Arnold Östman (dir.); Stephan Dahlberg (Tamino); Ann Christine Biel (Pamina); László Polgár (Sarastro); Birgit Louise Frandsen (Reina de la Noche); Mikael Samuelson (Papageno); Birgitta Larsson (Papagena); Magnus Khyle (Monostatos), Petteri Salomaa (Orador); Anita Soldh / Linnéa Sallay / Inger Blom (Tres Damas); Elisabeth Berg / Ann Christine Larsson / Anna Tomson (Tres muchachos). Coro y Orquesta del Teatro de la Corte de Drottningholm. ARTHAUS DVD.
Ya he escrito un par de veces en este blog acerca del Mozart de Arnold Östman. El DVD que comento hoy es probablemente mi filmación favorita de las que registró en el Teatro de la Corte de Drottningholm entre los años ochenta y primeros noventa del pasado siglo.
Östman fue un pionero en llevar los instrumentos originales a las óperas de Mozart, y lo hizo en un teatro de la época del compositor que se mantiene intacto tal y como era en el siglo XVIII, con todos sus mecanismos de tramoya originales. Lo cierto es que globalmente Östman me parece un director bastante irregular. En líneas generales adolece de dirigir de forma un tanto mecánica y plana, y desde luego su punto flaco lo constituyen los fragmentos en los que debe expresar con su orquesta un especial patetismo o intensidad dramática. Como virtudes, que las tiene, su Mozart es luminoso y vivaz, y especialmente en lo que concierne a la ópera cómica sabe dirigir con pulso y sentido del humor. La orquesta, además, es de calidad, aunque la acidez de la cuerda es probablemente incluso superior a la de la Academy of Ancient Music de Hogwood. Manténgase lejos aquellos a los que les disguste esto.
Mi impresión es la de que Östman es un director poco uniforme. Sabe recrearse en la belleza sonora y mostrarse chispeante cuando es necesario, tirando siempre de tempi tan acelerados que incluso a los más historicistas de hoy podrían llegar a rechinarles. En contrapartida, y por expresarlo de manera sencilla, es poco comunicativo a nivel emocional. O a mí me lo parece.
En esta Flauta mágica, registrada unos años antes que su grabación en estudio con diferente reparto, el controvertido director está en general en estado de gracia. De hecho, esta ópera es sin duda de las que mejor han sonado bajo su batuta. Utiliza, como es de esperar, tempi rapidísimos, especialmente en las dos arias de la Reina de la Noche. Durante la primera sección de O zittre nicht la orquesta suena plana, sin transmitir en absoluto el patetismo que requiere la presentación de la mentirosa Reina ante Tamino. Esta escena es para mí claramente la más endeble orquestalmente de una lectura que en términos generales es muy disfrutable. Eso sí, sigo pensando que es una chorrada importante eso de ponerle casaca y peluca a los miembros de la orquesta. Cuando uno los ve en la obertura es inevitable pensar que estamos ante uno de esos espectáculos mozartianos para turistas que se hacen en Centroeuropa con vestidos de época, impresión que no hace justicia a lo que es la función en sí misma.
En cuanto a la puesta en escena de Göran Järvefelt, hay que decir que todo lo que vemos era posible en la fecha de la composición de la obra. El espacio escénico es muy reducido (es un teatro de pequeñas dimensiones) y lo vistoso no se consigue mediante decorados ampulosos, sino a través de los curiosos efectos de tramoya y cambios de decorados. Cada vez que se cambian los paneles se escucha ruido, pero hay que pensar que así eran las representaciones de ópera con las que Mozart estaba familiarizado, y lo cierto es que la cosa tiene en general mucha gracia. He aquí un vídeo que recuerdo haber puesto ya en otra entrada de este blog y que ilustra muy bien lo que ofrece visualmente este teatro:
La dirección escénica, a pesar de las obvias limitaciones de espacio, consigue momentos muy conseguidos en los números de conjunto, con frecuentes gestos de los cantantes ad spectatores, que en nuestro caso están dirigidos a la cámara.
