Alberto Erede (dir.); Renata Tebaldi (Cio-Cio-San); Giuseppe Campora (Pinkerton); Nell Rankin (Suzuki); Giovanni Inghilleri (Sharpless); Piero de Palma (Goro); Melchiorre Luise (Yamadori); Fernando Corena (Bonzo), Gianna Diozzi (Kate). Coro e Ochestra dell’Accademia di Santa Cecilia, Roma. DECCA 2 CD.
De las dos grabaciones de estudio que nos dejó Renata Tebaldi de Madama Butterfly, la primera, dirigida en 1951 por Alberto Erede, es apenas conocida en comparación con la merecida fama del posterior registro de Serafin. Cierto es que esta última grabación resulta más redondeada tanto en lo que concierne al reparto como a la dirección, pero la vieja grabación de Erede no resulta a mi entender totalmente exenta de interés. Para empezar por lo más obvio, tenemos a una maravillosa Renata Tebaldi en un estado vocal idóneo para abordar el papel principal. Tal y como ocurrirá después en su segunda grabación, el enfoque que Tebaldi ofrece de Butterfly es mucho más maduro desde el primer momento de lo muchas veces acostumbrado. “Matronal” es una palabra que suele aplicársele, con acierto. La Butterfly de Tebaldi se parece más a una joven sufriente que a una chiquilla desengañada, y por tanto, no hay aquí una evolución psicológica del personaje tan acentuada como en los casos de Callas, Scotto o Freni. Tebaldi es más “estable” y “uniforme” en su concepción del personaje, lo cual constituye -¿por qué no?– una opción interpretativa interesante y muy aceptable. Lo que no resulta ni muchísimo menos tan aceptable son las risotadas y los pucheritos que se le escuchan a lo largo de la grabación, y que eran tan propios de la época. De hecho, el único recurso verdaderamente infantil del que se vale la Tebaldi para mostrarnos la ingenuidad del personaje es el de ofrecer alguna carcajada que personalmente considero irritante y molesta. Hasta dos veces se ríe abiertamente de Yamadori pese a la brevedad de su escena (luego lo hará una tercera cuando diga aquello de “E Yamadori coi suoi languori”), con lo que a mí, personalmente, me transmite la idea de ser una chiquilla más maleducada que ingenua. También me sobran todas esas lagrimitas del “Come una mosca prigionera”.
Pero si obviamos estas exageraciones y licencias y nos quedamos con lo más importante, que es el canto, no hay que ser muy despierto para percibir que lo que hace Tebaldi es muy bueno. A título personal diré que pocas veces puede encontrarse la escena del avistamiento del barco de Pinkerton (“Una nave da guerra”) de modo más convincente que aquí. Tebaldi resulta brillante a la hora de transmitir el nerviosismo y la ansiedad inicial para pasar a la posterior explosión de júbilo al leer el nombre del barco. Estupenda.
La gran protagonista de la grabación es indiscutiblemente Tebaldi, aunque justo es decir que encuentra a un Pinkerton adecuado en Giuseppe Campora, que me parece un intérprete bastante reivindicable. El resto del reparto (la Suzuki de Nell Rankin, el logrado Bonzo de Fernando Corena o el correctito Yamadori de Melchiorre Luise) es adecuado sin especiales alardes. A mi entender, es Giovanni Inghilleri quien resulta claramente insuficiente como Sharpless. No es la suya una mala voz, pero su línea de canto, con un descarado uso a veces de los portamenti, deja bastante que desear en términos de estética. Incluso llama la atención el que tratándose de una grabación en estudio, la voz parezca estar a punto de romperse al ascender en el “Credulo cor”. Y su forma de pronuciar “Butterfly” (literalmente “Beterfly”) resulta de lo más extraña.
Muy bien, por último, Piero de Palma en su papel de casamentero, que repetiría también con acierto posteriormente en la aclamadísima grabación de Renata Scotto con Barbirolli de la que hablamos aquí.
El principal lastre de este registro, por encima de algún exceso teatral de Tebaldi y de unos secundarios sin especial brillo, es la dirección de Alberto Erede, un director al que se le critica, no sin razón, el ser demasiado plano y aburrido. En el aspecto técnico, el trabajo de Erede es muy correcto con la salvedad del “O amico fortunato”, en el que las voces y la orquesta acaban formando un barullo. En el ámbito de lo expresivo, su labor al frente de la orquesta resulta insulsa, falta de tensión y de peso dramático, como si el papel de la orquesta se limitase sin más a servir de “fondo” a las voces sin tener mucho que decir en el curso de los acontecimientos. Falta chispa, pathos, teatro.
La grabación, que distribuye la casa DECCA, ofrece una calidad de audio muy aceptable siempre que tengamos en cuenta los muchos años transcurridos.
6 comentarios:
Desconocía esta versión.Sí he oído muchas veces la de Serafín, y me gusta. Tebaldi es maravillosa, pero creo que Cio- Cio-San no es el papel de su vida, no porque no lo cante bien, pero en mi humilde opinión, su fantástica voz no tiene el mátiz de inocencia que requiere esta interpretación.
Haré por oír esta versión de Erede.
Un saludo.
Gucki
La grabación de Serafin es más redonda que esta de Erede, pero para los muchos admiradores de la gran Renata Tebaldi puede tener también su punto de interés. Aunque solo sea por ella.
Sí que es cierto que el enfoque tebaldiano es menos cálido y más "adulto", por expresarlo de algún modo, que el que se acostumbra, pero eso tampoco lo veo como un defecto. Es "su" Butterfly, aunque personalmente prefiera a Freni o a Scotto.
Saludos
Descanse en paz Piero de Palma.
Te comento:en un concierto hoy en el auditorio, he descubierto un compositor, Mieczyslaw Karlowicz.La obra: Canciones Eternas Op. 10, me ha gustado muchísimo, voy a investigar a este compositor, aunque no creo que le diera tiempo a componer mucho, pues solo vivió 33 años..En este mismo concierto, atención al joven(26 años) violinista Alejandro Bustamente...fantástico.
Un saludo.
No conozco a Karlowicz, así que gracias por la recomendaicón. Y habrá que estar pendiente de Bustamente. Un saludo.
Me parece muy acertado su comentario al nombrar la Butterfly de mi amada Renata como una "joven sufriente"... es que no es para menos... la trágica muerte de su padre y la esforzada vida que le ha tocado vivir posterior a ello (con tan sólo 15 años!!!) no pueden ser cantados como el de una chiquilla ingenua... personalmente prefiero su abordaje psicológico por sobre cualquier otra en este rol... de hecho, detesto esta ópera y sólo puedo escuchar fragmentos cantados por Renata. Algo que no tolero es, justamente, el infantilismo en el que caen casi todas las intérpretes (incluyendo, por supuesto, a la Callas). Pero cabe decir que soy un eterno enamorado de la Tebaldi, razón por la cual mis opiniones sobre ella carecen de objetividad...
Saludos
Bueno, una de las cosas positivas de que haya tantas grabaciones de esta ópera es que uno siempre va a encontrar un enfoque que le guste. A día de hoy, las Butterfly que más me gustan son las que buscan un equilibro, un punto intermedio, entre la seriedad de Tebaldi y el exceso de infantilismo. Y también me repelen especialmente en esta ópera los excesos "veristas" (gritos, risas, llantos) que rompen para mí totalmente la atmósfera. Vamos, que actualmente tiendo a disfrutar especialmente de enfoques como el de Victoria de los Ángeles o Mirella Freni. Saludos.
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