Escribo apenas un rato después de llegar a casa de asistir a la primera de las cinco representaciones de Lucia di Lammermoor en el Teatro de la Maestranza. Lo hago, por tanto, sin haber leído ninguna crítica ni opinión. Quizás mañana, al abrir el periódico, lea algo completamente distinto de lo que he escrito, pero precisamente para esto tengo un blog: para plasmar mis impresiones sin limitarme a reproducir lo que otros dicen.
Tenía altas expectativas en esta Lucia del Maestranza y bastante interés en ver a Mariola Cantarero en el papel protagonista, su caballo de batalla, como ella misma dice. Y como anticipa el título de este post, el interés de este espectáculo se ciñe estrictamente a Cantarero, pero vayamos por partes y ordenadamente.
Tenía altas expectativas en esta Lucia del Maestranza y bastante interés en ver a Mariola Cantarero en el papel protagonista, su caballo de batalla, como ella misma dice. Y como anticipa el título de este post, el interés de este espectáculo se ciñe estrictamente a Cantarero, pero vayamos por partes y ordenadamente.
En lo que se refiere a la puesta en escena, la producción del Teatro lírico Giuseppe Verdi de Trieste me ha parecido francamente decepcionante. Apenas hay cambios escénicos de importancia, y permanentemente vemos el mismo suelo rocoso tanto en las escenas de exteriores como en las de interior, lo que transmite la sensación de que el pavimento de la casa de Lord Enrico Ashton es un camino de cabras. Tan solo el buen uso de la iluminación –una característica muy positiva que se está dejando ver últimamente en el coliseo sevillano– concede algo de interés a una propuesta escénica gris y pobre de ideas. Tampoco sobresalió precisamente la dirección escénica a cargo de Giulio Ciabatti, especialmente al comienzo del primer acto, en el que hace al coro mover ridículamente los brazos al compás de la música enseñando sus armas de fuego. Por último, muy mala idea la de que Edgardo se dispare un tiro en lugar de usar el puñal, porque al margen del susto que produce la explosión en el público, el disparo rompe en cierto modo la tristísima dulzura que transmite la música de Donizetti en esa maravillosa escena final. En fin...

En cuanto a las voces, podríamos empezar y terminar con un solo nombre: Mariola Cantarero. En Sevilla se la quiere, y más aún desde su estupenda Traviata de hace un par de años de la que en su día di cuenta aquí, y ese cariño del público se nota. Ella estuvo inmensa, desde un Regnava nel silenzio bellamente ornamentado y un Verrano a te en el que se merendó sin problemas a su compañero a una ejemplar escena de la locura. Actoralmente aún puede mejorar bastante, pero en lo que realmente importa, que es en lo vocal, lo único que veo reprochable es su tendencia a arrastrar el agudo desde abajo.

El tenor Stephen Costello fue un Edgardo a un nivel muy inferior al de su enamorada. Recurrió también al portamento y dio la impresión en demasiadas ocasiones de limitarse a dar las notas sin mayor implicación. Vamos, que el hombre estuvo más bien sosainas. Tras el último descanso se avisó por megafonía de que padecía una indisposición, pero que, pese a ella, trataría de terminar la función. Quizá sea cierto que está enfermo, pero en ese caso lo lógico habría sido anunciarlo al comienzo de la función. Vamos, que tal y como iba la cosa, el hecho de que el anuncio se produjese justo antes del comprometido Tombe degli avi miei da que pensar... Para añadirle a todo esto un punto de desconcierto, estuvo muy bien precisamente en su aria, aunque pareció bastante apurado en el registro alto en la escena del suicidio (“Bell’alma innamorata”).

A Juan Jesús Rodríguez le había escuchado en 2010 un buen Marcello en el Maestranza, pero me temo que no ha cumplido mis expectativas con el papel de Enrico. Tosco, burdo, con un sonido oscuro que en ocasiones invitaba a pensar en cierto engolamiento, no explotó en absoluto los mil matices que pueden extraerse del personaje. Cantar ópera no es dar la nota extacta, sino también interpretar con intención dramática, y en ello falló estrepitosamente Rodríguez.


