Sir John Eliot Gardiner (dir.); Anthony Rolfe Johnson (Orfeo); Julianne Baird (Euridice); Lynne Dawson (La Musica); Anne Sofie von Otter (Messagiera); Nancy Argenta (Ninfa); Mary Nichols (Speranza); John Tomlinson (Caronte), Diana Montague (Proserpina); Willard White (Plutone); Mark Tucker, Nigel Robson, Michael Chance, Simon Birchall (Pastori); Howard Milner, Nicholas Robertson (Spiriti). The Monteverdi Choir. The English Baroque Soloists. His Majesties Sagbutts & Cornetts (instrumentos originales). ARCHIV 2 CD.
Que la forma en la que se ha abordado Monteverdi en el marco de la corriente historicista ha variado con los años es un hecho indiscutible. Un buen ejemplo de ello lo encontramos en este Orfeo grabado por John Eliot Gardiner en 1987. El trabajo del director británico al frente de sus habituales English Baroque Soloists es impecable desde cualquier punto de vista, pero este Monteverdi tan british por decirlo de algún modo, guarda poca relación con el carácter más “mediterráneo” con el que la mayoría de los directores suelen revestir a estas obras en nuestros días. ¿Es esto un defecto? No necesariamente. Pese a los años transcurridos, sigue pareciéndome una lectura interesante de la obra, por mucho que hoy pueda resultar algo fría por momentos a nuestros oídos. Creo que ha resistido mejor el curso de los años que otras grabaciones clásicas tipo Harnoncourt.
Gardiner decide entregarle el papel protagonista a un tenor y no a un barítono. Aunque la opción del barítono es posiblemente la más frecuente, no está claro el tipo de voz para el que escribió Monteverdi, por lo que Gardiner, al igual que haría posteriormente Emmanuelle Haïm, opta por subir la obra de tono y convertir a Anthony Rolfe Johnson en el desdichado Orfeo. Fue este un tenor que demostró inteligencia al centrarse principalmente en el campo barroco, que es en donde probablemente más tenía que ofrecer, por encima de cualquier otro repertorio. La voz es melosa y agradable y resuelve bien todos los pasajes de coloratura. ¿Un defecto? Aun a riesgo de ser lapidado por sus muchos defensores, creo que Rolfe Johnson pudo ser muchas veces más expresivo de lo que fue. A veces da la sensación de ser tan impecablemente correcto en lo técnico como lánguido en lo expresivo. Su Orfeo es bueno, como la mayoría de lo que hizo, y sabe sacar muy bien partido del trascendental “Possente spirto”. Probablemente era la mejor opción en 1987 para hacer un Orfeo tenor, y a día de hoy sigue resultando muy válido.
El reparto, por lo demás, se nutre de un buen puñado de cantantes conocidos en este repertorio. Anne Sofie von Otter se hace cargo del breve papel de mensajera y Nancy Argenta es la ninfa. Por su parte, John Tomlinson, con ese timbre oscuro, resulta muy efectivo como Caronte. Entre los pastores tenemos también a un popular contratenor, Michael Chance, que ha grabado bastante con Gardiner. El resto cumple con idéntica solvencia, y Julianne Baird merece una mención especial por su muy bien abordado prólogo.
El Monteverdi Choir es, como siempre, un punto fuerte de la grabación. Para mí es probablemente la mejor formación vocal que existe en este repertorio y está espléndido en todas sus intervenciones.
El reparto, en suma, es sólido y la dirección irreprochable en los aspectos técnicos. Cosa distinta es que hoy estemos acostumbrados a un Monteverdi menos rígido, pero esa es una de las cosas más bonitas de la ópera: la posibilidad de que una misma obra sirva cada vez como vehículo de expresión de sensaciones y emociones que a veces pueden resultar sorprendentemente diferenciadas. Es un muy buen Orfeo.
9 comentarios:
Tal vez Garrido sea más colorido y contrastado, con una orquesta superlativa pero me resulta una hermosa versión la de Gardiner.
Pedro
Pues tienes buen gusto, Pedro. El "Orfeo" de Garrido es a día de hoy (y desde hace tiempo) mi grabación de referencia.
No conozco la de Garrido, pero me habéis animado a conocerla.
Yo vi hace años en el Real el Orfeo de Christie y Pizzi con Les Arts Florisants.A mi me gustó muchísimo, además tuve la gran idea de coger butaca de patio, fila 1 pasillo y tuve a Orfeo danzando a mi lado y a la orquesta con instrumentos de época y vestidos también de época(Christie con una capa roja), muy cerquita, pues no hubo foso.
Un saludo.
Gucki, ese Orfeo del Real fue genial. Yo no tuve la suerte de estar allí, pero se emitió por el cine y fui a verlo. Luego salió en DVD y lo comenté aquí:
http://elpatiodebutacas.blogspot.com.es/2010/12/lorfeo-henschel-schiavo-prina-christie.html
Llego del Real de ver Don Giovanni...creo...La música si era de esta ópera, pero el resto, pura invención de este Tcherniakov, que debe ser muy amigo de Mortier, pues ya es la segunda ópera que dirige esta temporada...tal para cual.Al final pocos aplausos , algún pito y durante,"pitos y vale ya".Voy a salvar a las chicas que a mí me han gustado.Seguro Pablo que tú como "devoto" de Mozart,hubieras sacado muchas mas conclusiones.
Un saludo.
Que casualidad, acabo de leer el blog de "ya nos queda un día menos" y he coincidido con él en el Real.Que bien ha narrado lo que allí ha pasado, porque aunque yo no tengo ni idea de técnicas vocales y musicales, me siento muy identificada y efectivamente lo mejor de la noche la conferencia de Jose Luis Téllez.
A mi me encanta este Orfeo de Gardiner, encuentro las voces muy ajustadas, seguramente no tiene nada que ver con el que se ofreció en la época de Monteverdi, tampoco creo que el de Garrido tenga mucho que ver. Pero ni el de Garrido ni ningún otro. El caso es que conocí la ópera con Gardiner y me hice a ella en esta versión y eso siempre tira.
Gucki, me alegra que Fernando y tú esteis de acuerdo en vuestras apreciaciones sobre ese "Don Giovanni". Lo cierto es que yo nunca salgo de Sevilla para ver espectáculos. A ver si en el futuro la cosa cambia.
Exacto, Maac, también fue mi primer Orfeo y por eso, incluso al margen de sus méritos musicales, le tengo mucho cariño.
Fíjate si es así que incluso recuerdo el día de la compra pese a que han pasado un montón de años. Fue en unos conocidos grandes almacenes y el dependiente que me atendió no retiró bien la pegatina de la alarma, así que pitó cuando llegué a la salida. Seguro que yo fui el primer y el único "ladrón" de óperas que haya visto ese segurata en su vida...
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