Los noventa años de Sir Neville Marriner

Hoy he comprobado que hace apenas unos días cumplía noventa años el famoso director británico Sir Neville Marriner. A decir verdad, creo que nunca he utilizado este blog como plataforma para felicitar cumpleaños, pero en este caso voy a hacer una excepción. No se cumplen noventa años todos los días.

Marriner es un director por el que siento una fuerte estima, y cuyo posicionamiento interpretativo a medio camino entre lo “romántico” y lo historicista puede provocar opiniones encontradas, disgustando tanto a los defensores de una tendencia como a los de la otra. Para quienes gusten de las lecturas espiritualizadas y orquestalmente hercúleas del repertorio de los siglos

XVIII y XIX, esto es, de la visión “alemana” propia de directores como Furtwängler, Böhm, Klemperer y más recientemente Barenboim, Marriner sonará frívolo y más ocupado en sonar agradable y encantador que en expresar sentimientos y emociones profundas. Para quienes, en cambio, defiendan a capa y espada el historicismo musical como única vía apta para acercarse a este repertorio, carecerá también de interés al no trabajar con instrumentos originales.

En mi opinión, como ocurre siempre en la vida, las cosas no son ni tan blancas ni tan negras. Cierto es que Marriner ideó su estilo aligerando las texturas orquestales y el “peso dramático”, por expresarlo de algún modo, lo cual no significa en absoluto que haya sido la suya una batuta incapaz de expresar sentimientos dramáticos. A quienes piensen esto les recomendaría que se acercasen a su segunda grabación del Réquiem de Mozart, registrada en sello Philips. Es una de las versiones más fúnebres que conozco, y puedo afirmar que he oído muchas. Por otra parte, creo que quienes huyan de un director o intérprete tan sólo por la cuestión de si los instrumentos son modernos o antiguos se están perdiendo grandes cosas. Cosas enormes.

Si soy completamente sincero, lo que tal vez hace que sienta cariño por este director es su amor indiscutible por la figura de Mozart. Tal vez me equivoque, pero probablemente no haya ahora mismo en el mundo un director o intérprete que haya hecho más obras del salzburgués que Marriner. Sólo hay que echarle un vistazo a la famosa Edición Mozart de Philips para comprobarlo. Su Mozart no es el más profundo, ni el más intelectual, ni el más dramático. Habitualmente no es Marriner quien mejor explota todas las posibilidades dramáticas de la partitura, pero todavía no me he encontrado con una grabación mozartiana suya a la que pueda calificar como mala. Aun habiendo indudablemente mejores opciones en el mercado, considero que nunca es tirar el dinero comprarse un disco de Mozart por Marriner. Y aunque sea una simple anécdota, este director contribuyó lo suyo a la popularización del compositor cuando triunfó en ventas la banda sonora de la película Amadeus, que estuvo a su cargo al frente de su Academy of St Martin in the Fields. Que en plena era pop (1984) triunfase lo que en realidad no es más que un disco de extractos de obras de Mozart es un fenómeno cuanto menos llamativo.

Así que creo que los aficionados a la música clásica, y muy especialmente los mozartianos, debemos estar alegres de tener aún entre nosotros a este hombre. 

Felicidades, Sir Neville.

PS: Por si alguien no lo sabe, actúa en un par de días en el Auditorio Nacional de Madrid. Quienes estén por la capital harán bien en hacer un hueco en la agenda para acudir a escucharle.

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