El Coro de la Asociación de Amigos del Teatro de la Maestranza estuvo simplemente redondo. De hecho, junto con el buen hacer de Cantarero, fue lo único que realmente destacó por su perfección.
Para esta ocasión, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla ha estado dirigida por Will Himburg. A Halffter, con el que la cosa parece que está calentita últimamente, le vi entre el público antes de entrar. El rendimiento de la agrupación hispalense ha sido bueno, salvo quizás algún desajuste de los metales en la primera escena. Otra cosa es que me guste la dirección de Himburg, que no me gusta un pelo. Hay momentos en los que hace todo se vuelva excesivamente pausado para introducir después un “acelerón”, dando la sensación de que la música fluye a borbotones. También hubo algún problema obvio de balance en el Tombe degli avi miei, en el que los vientos taparon demasiado a las cuerdas. Mis impresiones pueden reducirse simplemente a que no me convence para nada la visión que Himburg tiene de Lucia di Lammermoor. En la escena de la locura, se cerró el telón tras el Al giunger tuo soltanto fia bello il ciel per me!, omitiéndose la conversación entre Raimondo y Normanno.
En conclusión, la noche fue de Mariola Cantarero. Lo demás es olvidable. El público pareció disfrutar y yo lo pasé bien, pero sinceramente esperaba más.
Fotografías: http://julio-rodriguez.blogspot.com.es/
Añadido (04/04/12): Las funciones han terminado, y después de leer casi todo lo que ha aparecido en internet observo que mis opiniones quedan totalmente aisladas en dos asuntos: Juan Jesús Rodríguez y Will Himburg. Respecto del primero, ya se ha dicho algo en los comentarios a esta entrada. En cuanto al segundo... creo, honestamente, que la dirección -al menos el día del estreno- estuvo lejos de ser tan destacada como muchos hacen ver. No soy partidario ni detractor de Halffter, que en mi opinión, como es lógico, tiene sus virtudes y sus defectos, pero mucho me temo que parece que algunos ensalzan a Himburg solo por haberse ahorrado a Halffter en un repertorio que, no lo dudemos, no es el suyo y en el que los resultados, previsiblemente, hubieran sido peores. Pero tampoco hay que llevarse a engaño, porque leyendo algunas cosas parece que lo de Himburg estuviese a la altura de Karajan o Bonynge.
Igual soy yo, que tengo que limpiarme los oídos.
Dos vídeos aparecidos recientemente en youtube:
Para esta ocasión, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla ha estado dirigida por Will Himburg. A Halffter, con el que la cosa parece que está calentita últimamente, le vi entre el público antes de entrar. El rendimiento de la agrupación hispalense ha sido bueno, salvo quizás algún desajuste de los metales en la primera escena. Otra cosa es que me guste la dirección de Himburg, que no me gusta un pelo. Hay momentos en los que hace todo se vuelva excesivamente pausado para introducir después un “acelerón”, dando la sensación de que la música fluye a borbotones. También hubo algún problema obvio de balance en el Tombe degli avi miei, en el que los vientos taparon demasiado a las cuerdas. Mis impresiones pueden reducirse simplemente a que no me convence para nada la visión que Himburg tiene de Lucia di Lammermoor. En la escena de la locura, se cerró el telón tras el Al giunger tuo soltanto fia bello il ciel per me!, omitiéndose la conversación entre Raimondo y Normanno.
En conclusión, la noche fue de Mariola Cantarero. Lo demás es olvidable. El público pareció disfrutar y yo lo pasé bien, pero sinceramente esperaba más.
Fotografías: http://julio-rodriguez.blogspot.com.es/
Añadido (04/04/12): Las funciones han terminado, y después de leer casi todo lo que ha aparecido en internet observo que mis opiniones quedan totalmente aisladas en dos asuntos: Juan Jesús Rodríguez y Will Himburg. Respecto del primero, ya se ha dicho algo en los comentarios a esta entrada. En cuanto al segundo... creo, honestamente, que la dirección -al menos el día del estreno- estuvo lejos de ser tan destacada como muchos hacen ver. No soy partidario ni detractor de Halffter, que en mi opinión, como es lógico, tiene sus virtudes y sus defectos, pero mucho me temo que parece que algunos ensalzan a Himburg solo por haberse ahorrado a Halffter en un repertorio que, no lo dudemos, no es el suyo y en el que los resultados, previsiblemente, hubieran sido peores. Pero tampoco hay que llevarse a engaño, porque leyendo algunas cosas parece que lo de Himburg estuviese a la altura de Karajan o Bonynge.
Igual soy yo, que tengo que limpiarme los oídos.
Dos vídeos aparecidos recientemente en youtube:
3 comentarios:
Hombre, me alegra no ser el único en opinar que Juan Jesús Rodríguez es un cantante más bien tosco y aburrido en el repertorio italiano. Decir esto ya me costó algún disjusto en Jerez hace años. Espero que no te caiga también el chaparrón. Ya se sabe cómo son los amiguetes...
Esperemos que así sea. A mi me pareció un Enrico brutote, que no supo sacar -pero es que ni de lejos- buen partido de su personaje. Por decirlo de algún modo, le vi falto de sentido teatral. Un abrazo, Fernando.
A mi me pareció todo o contrario, una voz excelente,clara, amplia y con matices.Creo que hoy es un barítono de lo mejorcito que se puede oir.Y en cuanto a la interpretación supo dar a su personaje toda la maldad que requiere.Para mi ,junto a Mariola ,los triunfadores de la noche.
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