (si fuese por la vida poniendo bombas sería otra cosa...). Es más, habrá gente capaz incluso de desligar completamente a la persona del intérprete incluso en casos en los que el sujeto en cuestión sea desagradable. Yo no siempre puedo. Por ejemplo, aunque tengo buenas grabaciones suyas, reconozco que jamás he escuchado absolutamente nada de Robert King desde que fue condenado por un asunto repulsivo. Aunque ya ha salido del trullo y han pasado un puñado de años, no soy capaz. Hay algo en mí que me lo impide y que me hace incomodarme con la sola idea de hacerlo. Pero, por favor, eso es una cosa y otra muy distinta el tener un carácter abierto y desenfadado, como ocurre con Yuja Wang. Eso no es dañino.
Por tanto, los únicos argumentos en contra de Yuja Wang en los que considero que merece la pena detenerse se reducirían a que:
- A nivel pianístico, es puro virtuosismo, pero nada más que eso. Técnica, técnica y técnica. Un logrado envoltorio y ningún contenido expresivo.
- Es un producto comercial de Deutsche Grammophon destinado a impresionar al oyente por la vía rápida.
- Sería una especie de versión sexy femenina de Lang Lang, con el que a la gente le ha dado por decir además que tendría que casarse.
Bien. Como es lógico, es el primero de estos tres puntos el que supone una crítica más consistente. Y es que, en efecto, Yuja no es virtuosa. Es lo siguiente. Y además no se corta un pelo en este sentido. Aquí es donde, en mi opinión, ella se convierte en su peor enemiga, porque realmente considero que quien es grande de verdad no tiene que parecer obsesionado en demostrarlo continuamente. Si uno explota el virtuosismo hasta el exceso se corre el riesgo, obviamente, de ser conocido por tocar más rápido que nadie, por impresionar, pero por poco más. Está bien hacer uso, naturalmente, de las atractivas (y aterradoras) transcripciones de Cziffra, de Horowitz, de Volodos, tanto en las salas de concierto como en las grabaciones, pero algo falla cuando la gente te vincula solamente con piezas exhibitorias de ese tipo.
Veamos dos ejemplos de los que para muchos vendría a ser la Yuja Wang arquetípica. El primero, El vuelo del moscardón, y el segundo, el antimozartiano arreglo de Volodos de la Marcha turca:
Yo estoy convencidísimo de que detrás de toda esa técnica desbordante, de esa agilidad pasmosa, hay una pianista sensible y expresiva, y teniendo en cuenta que Dios mediante le quedan muchísimos años de carrera por delante, espero que continúe poniéndose a prueba a sí misma como artista y ofreciendo cosas grandes. Para ilustrar lo que digo, he tomado este vídeo de youtube, proveniente de lo que parece un recital al aire libre a juzgar por el canto de los grillos que se escuchan de fondo (y que por cierto le dan su encanto):
Son las sonatas K.380, 427, 87 y 455 de Domenico Scarlatti (absténganse los que sólo acepten el clave para esta música), interpretadas con una conjunción de gracia, elegancia e intimismo realmente fabulosas. La primera de ellas es tierna y galante, mientras que las encantadoras K.427 y 455 resultan de tipo principalmente virtuosístico, y como era de esperar son quizá las que más veces ha explotado Yuja Wang en escena a modo de “propina” para el público tras alguno de sus recitales. La K.87 resulta claramente más seria e intelectual, y ella sabe dar en el clavo con un sabio punto intermedio entre el dramatismo y una elegancia ajena por completo a lo sórdido y sentimentaloide.
Pongamos un ejemplo aún claro de la capacidad expresiva de Yuja Wang: el Ballet des ombres heureuses del Orfeo y Eurídice de Gluck, uno de los momentos para mí más sublimes de toda la historia de la ópera, arreglado por Sgambati. Esto es clasicismo de verdad, pura ruptura con las reglas del barroco, y no va a requerir del pianista nada más importante que capacidad de transmisión y emoción. Es una música melancólica, dulce, bellísima, hiriente incluso (hoy me ha dado por poner muchos adjetivos), y es eso lo que hay que transmitir apoyándose en una obvia base técnica que aquí huye del virtuosismo. Es emoción químicamente pura:
Sea como fuere, mis palabras pueden servir para que el oyente que achaque a Yuja Wang alguno de los tres “peros” señalados arriba explore otras facetas quizá menos populares de esta artista, y sin embargo necesarias para hacerse una idea completa sobre ella. En última instancia, cada cual es libre de romper a llorar de emoción o quedarse helado con lo que buenamente quiera. Cada persona es un mundo, y a fin de cuentas, lo que a uno le conmueve no tiene por qué dar el mismo resultado con otro. Me basta con reivindicar que Wang equivale a bastante más que a tocar rápido.
En cuanto a todo ese rollo de Lang Lang y a su catalogación como “producto comercial”... ¡Por favor! Por supuesto que es un producto comercial. Exactamente como cualquier artista, incluso los más venerados. No entiendo muy bien por qué atribuimos un contenido despectivo a las palabras “producto comercial”. Miguel Ángel no pintó la Sixtina por amor al Arte (en su caso con mayúsculas), sino porque le pagaba Julio II. También Mozart y cualquier otro cobraba por lo que escribía, y por mucho que nos guste pensar en esta gente como benefactores desinteresados de la Humanidad, lo cierto es que no se alimentaban de aire. Un artista, un intérprete, un escritor, van a tener siempre una clara vocación de ser productos comerciales. ¿No hablamos de “producción” al referirnos a su trabajo?; ¿Y no querrán vender también entradas para sus conciertos, así como sus discos o sus libros? La única excepción que se me ocurre es que estemos hablando de alguien que crea sólo para sí mismo en el interior de una cueva oscura.
Yo veo que Yuja Wang es capaz de hacer fuegos artificiales con un piano, y también de mostrarse expresiva, sensible y comunicativa. No la veo como una artista para el futuro, sino como un prodigio del presente, aunque muchos no lo vean.
Como siempre ha sido en realidad.
5 comentarios:
La parte del virtuosismo que tiene esta niña al piano , lo comparo con el que tenía Paganini al violín, aunque a mí no me gusta mucho escuchar a Paganini, porque sí, tenía mucha técnica pero no me llega, en cambio Wang, me gusta más cuando toca con el corazón que cuando utiliza toda esa técnica alucinante que tiene, como los ejemplos que has puesto de Gluck y Scarlatti.
!!que interesantísimo artículo sobre Wang, de la que sinceramente no conocía demasiado!!...gracias.
Os tengo que contar un poco de la fantástica Traviata(prácticamente española) que he visto hace apenás unas horas en El Escorial.
Un saludo.
¡Gracias, gucki!
Que buen post has escrito. Gracias.
por favor escucha esta maravilla: http://www.youtube.com/watch?v=LRLTYg6uMdw
Tú lo has dicho. Una maravilla. ¿Y qué edad tiene Kissin en el vídeo? Parece un pipiolo.
Publicar un comentario