Por fin asistí ayer a la Butterfly del Maestranza, y como tengo por costumbre últimamente, lo hice sin leer demasiadas críticas ni comentarios de antemano que pudieran predisponerme en ningún sentido. Yo ya conocía el montaje de Mario Gas con la escenografía de Ezio Frigerio, que recuerdo haber visto por televisión una noche de verano de hace ya unos cuantos años con Gallardo-Domâs como protagonista y Domingo a la batuta en el Real. El escenario se transforma en un plató de cine antiguo por el que deambulan, con discreción y sin molestar visualmente, cámaras y operarios. La filmación que obtienen presuntamente con sus cámaras se proyecta en blanco y negro encima del escenario, sobre los subtítulos, de modo que los anteojos no son necesarios con esta producción. Lo cierto es que esta idea de convertir la ópera en una filmación tiene tanto que ver con Madama Butterfly como con Aida, Don Giovanni o cualquier otra ópera, pero el resultado es simpático. Resulta curioso, además, cómo se huye en esta producción del consabido colorismo oriental y exótico con el que suelen representarse las óperas de este tipo. De hecho, todo resulta bastante oscuro a la vista. Por cierto, hablando de Don Giovanni, todavía guardo un infausto recuerdo de aquél bochornoso montaje de Mario Gas que se ofreció en Sevilla en la temporada 2007-2008 del Maestranza, con el Comendador convertido en una especie de zombie mafioso escoltado por fantasmas de gángsteres que no conseguían arrastrar al protagonista hasta el infierno. Pero ese no es el tema.
El reparto. No me molestó en absoluto el vibrato de Svetla Vassileva como Butterfly (así lo he leído en alguna crítica de otras funciones), que incidió sobre todo en la faceta infantil y cándida del personaje. Su visión de Cio-Cio-San sería más madura y sólida con un pelín más de garra en el lado dramático del personaje, en el que el espectador debe sentirse realmente compungido por mucho que la tragedia se viera venir desde el principio. Esto se observó claramente en la escena de la carta, iniciada espléndidamente por la búlgara con sus infantiles interrupciones al cónsul, encarnado aquí por un sólido Ángel Ódena, pero falta al final de la necesaria fuerza dramática con la que culmina el Ah! No! Questo mai! Omitió, como es práctica habitual, el casi imposible agudo final del Ancora un passo or via. Teatralmente estuvo excelente.
El que no me convenció para nada fue el Pinkerton de Héctor Sandoval, que sonó a veces engolado y apurado en el registro alto. Firmó, eso sí, una notablemente ejecutada Addio fiorito asil. De los secundarios, al margen del antes referido Sharpless de Ódena, quien realmente destacó con brillantez fue una espléndida Marina Rodríguez-Cusì como Suzuki. Probablemente, fue lo mejor del reparto. La voz sonó espléndida, bien timbrada, y corrió mejor por el teatro que la de Vassileva, a quien también supera en dicción. También estuvieron a un nivel espléndido los otros secundarios, y de manera especial Mikeldi Atxalandabaso como Goro y Fernando Radó como un imponente y muy colérico Bonzo.
El Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza estuvo a un nivel absolutamente soberbio desde el jaleo desenfadado de la escena de la boda hasta un estremecedor coro a bocca chiusa, con el posterior “sueño” de Butterfly. Al frente de la ROSS, Pedro Halffter haciendo lo que mejor se le da, que es Puccini. Eso ha quedado claro en los últimos años y ha vuelto a ratificarse en la presente temporada. Halffter no busca aquí el mero espectáculo ni ninguna cuestionable tendencia a buscar la originalidad, ni tampoco muestra muchos de los defectos que podemos encontrarle en otro tipo de repertorio. Aquí sabe muy bien lo que se hace y dirige con pasmosa delicadeza el célebre y hermosísimo dúo final del primer acto o la antes referida escena de la carta. Su tendencia general fue la de emplear tempi lentos, aunque aceleró mucho y forma un poco incomprensible en el momento de la boda (Tutti zitti!).
En conclusión, un muy buen cierre de temporada –aún falta Cristóbal Colón en versión concierto– que hace albergar buenas expectativas para el año que viene, que no pinta nada mal.
Tres notas tontas:
PS1: Tras el suicidio de la protagonista, se proyectaron nuevamente las palabras de Pinketon en el primer acto “Dovunque al mondo”, a modo de “recordatorio” para el público. Es curioso que se haya hablado de racismo contra los japoneses en esta obra cuando son los estadounidenses los que, en mi opinión, quedan realmente mal.
PS2: Encargados de vestuario de casi cualquier montaje de Madama Butterfly. Un obi no es un kimono. Ni un velo de novia. Es el largo “cinturón” de tela que sujeta el kimono a la cintura. Puede medir varios metros y se anuda a la espalda, por lo que una sola persona no puede colocárselo. Esta y no otra es la prenda que debe traer Suzuki a Butterfly cuando esta se dispone a esperar a Pinkerton, por lo que la ex geisha nunca debería aparecer llevando ropas occidentales en el segundo acto, como se acostumbra. El libreto lo impide y tampoco hay que ser ningún experto en cultura japonesa para enterarse de estas cosas.
PS3: Descubrimiento de hace unos meses: en japonés, mariposa se dice “cho-cho”. Muy gracioso, sí, pero entonces es lógico que la protagonista, que se cree americana, se refiriera a sí misma en inglés, de modo que Cio-Cio-San (Cho-Cho-San) es exactamente “Madama Butterfly”. Curioso.
Fotografías: http://julio-rodriguez.blogspot.com.es/
3 comentarios:
Esta Butterfly de Gallardo-Domás, con Domingo en el Real que comentas, tuve la suerte de verla en el teatro y me pareció muy original su puesta en escena y también me gustó vocal y musicalmente, como también me gustó mucho un montaje que ví en el auditorio de El Escorial, en donde el niño es sustituido por una marioneta(la marioneta consiguió emocionarme???), pero reconozco que soy una fanática de esta ópera.
Un saludo.
A mi me gustó Gallardo Domás, pero el Pinkerton (creo que era Carl Tanner)... pues no.
La producción de la marioneta es la de Minguella, y está en DVD desde hace un par de años con las funciones del Met de 2008. Como lo tengo desde hace varios meses, había pensado comentarlo por aquí como parte de mi discografía recomendada de "Butterfly". Pero antes quiero hablar al menos de las grabaciones de Scotto.
Pues tienes toda la razón, ahora que me acuerdo Pikerton no estuvo a la altura.Le ví muy forzado, pero
disfruto tanto de esta ópera, que suelo perdonar todos los fallos de músicos y cantantes.!!que le voy hacer!!
Un saludo
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