Si no me falla la memoria, hasta anoche la última vez que había visto en vivo al tenor José Bros fue durante las representaciones de La favorite del Maestranza en el año 2009, de las que escribí en este blog, por entonces recién creado. Recuerdo que hizo un muy notable Fernando en aquella ocasión –el papel se las trae– y aunque volvió al coliseo sevillano posteriormente en algunas representaciones de zarzuela yo no volví a verle. Hasta anoche. Ayer dio un recital que no quise perderme y que tuvo una espléndida recepción por parte del público, que pese a llenar el teatro aproximadamente hasta la mitad dispensó a Bros muchos gestos de cariño (bravos, aplausos sin terminar, exclamaciones espontáneas...).
El programa era muy variado, y por ende, muy atrevido, pues tocaba muchos palos distintos y exigía de unas dotes interpretativas bastante camaleónicas por
parte del cantante para mantener un nivel de calidad uniforme y sin altibajos. Así, la primera mitad fue exclusivamente italiana, y en ella se alternó la canción popular con los fragmentos de ópera belcantista decimonónica. A nivel personal me gustó más en las canciones (estuvo realmente espléndido en la “Musica proibita” de Gastaldon), aunque es de justicia decir esa primera mitad terminó a un nivel altísimo con un muy notable “Tutto parea sorridere” del Corsaro verdiano.
parte del cantante para mantener un nivel de calidad uniforme y sin altibajos. Así, la primera mitad fue exclusivamente italiana, y en ella se alternó la canción popular con los fragmentos de ópera belcantista decimonónica. A nivel personal me gustó más en las canciones (estuvo realmente espléndido en la “Musica proibita” de Gastaldon), aunque es de justicia decir esa primera mitad terminó a un nivel altísimo con un muy notable “Tutto parea sorridere” del Corsaro verdiano.
En la segunda mitad hubo dos partes bien diferenciadas: ópera francesa y zarzuela. A mi modo de verlo, fue inteligente Bros dejando la zarzuela para el final. Siempre es especialmente braveada por el público sevillano, y el nivel de fuerza e implicación me pareció también superior. Por ejemplo, el célebre “Pourquoi me reveiller” del Werther estuvo impecablemente bien cantado, aunque quizá falto de una más necesaria hondura psicológica y patetismo. Sin duda, en una representación completa de esta ópera y puesto en situación el resultado debe ser aún mejor. De propina regaló el “No puede ser” y “Granada”, y el público, claro está, braveó a rabiar.
Buen concierto, en suma, con un programa atrevido por lo variado y exigente para el cantante. Y no puedo dejar de señalar también en esta entrada el estupendo acompañamiento pianístico de Marco Evangelisti, que contribuyó en mucho al éxito de anoche.
Programa
I
Francesco Paolo Tosti (1846-1916)
Vorrei morire
L’ultima canzone
Gaetano Donizetti (1797-1848)
"Una furtiva lagrima” de L’elisir d’amore
Ruggero Leoncavallo (1857-1919)
Mattinata
Stanislao Gastaldon (1861-1939)
Musica proibita
Francesco Cilea (1866-1950)
“È la solita storia del pastore" de L’Arlesiana
Luigi Denza (1846-1922)
Occhi di fata
Vieni
Giuseppe Verdi (1813-1901)
“Tutto parea sorridere” de Il Corsaro
II
Jules Massenet (1842-1912)
Ouvre tes yeux bleus
"Pourquoi me réveiller" de Werther
Gabriel Fauré (1845-1924)
Après un rêve
Charles Gounod (1818-1893)
"Ah, leve-toi soleil de Romeo et Juliette
Federico Moreno Torroba (1891-1982)
"De este apacible rincón de Madrid" de Luisa Fernanda
Jacinto Guerrero (1895-1951)
"Mujer de los negros ojos" de El huésped del sevillano
Amadeo Vives (1871-1932)
"Por el humo se sabe donde está el fuego" de Doña Francisquita
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