Apenas unos días después de los fallecimientos de Rafael Frühbeck de Burgos y Julius Rudel, y justo diez años después de la muerte de Carlos Kleiber, los aficionados a la ópera y a la música clásica hemos perdido a una de las batutas más significativas de los últimos tiempos: Lorin Maazel. 2014 está siendo un año en el que se nos están yendo grandes directores, como Claudio Abbado. Tengo la sensación de que Maazel ha sido especialmente querido en
España, gracias a su trabajo en Valencia y a la calidad musical –también, eso sí, con algún altibajo– con la que nos premió en cada una de sus visitas. Era un director inteligente, de esos que buscan transmitir enfoques verdaderamente personales a través de la orquesta, al que se le va a echar mucho de menos. Nos queda, eso sí, su amplia discografía para que tanto nosotros como las generaciones futuras sigamos admirando su arte. D.E.P.
España, gracias a su trabajo en Valencia y a la calidad musical –también, eso sí, con algún altibajo– con la que nos premió en cada una de sus visitas. Era un director inteligente, de esos que buscan transmitir enfoques verdaderamente personales a través de la orquesta, al que se le va a echar mucho de menos. Nos queda, eso sí, su amplia discografía para que tanto nosotros como las generaciones futuras sigamos admirando su arte. D.E.P.
4 comentarios:
La primera vez que escuché en directo a Maazel fue en Sevilla, en el Auditorio de la Cartuja, en plena Expo '92: Novena de Beethoven medioce en los tres primeros movimientos y horrorosa -no exagero- en el cuarto. Pese a los resultados musicales, esperé en la puerta de artistas para conseguir un autógrafo. Cuando apareció el maestro, un señor se me adelantó: la respuesta de Maazel a la petición del pobre melómano fue negativa, pero con un gesto extremadamente desagradable que no he logrado olvidar. Luego le he escuchado muchas otras veces (ese mismo año, por ejemplo, hizo en el Maestranza su "Anillo sin palabras" y una gran Segunda de Mahler en el Maestranza), pero esa primera impresión me ha dejado huella. Saludos.
La cuestión de los autógrafos es un tema sobre el que hablar. Por un lado, hay que entender el cansancio que puede suponer mostrarse siempre agradable, siempre sonriente de cara todo el mundo incluso fuera del teatro. Pero en contrapartida está el hecho de que al ser figuras más o menos "públicas" puede defenderse que nunca dejen de "trabajar", so pena de causar una mala imagen, como parece el caso. Es un tema complejo y no todo el mundo tiene con estas cosas un carácter, por ejemplo, como Plácido Domingo, que es un encanto.
Descanse en paz Carlo Bergonzi.
Año horrible para los grandes...que pena.
Saludos.
Es ley de vida por la edad que van teniendo estos cantantes clásicos con los que nos hemos formado. Pero caray, qué pena...
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