Resulta curiosa la decisión del Teatro de la Maestranza de presentar Cavalleria rusticana sustituyendo a I pagliacci, su complemento habitual, por una ópera nunca antes representada en España: Šárka, de Leoš Janáček. Asistí ayer y esta ha sido la primera vez que he ocupado una butaca del Maestranza sin conocer prácticamente nada de la ópera que iba a ver representada. Ni siquiera el argumento. Tan sólo sabía el título y el autor, con cuya música no estoy en absoluto familiarizado. Pues bien, me gustó Šárka. Me pareció un descubrimiento agradable a la par que interesante, aunque tampoco salí dando brincos al descanso. Soy de esas personas que necesitan de varias escuchas para hacerse una idea madura de la obra –a menudo me sucede que obras que inicialmente se me hacían un tostón terminan enganchándome así– y por ello voy a hacer dos cosas: la primera es agradecer, como aficionado, al Maestranza que en estos tiempos de crisis sea capaz de apostar por traer novedades, compaginándolas con el repertorio que podemos considerar “tradicional”. Šárka y Cavalleria rusticana forman sin duda un extraño tándem, pero constituyen un buen ejemplo de sano equilibro entre lo típico y bien conocido y lo innovador y arriesgado. La segunda cosa que voy a hacer, simple y llanamente por sentido de la honradez, es abstenerme de hacer demasiadas valoraciones sobre la interpretación de una obra que no conozco. La ROSS ha estado dirigida por Santiago Serrate, cuya presencia en el podio se anunció hace no muchos días por internet después de que Stefano Ranzani cancelase por enfermedad. Y debo decir que a mí me gustó la orquesta, aunque como digo, tendría que conocer bien la obra de antemano para poder determinar con un mínimo de criterio si lo escuchado anoche en Sevilla es o no una notable interpretación de la obra. El coro resultó espléndido en todo momento, y no percibí que estuviera incómodo en absoluto como se ha escrito en la prensa a cuento de la primera representación. Quizás el resultado haya ido mejorando estos días, o quizá simplemente los espectadores tenemos percepciones diferentes de lo mismo.
Al margen de estas cuestiones, yo creo que la experiencia de ver una obra de estreno como esta (que guste más o guste menos no merece estar olvidada en un cajón) justificaba ya la asistencia. Además, me gustó mucho vocalmente Christina Carvin, que incluso a nivel teatral convencía como una amazona con sus ademanes casi masculinos. Más discreto resultó el resto: es cierto que Roman Sadnik, tenor de cuya existencia he sabido ahora mismo, estuvo por debajo del nivel de su compañera como Citrad. La prensa le ha vapuleado tras el estreno (ver aquí), aunque lo que escuché anoche no me ha parecido tan terrible. No estuvo a la altura de Carvin, pero al menos el centro es homogéneo y la voz no es fea. Vamos, que iba preparado para que me sangrasen los oídos, que era casi lo que me esperaba después de leer la prensa, y no fue así. Y ya puestos, a mi me resultó bastante correcto Mark S. Doss como Pfemsyl, de voz agradable aunque quizá de excesivo vibrato.
A nivel escénico, nada que destacar. Esta producción de Ermanno Olmi para La Fenice veneciana es realmente muy oscura y carece de ningún elemento escénico que resulte atractivo. Además, todo resulta bastante estático, especialmente la presencia del coro, distribuido a ambos flancos del escenario, de modo que la sensación de inmovilidad se hacía más que evidente.
Tras el descanso, en el que oí palabras elogiosas para Šárka por parte del público, llegó Cavalleria rusticana. No mejoró demasiado la cosa escénicamente: la iluminación se hizo notar (algo es algo), pero todo el escenario pasó a convertirse en una especie de descampado desolado, en cuyo suelo se alzó (gracias a unas poleas y a dos grandes escaleras de tijera) una enorme cruz construida con elementos del decorado de Šárka. No soy lector de George R. R. Martin, pero creo que mi hermano la describió más que acertadamente cuando dijo que se asemejaba al trono de hierro. O sea, que era fea de narices. Lo cierto es que supongo que la cruz de marras, así como la presencia de una corona de espinas igualmente enorme, vendría a recordarle al público el hecho de que el argumento transcurre durante la Pascua de Resurrección. Vamos, que la cruz no desempeña realmente el menor papel en la acción. Es como si en Werther ocupáramos el escenario con un gigantesco muñeco de nieve tan sólo por el hecho de que transcurre en Navidad.
Pero si en Šárka resultaba al menos atractiva la idea de asistir por primera vez a esa ópera, en el caso de Cavalleria también había un elemento de peso que no defraudó: Dolora Zajick. Ya pudimos verla en Sevilla en el Don Carlo de hace un par de años (click aquí) y anoche no sólo no defraudó, sino que como era previsible se hizo totalmente con la función. Tuvo un Turiddu en José Ferrero que me pareció muy bien cantado (y conste además que he leído que al menos en la primera representación estuvo enfermo), mientras que la Mamma Lucia de Viorica Cortez estuvo próxima a lo calamitoso. Mucho más, dicho sea de paso, que Sadnik, que es quien se ha llevado la mayor parte de los palos estos días. Sólo en el centro conserva (al menos ayer) la voz algo de belleza, moviéndose el resto entre abruptos cambios de color y sonidos forzados. Pero allí estaba Zajick para salvar los muebles y dejar un grato recuerdo. Fue muy ovacionada por el público, que quizás percibió, como yo, que su presencia anoche fue determinante para equilibrar el interés de esta Cavalleria rusticana respecto del estreno de Šárka.
Fotografías: http://julio-rodriguez.blogspot.com.es/
4 comentarios:
Me autocomento para decir que he modificado este post eliminando su parte final, en la que expresaba mi perplejidad tras la lectura de alguna crítica aparecida en la prensa con algún elemento un tanto fuera de tono.
Prefiero limitarme a escribir de música en lugar a dedicarme a sacar a la luz estas cosas. A fin de cuentas, el árbol se conoce por sus frutos. Igual algún día se me ocurre escribir un post específico sobre este asunto, porque conservo el texto.
Yo no haría mucho caso a los críticos, pues acabo de leer al de "La Razón" y destaca, aparte de Zajick, a Cortez y por lo que leo a tí no te ha gustado.Esto de los gustos musicales es muy complejo y pienso que hay que hacer caso a lo que realmente te llega, aunque no sea siempre lo mejor.
De todas formas que suerte tenéis en Sevilla con la programación...
Un saludo.
Los críticos son los seres más vanidosos de la tierra.
Solo me fío de tu criterio.
Un saludo.
Pues tampoco te fíes tanto. Lo realmente importante es la experiencia personal. Pero vamos, muchas gracias.
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