El pasado sábado asistí a la última de las representaciones de “La Cenerentola” en el sevillano Teatro de la Maestranza. Debo confesar que acudí sin grandes expectativas en lo que concierne al plano escénico y que el resultado fue muy superior al que esperaba.
Conocía ya la producción del Teatro San Carlo de Nápoles gracias al DVD de Palumbo, de modesto interés. Tras verla en persona, concluyo que es de esos montajes que resultan infinitamente más efectivos vistos en vivo que en DVD, en el que pierden mucho. Sigo pensando que no se aprovecha la traslación del argumento a comienzos del siglo XX para comunicar nada de interés, por lo que todo parece más un puro capricho estético que otra cosa. Y los decorados, casi de función escolar, no son precisamente vistosos, pero sí ayudan a revestir de cierto infantilismo cándido a la historia de Cenicienta. En realidad, el elemento
que hizo que la cosa funcionase bien visualmente fue la dirección escénica, divertidísima. En cada escena estuvo francamente bien pensado el lenguaje gestual de quienes se hallaban en escena, con la salvedad (siempre según mi modesta opinión) del “Questo è un nodo”, que resulto visualmente un tanto anárquico.
que hizo que la cosa funcionase bien visualmente fue la dirección escénica, divertidísima. En cada escena estuvo francamente bien pensado el lenguaje gestual de quienes se hallaban en escena, con la salvedad (siempre según mi modesta opinión) del “Questo è un nodo”, que resulto visualmente un tanto anárquico.
Pero en términos generales, la divertida dirección de escena hizo que la representación entrase muy bien por la vista, cosa que difícilmente habría sucedido con el decorado. Con el DVD no me lo pasé tan bien, sinceramente. Además, no fui el único, por supuesto. El público, que el sábado no llegó a llenar el teatro, disfrutó mucho y fue muy pródigo en aplausos, y era más que evidente que los cantantes –y de manera especial los miembros del coro, estupendos como siempre– también se lo pasaron pipa.
Musicalmente la velada también funcionó bastante bien. La ROSS se presentó en formación reducida bajo las órdenes de Giacomo Sagripanti, que hizo una lectura de bastante altura, y eso sí, con algunas pausas destinadas a que algún cantante (por ejemplo, Chausson) pudiera hacer alguna bufonada con la que entretener al público. Su dirección fue en general vívida y sensible, aunque quizá se echase en falta incluso una mayor efervescencia en los crescendi y en momentos de tensión. Pero oye, funcionó muy bien.
En cuanto al reparto, hay que decir que, afortunadamente, no hubo ningún punto flaco. Podrían haber venido cantantes que hubiesen hecho cosas más grandes, sí, pero nadie metió la pata y todos resolvieron bien su papeleta. Marianna Pizzolato fue una muy buena Cenerentola, pródiga en las ornamentaciones sin caer en lo excesivo de llegar a desfigurar la música. El tenor Edgardo Rocha fue para mí un descubrimiento. No había tenido oportunidad de escucharle y consiguió hacer una función francamente buena, con un bello color de voz y mostrando valentía en los agudos. Muy bien, francamente. En cuanto a Carlos Chausson como Don Magnifico... hay que decir que fue lo que esperaba. No posee la voz más bonita del mundo, pero la proyecta espléndidamente en el teatro, tiene un dominio envidiable del lenguaje rossiniano y una vis cómica sencillamente descacharrante. En suma, un ejemplo brillante de buen bajo bufo. Es de esos intérpretes a los que uno se queda mirando involuntariamente todo el tiempo aunque no estén haciendo nada en el escenario. Tiene un magnetismo especial y es francamente muy divertido.
Borja Quiza, por su parte, hizo un Dandini digno –visualmente estupendo– aunque hubiese sido deseable quizá una mayor soltura en la coloratura (el papel es terriblemente difícil), y Wojtek Gierlach cumplió como Alidoro. Las hermanas (Mercedes Arcuri y Anna Tobella) estuvieron vocalmente impecables y escénicamente geniales, y se ofreció además el aria de Clorinda de Luca Agolini.
En suma, una noche de diversión que funcionó mejor de lo que esperaba y en la que los triunfadores absolutos fueron Chausson y la dirección de escena.
Fotografías: http://julio-rodriguez.blogspot.com.es/
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