Michele Mariotti (dir.); Roberto Frontali (Simon Boccanegra); Carmen Giannasttasio (Amelia Grimaldi); Giuseppe Gipali (Gabriele Adorno); Giacomo Prestia (Jacopo Fiesco); Marco Vratogna (Paolo Albiani); Alberto Rota (Pietro); Enea Scala (Capitán de ballesteros); Lucia Michelazzo (Doncella de Amelia). Coro y Orquesta del Teatro Comunale di Bologna. ARTHAUS DVD.
No destaca el Simon Boccanegra de Mariotti por tener un reparto excepcional, aunque la mediocridad general no es lo suficientemente sangrante como para que el resultado sea catastrófico. Nos movemos, como digo, en el campo de la mediocridad musical en su sentido literal, tal y como la entiende la RAE: nivel medio, si acaso más cercano a lo negativo que a lo positivo. Este DVD no es tan malo como para ser un desastre ni tan bueno como
para considerarlo una versión a tener especialmente en cuenta.
para considerarlo una versión a tener especialmente en cuenta.
Para empezar, Roberto Frontali hace un trabajo que podemos considerar como digno en el papel de Boccanegra, aunque poco más. Sus medios vocales, en los que se evidencia una nasalidad permanente que puede traer algún recuerdo de Bruscantini (aunque, lógicamente, sin la personalidad de este) le permiten cumplir con honestidad, aunque sin hacer plena justicia a los muchísimos matices musicales de un papel tan riquísimo y complejo como el corsario convertido en dux. Quizá en el último acto sea en el que mejor se desenvuelve Frontali, humanizando a un personaje que hasta entonces presenta de un modo un tanto monolítico en comparación con los grandes cantantes históricos que en el pasado hicieron verdadero arte en esto como Tibbet (el Boccanegra) o Cappuccilli. No está mal, pero tampoco es brillante.
Lo mejor del reparto lo encontramos en la lograda Amelia de Carmen Giannasttasio, que progresa siempre a mejor a medida que avanza la representación (se echa quizá en falta un poco más de candidez en el primer acto). Giuseppe Gipali, en cambio, está lejos de ser un cantante idóneo para cantar Adorno. Y no porque lo cante mal, que no lo hace, sino porque a la voz le falta demasiada sustancia como para hacerle justicia a un papel que demanda más “carne” de la que él ofrece. La suya es una vocecilla delgadísima más apta para cumplir de comprimario –y siempre que no dirijamos nuestras miradas a algunos de gran altura con material vocal superior al suyo, como De Palma– que en papeles de enjundia.
Tampoco Giacomo Prestia es satisfactorio como Fiesco. Moviéndose nuevamente en el terreno de lo mediocre, la voz suena algo gastada, y desde luego está muy falto de autoridad vocal en un papel que debe ser imponente (¡ay, recuerdos del gran Ghiaurov!). Tampoco es especialmente comunicativo en “Il lacerato spirito”. Por último, no hay gran cosa que decir del endeble Paolo de Marco Vratogna, de voz poco atrayente y afinación por momentos dudosa.
Sí me parece que funciona en general bastante bien la labor del joven Michele Mariotti –esposo de Olga Peretyatko– al frente de la orquesta, apostando acertadamente por la transparencia y la claridad de texturas –no hace densa la partitura de Boccanegra– aunque con una cierta falta de tensión en el espléndido final del primer acto, que le queda un poco a medio gas. Por lo demás, no hay reproches que hacerle por mi parte.
A nivel escénico, la propuesta de Giorgio Gallione opta por la economía tanto de elementos sobre el escenario como de cromatismo: vemos permanentemente el mismo suelo empedrado con dibujos geométricos y varios elementos sencillos que aparecen y desaparecen (callejuelas, un árbol, unas escaleras) así como un plano de la ciudad de Génova que sirve también para hacer las veces de telón. No es visualmente un espectáculo llamativo ni particularmente vistoso, pero cumple bien con su función sin salidas de tono, lo cual es ya algo positivo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Existe también la posibilidad de ver la misma puesta en escena en el más reciente DVD de Callegari con Nucci, que no he visto.
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