Herbert von Karajan (dir.); Maria Callas (Cio-Cio-San); Nicolai Gedda (Pinkerton); Lucia Danieli (Suzuki); Mario Borriello (Sharpless); Renato Ercolani (Goro); Mario Carlin (Yamadori); Plinio Clavassi (Bonzo), Luisa Villa (Kate). Orchestra e Coro del Teatro alla Scala di Milano. EMI 2 CD.
Estamos ante uno de los más famosos registros de Madama Butterfly, que debe su popularidad a la reunión de dos figuras esenciales en la historia de la ópera: Maria Callas y Herbert von Karajan. Con todo, esta grabación, de indudable interés, siempre me ha producido la típica sensación de “lo que pudo ser y no fue”. Y la culpa no la tienen en este sentido ni Callas, que consigue crear una rotunda Butterfly pese a no estar ya en el mejor momento vocal de su carrera, ni tampoco Karajan, que dirige de forma mucho menos pesante que en su posterior registro de DECCA. La “culpa” de que esta versión no se sitúe en la cima está para mí en la elección de buena parte de los otros miembros del reparto, y sobre todo en la de Nicolai Gedda para el papel de Pinkerton.
Callas es quizá el primer ejemplo perfecto en la discografía de cómo concebir de forma creíblemente progresiva a la protagonista de Madama Butterfly. De niña adorable que parece sacada de una postal –porque así es como se supone que la ve Pinkerton en el primer acto– a madre abandonada y mujer sufriente inmersa en un profundo drama personal. En principio, puede extrañar que la peculiar voz de la divina encaje adecuadamente con el tono infantil que impregna al personaje en el primer acto, pero lo cierto es que no sale una sola nota de su garganta que esté despojada de intención, de auténtico y verdadero drama.
El problema, como decía, viene con la elección de Nicolai Gedda como Pinkerton. No cabe duda de que estamos ante un cantante inmenso de bellísima voz, pero por mucho que el papel que debe cantar sea esencialmente lírico, su hermosa y estrecha voz no acaba de encontrar en él un encaje para interpretarlo de forma que resulte convincente. A Gedda se le escucha incómodo, e incluso omite por alguna razón la frase “tolta in prestito, a mesata” en la entrada de los familiares de Butterfly del primer acto. ¿Canta mal Gedda? De ninguna manera, sino todo lo contrario. Lo que ocurre es que hay una obvia inadecuación entre música e instrumento, o dicho de forma más llana y sencilla, que no “pega” nada. Es algo que resulta muchísimo más fácil de escuchar que de describir con palabras.
A lo arriba expuesto hay que sumarle un segundo elemento que acentúa lo desacertada que resulta la presencia de Gedda en este registro, y es la presencia de la propia Callas, que no es precisamente Toti Dal Monte. Me explicaré: si bien dudo que Gedda hubiese podido funcionar nunca como Pinkerton, la posibilidad de que algo así hubiese sucedido teniendo a la Callas al lado se desploma. Ella, como he señalado, trata obviamente de sonar adecuadamente cándida durante el primer acto, pero aún así se percibe cómo su voz se impone inevitablemente sobre la de Gedda en el dúo de amor.
De entre los secundarios hay de todo. Lucia Danieli es una estupenda Suzuki, y Mario Borriello canta un Sharpless muy humano y adecuado, aunque algo apurado quizá en su intento de retirar la venda de los ojos de Butterfly tras la lectura de la carta (“Accogliete la proposta di quel ricco Yamadori”). Mario Carlin cumple bien con el insulso papel de Yamadori.
Las cosas se tuercen con el vulgar Goro de Renato Ercolani, que resulta muy poco estético tanto por su emisión, que a veces parece apoyarse levemente en la gola, como por el uso de continuos portamenti que afean su canto. Plinio Clavassi, por su parte, es un Bonzo más gritón de la cuenta.
En cuanto a la presencia de Herbert von Karajan al frente de la orquesta, resulta curioso hacer la comparación entre este registro de 1955 y el más tardío de 1974 (ver aquí). En ambas grabaciones puede decirse que Karajan dirige, en esencia, la misma o muy parecida Butterfly, con la diferencia de que aquí la orquesta funciona con menos “pompa” y más velocidad. Incluso, por increíble que parezca, Karajan puede resultar excesivamente apresurado en su elección del tempo para la última sección del “sueño” de Butterfly (la de los pajaritos, para entendernos). Por expresarlo objetivamente en términos numéricos, esta grabación con Callas viene a durar dos horas y media (2h 29’), mientras que el registro posterior con Freni dura diez minutos más (2h 41’).
No es la grabación redonda que pudo ser, pero la presencia de Callas y de Karajan hace de ella un clásico que el aficionado pucciniano debe conocer. La calidad de audio es buena, siempre y cuando tengamos presente el hecho de que han transcurrido casi sesenta años desde su realización.
3 comentarios:
Buen trabajo. Sigue así
Cierto, se podría pensar que la Callas por su potencia, fuerza y desgarro de su voz,cantaría de una forma más trágica cuando Butterfly es apenas una niña, pero "borda" el papel.De Callas no se puede decir mucho más de lo que ya se ha dicho.Ella es...GENIAL,DIVINA, ETC.ETC...
!!lo que estoy aprendiendo de Madame Butterfly!!, bueno en general de todo tu blog.
Muchisimas gracias.
Emilio y Gucki, muchas gracias por vuestras palabras. Abrazos.
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