La ópera está de luto. A sus 104 años, parecía que siempre íbamos a tener entre nosotros a la gran Magda Olivero, soprano clásica de entre las clásicas dotada de una de las voces más emblemáticas de la historia de la ópera, con esa técnica suprema y ese vibrato suyo tan característico y personal. “Histórico” es
un buen calificativo para referirse al fenómeno Olivero, pues no solamente ha destacado esa gran señora como artista exquisita, sino que ella misma se ha ganado un hueco en la propia historia de la creación musical convirtiéndose en la genuina Adriana Lecouvreur. Creo que es tanto lo que le debemos a ella los que amamos a la ópera que el sentimiento que impera hoy es más el del agradecimiento que el de la tristeza.
Gracias, Magda.
1 comentarios:
Si, que pena, parecía que iba a ser eterna
Otra grande que se nos va este año.
Descanse en paz
Un saludo
Gucki
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