No hace mucho que el mítico Cuarteto Tokyo anunció la tristísima noticia de su futura disolución el próximo mes de junio. Esta mítica formación, fundada hace cuarenta y cuatro años, ha sido indiscutiblemente una referencia absoluta en la interpretación de la música de cámara de la segunda mitad del siglo XX. Ahora, con la retirada de los dos componentes japoneses que le quedan (Kazuhide Isomura y Kikuei Ikeda), la formación se despide tras descartar cualquier opción de relevo, incluso por intérpretes no nipones. Mal que me pese, es una decisión comprensible y respetable. Considero que las formaciones que tienen en su propia denominación una referencia a su lugar de origen no deben desvirtuarse perdiendo esa esencia local. Si nuestra Orquesta Barroca de Sevilla estuviese integrada única y exclusivamente por intérpretes extranjeros podría denominarse de cualquier otra forma, omitiendo la referencia a esta ciudad.
No había, por tanto, que perder la oportunidad de asistir a los últimos conciertos del Tokyo en España. Uno de esos tres conciertos tuvo lugar anoche en el Teatro de la Maestranza sevillano, un espacio quizá obviamente amplio para una formación camerística como esta, pero que sin embargo no deja de ofrecer una acústica excelente. Y el programa era una auténtica maravilla, comenzando por el maravilloso cuarteto Hoffmeister (K.499) de Mozart. Siempre me ha encantado este cuarteto, aunque confieso que hasta anoche, habían pasado años desde mi última escucha en condiciones (que, dicho sea de paso, siempre era en la versión del mítico Quartetto italiano en aquella portentosa integral mozartiana). Por tanto, en cuanto las cuerdas del Tokyo comenzaron a hacer sonar el primer movimiento, con sus primeros compases sosegados, tuve inmediatamente la agradable sensación de reencuentro que habrán experimentado los que, de pronto, vuelven de nuevo sobre lo aparentemente ya conocido para descubrir que esa música que creemos ya plenamente asimilada sigue ofreciéndonos toda su frescura. La interpretación del “Hoffmeister” fue de altura, aunque ganó a partir del Menuetto, y encontró su punto álgido en un Adagio de profundísima inspiración y perfecto empaste. En el Allegretto inicial, no tan redondeado pero de indudable buen gusto, el Tokyo huyó inteligentemente de ofrecer algunas de sus más pegadizas melodías con un ánimo infantiloide o amanerado. Es una obra esplendorosa del Mozart maduro, compuesta a caballo entre la serie de cuartetos dedicados a Haydn y los no menos notables “prusianos”, y que exige por tanto de una interpretación de altura como la que tuvimos anoche en Sevilla.
El contraste entre el K.499 y el Cuarteto “1905”, M.79 de Webern fue, naturalmente, acusadísimo, y el Tokyo dio ahora rienda suelta a su capacidad de expresión dramática con una interpretación igualmente espléndida y cargada de patetismo.
La segunda parte trajo consigo un auténtico regalo con la incorporación al conjunto del pianista Javier Perianes, artista residente en el Maestranza este año. Con Perianes llegó la despedida final con el Op.34 de Brahms en una interpretación redonda y emotiva hasta decir basta y de perfecto empaste entre el pianista y la formación nipona. Una auténtica maravilla.
Siempre es triste la desaparición de los conjuntos emblemáticos con los que hemos crecido y que tanto han aportado tanto a nivel de conciertos como de discografía. Una sensación similar de lástima y añoranza la experimenté hace años con la disolución de la mítica formación barroca Musica Antiqua Köln. Ahora se repite el mismo sentimiento respecto del Tokyo.
Al menos, siempre nos quedarán sus discos.
Programa
Wolfgang A. Mozart (1756-1791)
Cuarteto en Re mayor, K. 499 “Hoffmeister”
Anton Webern (1883-1945)
Cuarteto de cuerdas “1905”, M. 79
Johannes Brahms(1833-1897)
Quinteto para piano y cuerdas en Fa menor, op 34
Cuarteto de Tokyo
Martin Beaver, Kikuei Ikeda, violines.
Kazuhide Isomura, viola.
Clive Greensmith, chelo.
5 comentarios:
Y en Madrid agotadas las entradas para el cuarteto Tokyo desde hace "ni se sabe"...!!con las ganas que tenía de verlos y oírlos!!...que pena .
En fin, me alegro por tí que hayas tenido esa suerte que yo no tendré(no sé si irme a la reventa, por si acaso...)
Un saludo
Pues fíjate, el Maestranza estaría lleno más o menos al sesenta o setenta por ciento. No creo que más. Y es una lástima tratándose de la despedida de un grupo tan emblemático.
En Madrid lo han programado en la Sala de Cámara del auditorio, que no es muy grande.
!Que pena no haberlo pensado para ir a verlos a Sevilla !y en este caso no se puede decir...otra vez será.
Os comento otro cuadro(Thyssen):La coronación de la Virgen con cinco ángeles(1355) y música:Escuela de Francesco Landini, "Vergine donzella imperatrice siglo XIV Este músico era pintor y se hizo músico porque se quedó ciego.
Un saludo.
Os comento : he empezado un curso sobre Verdi y quería comentaros una pieza que desconocía y me ha gustado mucho: Odabella/Prayer de la ópera Atilla.
Saludos
Uy, Attila la tengo muy abandonada, aunque es de esas óperas poco representadas de Verdi que sí que valen la pena. A ver si la refresco un poco este año del centenario. De las versiones que he oido, la de Muti en EMI me parece estupenda.
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