Francesco Molinari-Pradelli (dir.); Renata Tebaldi (Manon Lescaut); Mario del Monaco (Des Grieux); Mario Boriello (Lescaut); Fernando Corena (Geronte di Ravoir); Piero de Palma (Edmondo); Luisa Ribacchi (Músico); Adelio Zagonara (Maestro de baile), Antonio Sacchetti (Posasero / Sargento); Angelo Mercuriali (Farolero); Dario Caselli (Capitán). Orchestra e Coro dell’Academia di Santa Cecilia, Roma. DECCA 2 CD.
De entre las grabaciones discográficas de Manon Lescaut, la versión de Molinari-Pradelli ha gozado siempre de merecida popularidad gracias a un reparto lleno de grandes estrellas y a una dirección cuidada y sensible. Molinari-Pradelli muestra de hecho refinamiento y transparencia en la dirección de la orquesta, aunque sin llegar a alcanzar, por otra parte, la intensidad y hondura expresiva de un Sinopoli, para mí insuperado en esta ópera.
En cualquier caso, la presencia de Renata Tebaldi en el papel protagonista es
para mí argumento más que suficiente como para conocer esta grabación. Ante todo tenemos aquí un ejercicio de exquisita musicalidad e interpretación teatral en el que predomina la contención dramática, lo que no debe confundirse con frialdad. De hecho, pienso que todos los que duden de la capacidad de la voce d’angelo para sonar cándida y juvenil deberían escuchar el presente registro para descubrir a la gran intérprete que fue Tebaldi. Con Des Grieux tenemos, por otra parte, un ejemplo de libro de las grandes virtudes y defectos imputables a Mario del Monaco. Pocas voces ha habido en la historia de la ópera grabada más privilegiadas en cuanto a potencia y squillo, pero en contrapartida su pobreza expresiva resulta evidente. Tosco y permanentemente en forte, la marcialidad y aridez de sus lecturas encaja claramente mejor con la figura de un Otello furioso y vengativo que con la de un jovencito enamorado. Del Monaco hace un retrato de brocha gorda de Des Grieux, luciendo, como siempre, un cañón de voz y un enfoque muy masculino alejado (¡demasiado!) de sutilezas. Se echan en falta humanidad y calidez, aunque su dramatismo desesperado del final de tercer acto resulta loable.
para mí argumento más que suficiente como para conocer esta grabación. Ante todo tenemos aquí un ejercicio de exquisita musicalidad e interpretación teatral en el que predomina la contención dramática, lo que no debe confundirse con frialdad. De hecho, pienso que todos los que duden de la capacidad de la voce d’angelo para sonar cándida y juvenil deberían escuchar el presente registro para descubrir a la gran intérprete que fue Tebaldi. Con Des Grieux tenemos, por otra parte, un ejemplo de libro de las grandes virtudes y defectos imputables a Mario del Monaco. Pocas voces ha habido en la historia de la ópera grabada más privilegiadas en cuanto a potencia y squillo, pero en contrapartida su pobreza expresiva resulta evidente. Tosco y permanentemente en forte, la marcialidad y aridez de sus lecturas encaja claramente mejor con la figura de un Otello furioso y vengativo que con la de un jovencito enamorado. Del Monaco hace un retrato de brocha gorda de Des Grieux, luciendo, como siempre, un cañón de voz y un enfoque muy masculino alejado (¡demasiado!) de sutilezas. Se echan en falta humanidad y calidez, aunque su dramatismo desesperado del final de tercer acto resulta loable.
Los secundarios funcionan muy bien, en general. Boriello es un competente Lescaut, y Piero de Palma hace una lectura verdaderamente exquisita del breve papel de Edmondo. El problema está en el Geronte de Corena, cantado feamente en su línea habitual, si bien es cierto que he visto hacer cosas peores con ese personaje. La toma de sonido es estupenda.
En suma, creo que si bien esta grabación no se sitúa exactamente a la cabeza de la discografía de Manon Lescaut, se queda bastante cerca. Que una de las cosas más discutibles de ella tenga por nombre Mario del Monaco –uno de los más grandes cantantes de la Historia– indica claramente cuál es el nivel altísimo en el que nos desenvolvemos.
2 comentarios:
Pablo, muchísimas gracias.La verdad es que siempre me haces ver cosas que a mí se me escapan y me resulta muy interesante apreciar todos estos detalles que cuentas en tus artículos.
También tengo que mencionar la Manón Lescaut de Sevilla.A mi me gustó y emocionó.
Un saludo y de nuevo gracias.
A mí también me gustó lo que hizo Arteta en Sevilla. Y la puesta en escena, que partía de la original, era curiosa. Un saludo.
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