En suma, tenemos aquí a una Flauta mágica idónea para aquellos que tengan curiosidad por ver cómo se hacía escénicamente una ópera en el tiempo de Mozart, y con un director de orquesta que aun teniendo una trayectoria irregular, nos da aquí probablemente la mejor versión de sí mismo.
En cuanto al reparto, como ocurre habitualmente con estas grabaciones de Drottningholm, este se nutre principalmente de cantantes suecos jóvenes y nada conocidos, que sin embargo cuadran bien con sus papeles. Stephan Dahlberg, que canta el Tamino, no posee la voz de tenor más cálida ni la más agradable al oído, pero consigue hacer de príncipe iniciado con mucha dignidad. Digamos que defiende con solvencia su parte, aun sin ser el Tamino ideal. Ann Christine Biel, por su parte, canta una Pamina que gustará más a los que estén familiarizados con las voces que se escuchan hoy frecuentemente en las grabaciones historicistas de las óperas del barroco que a aquellos otros que prefieran la tradición de un Mozart más “romantizado”. Dicho de otro modo, canta sin un ápice de vibrato, aunque en general no se le pueden poner demasiadas pegas a su intervención, más allá de una cierta y también relativa frialdad.
El punto fuerte del reparto es para mí el magistral Sarastro de László Polgár. Afirmo sin rubor alguno que está a la altura de lo mejor de la discografía, tanto por la calidad indiscutible del material vocal como por la credibilidad interpretativa del complicado personaje al que defiende. Su voz de bajo muestra aquí un timbre bellísimo y uniforme, sin entubamientos ni cambios de color en los terriblemente exigentes descensos al grave que exige el papel. Además, es el suyo un Sarastro humanísimo, muy lejos de aquellos otros intérpretes que conciben al sabio sacerdote como si fuera una especie de autómata inexpresivo. Lo dicho: un Sarastro redondo, que ya de por sí justifica el visionado de esta película. La lástima es que Östman no contara con Polgár para la posterior grabación en estudio. Es perfecto.
No puedo decir lo mismo, en cambio, de la Reina de la Noche de una apuradísima Birgit Louise Frandsen. Al margen de que la voz no da para mucho en un papel que exige cierta habilidad para la coloratura, debe plegarse a los aceleradísimos tempi de Östman en Der Hölle Rache, sin que el resultado sea convincente. Eso sí, todas esas prisas de la orquesta sirven para que los famosísimos fragmentos de coloratura de esa aria se asemejen a una especie de risa histérica y demoníaca. ¿Tenía Mozart esa intención al escribir? Tal vez. Desde luego es curioso. En el O zittre nicht, en cambio, el director ralentiza bastante toda la sección final si la comparamos con su propio registro en estudio (este último con Sumi Jo como Reina), sin duda para facilitar el trabajo de una cantante que aun así parece dar la impresión de verse sometida a todo un reto. Le doy el aprobado y nada más.
Mikael Samuelson tiene una voz fea, aunque desde el punto de vista visual es un Papageno idóneo, al que acompaña la histriónica Papagena de Birgitta Larsson. En cuanto a Monostatos, Magnus Khyle lo canta con una modesta voz a la que a veces incluso tapa la exigua orquesta. Sí que es muy bueno el Orador de Petteri Salomaa, y de hecho, creo que su escena con Tamino en el primer acto es uno de los puntos fuertes de toda la filmación. También funcionan espléndidamente las Damas y los Muchachos. Estos últimos pocas veces pueden resultar más encantadores que aquí.
Para cerrar la entrada, hay que decir que la calidad de imagen es modesta, más o menos como la de un VHS, aunque se ve bien. Precisamente creo que esta apariencia “antigua” da algo de encanto a la filmación.
Resumiendo, estamos ante un espectáculo que vocalmente ofrece un nivel medio –con excepción del sobresaliente Sarastro de Polgár– que resulta válido para producir un resultado disfrutable. Complementado el reparto con la eficaz dirección de la orquesta historicista y con lo curioso que resulta todo visualmente, el conjunto queda francamente muy bien. A mí me encanta esta Flauta.
