El año pasado escribí ampliamente sobre el Così fan tutte de Adam Fischer para el Festival de Salzburgo de 2009, comercializado en DVD (vara ver esa entrada, click aquí). Lo cierto es que aquél Così, pese a ser muy diferente, presenta algunos rasgos en común con el previamente grabado en Glyndebourne en mayo de 2006 que vamos a comentar por aquí. Ambos directores, Adam e Iván Fischer, son hermanos, y la pareja Fiordiligi-Ferrando está encarnada en ambas filmaciones por los mismos cantantes.
Sin embargo, si bien el Così salzburgués de Adam Fischer contaba con una contemporánea y divertida puesta en escena de Claus Guth, el de Iván en Glyndebourne ofrece lo contrario. La propuesta escénica de Nichola Hytner es puramente clásica y visualmente bellísima, sin tanto ánimo de sorprender al público visualmente como de ofrecer un espectáculo bello de estética cuidadísima. No hay, en realidad, muchos elementos ornamentales en el escenario, aunque tampoco se trata de una puesta en escena minimalista. Hytner parece entender que la trama del Così está relacionada exclusivamente con los asuntos del corazón y huye, por tanto, de la tentación de mostrar decorados ampulosos en exceso que nos distraigan de lo realmente importante. Hay en esta producción un idóneo y sabio punto intermedio entre lo discreto y lo ampuloso. También es muy destacable el inteligentísimo uso de la iluminación, a cargo de Paule Constable, que va declinando poco a poco a medida en que transcurre el día en el que acontece la acción.
Me parece igualmente meritoria la dirección escénica de los cantantes. De hecho, el DVD puede pausarse casi en cualquier momento y ofrecer una imagen visualmente bella. No hay demasiadas carreritas ni excesos para que el público se divierta, pero el resultado dista mucho de ser rígido o encorsetado. Este es un Così fan tutte extraordinariamente bien planteado en todos sus aspectos visuales, divertido sin caer en lo caricaturesco y teatral sin crear distancias entre los personajes de ficción y las personas de carne y hueso que conforman el público. En suma, es una producción preciosa filmada, además, con una gran calidad de imagen.
Musicalmente, la representación tiene cierta altura también, aunque el reparto no acaba de resultar realmente equilibrado. De la Fiordiligi de Miah Persson ya hablé en aquella entrada del año pasado acerca de la versión de Adam Fischer y aquí viene a estar en la misma línea. Fue en estas funciones de Glyndebourne en las que Persson interpretó el papel por vez primera, y se observa igualmente que su voz no tiene la extensión que demanda el papel y se desinfla en el exigente registro grave del Come scoglio. Esa limitación se aprecia nuevamente en el Per pietà (“che vergogna e orror mi fa”), en el que resulta en cualquier caso preferible, pues Persson canta esta aria de manera realmente conmovedora. Con independencia de estas carencias en su emisión, la voz resulta obviamente bella y muy musical y sabe cantar a Fiordiligi con gran sensibilidad. Está muy bien cantada. A su lado, palidece algo la más modesta, y sin embargo correcta, Dorabella de Anke Vondung. Esta última defiende dignamente su papel (mejor en el segundo acto), aunque, a mi modo de verlo, queda un escalón por debajo de Persson.
En cuanto a los soldados, viene a suceder un poco lo mismo. Luca Pisaroni es un Guglielmo espléndido en todos los aspectos, y resulta con mucho preferible al Ferrando de Topi Lehtipuu, un tenor de bastante fama hoy, sobre todo en los ámbitos barroco y mozartiano. El problema, y sobre esto ya he escrito, es que una cosa es cantar bien (que Lehtipuu lo hace) y otra muy distinta es tener una voz bella y privilegiada, cosa que le falta. Su timbre me resulta bastante falto de atractivo, aunque enfoca bastante bien el papel. Sólo hay que escuchar el tono gélido y cortante en el que entona el Sani e salvi.
Ainhoa Garmendia es, con todo, el miembro más débil del reparto. Su modesta voz de soubrette le permite defender airosa la parte de Despina, aunque sin brillo. Justita, justita. Nicolas Rivenq, por su parte, tiene una voz clara y lírica que funciona bien para Don Alfonso, ese papel tan esencial en la obra y que, paradójicamente, canta tan poco.
Al frente de la Orchesta of the Age of Enlightenment, de instrumentos originales, se sitúa, como antes decía, un Iván Fischer que hacía su debut en Glyndebourne con este Così. Opta en general por tempi moderados, a la manera de lo que en sede historicista hizo, por ejemplo, un Gardiner y distanciándose de la premura, a veces excesiva, de, por poner otro caso, Östman. ¿Una posible pega? Que se omita el dueto Al fato dan legge.
El doble DVD incluye unos breves extras de entrevistas a Fischer, Hytner y a los cantantes.
Con toda probabilidad es una de las opciones más interesantes para hacerse con un Così en DVD. Tiene un reparto que, con sus cosas, no deja de hacer bien su trabajo, a una orquesta historicista en el foso que cumple perfectamente con su cometido y una producción escénica bella, clásica e inteligente y muy bien filmada.
Vale la pena.
2 comentarios:
Pues estoy muy de acuerdo con tus apreciaciones, salvo en la Dorabella, que a mí me gustó bastante más que a ti. Como curiosidad, aquí va lo que yo mismo escribí hace años sobre este DVD. Saludos desde la Sierra de Segura.
http://flvargasmachuca.blogspot.com.es/2008/10/el-extraordinario-cos-de-nicholas.html
Gracias, Fernando. No había leído tu interesante entrada.
Publicar un comentario