Pocas obras musicales resultan tan trilladas como las célebres Cuatro estaciones de Antonio Vivaldi. Su programación en la presente edición del FEMÁS carecía, en principio, del interés novedoso de recuperación histórica que sí presentaba, por ejemplo, El Martirio de Santa Teodosia de Scarlatti, representado con éxito la semana pasada en la Sala Joaquín Turina. Sin embargo, había que acudir inexcusablemente a estas Cuatro estaciones por una razón de peso. Una razón, además, que tiene nombre y apellido: Amandine Beyer, uno de los mayores portentos del violín barroco de nuestros días como Hélène Schmitt, Rachel Podger, Viktoria Mullova, Giuliano Carmignola...
Beyer vino ayer a la iglesia de Santa Ana acompañada de su grupo Gli incogniti, con el que precisamente ha dejado ya un registro discográfico de estos populares conciertos vivaldianos. Fue su espléndido disco dedicado a Matteis el que me hizo conocerla y crearme una altas expectativas respecto de ella que en absoluto se vieron defraudadas ayer, sino todo lo contrario. Su presencia en Sevilla ha sido un auténtico acierto en esta edición del FEMÁS. El programa se inició con el magnífico RV 578a, el más serio que se escucharía, seguido por de un RV 420 en el que el protagonismo vino a recaer en el maravilloso violonchelo de Marco Ceccato. La primera parte concluyó con un animoso y encantador RV 114. En cuanto a Las cuatro estaciones, no he tenido oportunidad de escuchar su grabación en disco y por tanto no puedo hacer constar si hay cambios o discrepancias respecto a lo escuchado anoche, pero Beyer estuvo inmensa, enorme, tocando en todo momento de memoria, con un inteligentísimo y efectista uso del tempo rubato y ornamentando discreta pero hermosamente. Una auténtica maestra escoltada de un grupo reducido pero de enorme elasticidad y virtuosismo, que supo imprimir a la obra vivaldiana de la fuerza y apasionamiento en la sobre todo que se han hecho célebres las agrupaciones historicistas italianas en los últimos años.
Contribuyó al éxito, además, el lugar del concierto. Santa Ana es una iglesia grande en la que tiene cabida mucho público, y la acústica me pareció notablemente superior a la de otros grandes templos que acostumbran a ofrecer conciertos, como por ejemplo, la parroquia de la Magdalena.
Nota al margen: Hoy me he levantado con la buena noticia de que Cajasol hará posible que este año siga interpretándose el Miserere de Eslava gracias a una generosa donación de 20.000 euros. Un gesto muy apreciable.
Beyer vino ayer a la iglesia de Santa Ana acompañada de su grupo Gli incogniti, con el que precisamente ha dejado ya un registro discográfico de estos populares conciertos vivaldianos. Fue su espléndido disco dedicado a Matteis el que me hizo conocerla y crearme una altas expectativas respecto de ella que en absoluto se vieron defraudadas ayer, sino todo lo contrario. Su presencia en Sevilla ha sido un auténtico acierto en esta edición del FEMÁS. El programa se inició con el magnífico RV 578a, el más serio que se escucharía, seguido por de un RV 420 en el que el protagonismo vino a recaer en el maravilloso violonchelo de Marco Ceccato. La primera parte concluyó con un animoso y encantador RV 114. En cuanto a Las cuatro estaciones, no he tenido oportunidad de escuchar su grabación en disco y por tanto no puedo hacer constar si hay cambios o discrepancias respecto a lo escuchado anoche, pero Beyer estuvo inmensa, enorme, tocando en todo momento de memoria, con un inteligentísimo y efectista uso del tempo rubato y ornamentando discreta pero hermosamente. Una auténtica maestra escoltada de un grupo reducido pero de enorme elasticidad y virtuosismo, que supo imprimir a la obra vivaldiana de la fuerza y apasionamiento en la sobre todo que se han hecho célebres las agrupaciones historicistas italianas en los últimos años.
Contribuyó al éxito, además, el lugar del concierto. Santa Ana es una iglesia grande en la que tiene cabida mucho público, y la acústica me pareció notablemente superior a la de otros grandes templos que acostumbran a ofrecer conciertos, como por ejemplo, la parroquia de la Magdalena.
Nota al margen: Hoy me he levantado con la buena noticia de que Cajasol hará posible que este año siga interpretándose el Miserere de Eslava gracias a una generosa donación de 20.000 euros. Un gesto muy apreciable.
2 comentarios:
Estupendo concierto hoy en el auditorio con Fabio Biondi y Europa Galante(han estado fantásticos) interpretando a Vivaldi. Conciertos de la serie ¨La Stravaganza" y varias sinfonías, piezas cortas, pero muy alegres la mayoría, que han alegrado un poco la tristeza del día que vivimos hoy en Madrid y en toda España. Este concierto ha sido en memoria de las víctimas del 11M. y Biondi ha estado muy cariñoso en su recordatorio.
Un saludo.
Sí, yo he podido escuchar también a Biondi varias veces en directo y es siempre magnífico. Como en sus discos, vaya. Un saludo.
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