7 comentarios:
Hace unos días, he regresado de Dresde de ver "La Flauta Mágica"( al menos eso ponía en el programa), aunque lo que realmente se vio allí, fue un espectáculo circense, como de jardín de infancia y una puesta en escena y vestuario como si lo hubiera diseñado Agata Ruiz de la Prada. Musica y vocalmente, para mi fue un desastre, por mucho que aplaudieran los alemanes.Quizá y seguro es que yo no entiendo...
Por esto agradezco este artículo tan estupendo que nos regalas, que aunque tenga sus pequeños peros, la puesta en escena me encanta y también suena muy bien.
Acabo de adquirir un DVD que todavía no he visto, de esta ópera, dirigido por Wolfgang Gonnenwein, grabado en directo en el Ludwigsburger Schlossteater (coro y orquesta de este teatro), sinceramente...no tengo ni idea de este director y esta orquesta.Quizá me puedas contar algo.
Perdona por este "rollo" tan largo.
Un saludo.
De Gönnenwein sólo recuerdo haber oido algo de su "Pasión según san Juan" en EMI, y hace un montón de años. De ese DVD puedo decirte que el Tamino del pobre Deon van der Walt puede ser estimable. Era un cantante con unos medios bastante buenos por el que siento mucha lástima. Le asesinó su propio padre hace unos años.
También puede ser curioso en ese DVD el Sarastro de Cornelius Hauptmann, que grabó con Norrington y Kuijken. Su Osmin en el "Rapto" de Gardiner me hace mucha gracia.
No tenía ni idea del terrible destino de van der Walt...!!que horror!!.
Como siempre con tu fantástica información de todas estas personas, que no conocía, ya tengo para "bucear" y descubrirles.Muchas gracias.
Al margen de esto, quiero mostrar mi tristeza por la muerte de Fernando Argenta, que tanto hizo por enseñar, de forma divertidísima a los niños, quienes eran Bach, Beeethoven, Mozart y tantos otros. Que descanse en paz.
Un saludo
Dices que la Reina de la Noche es "un papel que exige cierta habilidad para la coloratura", yo creo que es el máximo de la coloratura.
No conozco ninguna otra aria como esa, parece imposible que salga de un ser humano, y llegas a pensar que los compositores son a veces algo malvados.
Ayer en el Auditorio en Madrid , fantástico concierto con un Adam Fischer espléndido, simpático y generoso(nos ofreció dos fantásticas propinas).. Tuvimos a Haydn, sinfonía 101 y Pires nos ofreció el concierto para piano y orquesta nº2 (también muy generosa, ofreció propina) y para finalizar la "Júpiter".Me encanta esta sinfonía, no sé... me identifico mucho con ella.
Fue un concierto completísimo y muy bello.El auditorio enmudeció(no se oían ni toses, ni caídas de bolsos, etc).
Un saludo.
Gucki,
Debo confesar que nunca seguí "Clásicos populares", pero está claro que con Argenta se ha ido una persona que ha hecho un grandísimo trabajo por divulgar la música clásica en nuestro país. Me sumo totalmente a tu homenaje.
Y Fischer... un haydniano auténtico. El único junto con Dorati que ha llevado a buen puerto la tarea de grabar todas sus sinfonías. Comparto además tu admiración por la "Júpiter" de Mozart. El último movimiento, con ese contrapunto de cinco temas, es puro equilibrismo.
Gracias, como siempre, por tus comentarios.
Anónimo,
Ante todo, muchas gracias por comentar. En la Reina de la Noche el canto de agilidad es claramente muy lucido, difícil, y si se hace bien, agradecido para la cantante de cara al público. Pero en el barroco precedente se llevó a la coloratura a unos niveles aún más inhumanos que hacían que el público enloqueciera, y con razón, con sus divos. Un ejemplo:
http://www.youtube.com/watch?v=4yLsGL3J1VQ
Un saludo.
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