Penúltimo concierto del Ciclo de Músicas Históricas de la OBS en Santa Clara. La cosa se está acabando, y lo cierto es que lo está haciendo con el mismo buen nivel con el que comenzó. Ayer miércoles pudimos disfrutar de la presencia del flautista Wilbert Hazelzet acompañado del grupo historicista Pasamezzo antico, integrado por Pedro Gandía Martín (violín), Itziar Atutxa (violonchelo) y Juan Manuel Ibarra (clave). Hazelzet es de esos flautistas que como Brüggen, Antonini o Beznosiuk se han ganado la aureola de mito viviente en lo que atañe a su instrumento, algo a lo que ha contribuido en buena medida su paso por la Amsterdam Baroque Orchestra de Ton Koopman y desde luego por la mítica Musica Antiqua Köln de Reinhard Goebel. Verle en directo era, por tanto, atractivo suficiente como para justificar la asistencia casi con independencia del programa. Lo cierto es que valió la pena: en la primera parte, el trío abordó la Sonata Op. V nº 4 de Corelli, haciendo después Hazelzet su aparición para un sobresaliente RV 84 de Vivaldi. Antes del descanso, el Cuarteto nº 2. TWVa:2 de los Cuartetos de París de Telemann.
Hazelzet se rebeló no sólo como un extraordinario intérprete, sino como un buen hispanoparlante. En la segunda parte, introdujo la Partita en la, BWV 1013 de J. S. Bach en correctísimo castellano, afirmando que la obra contenía “un poco de todo” e invitando al público a que la escuchase pensando en que se trataba de un cuento. Para terminar, una estupenda Triosonata, Wq. 147 de C. Ph. E. Bach.
La sala, como siempre, estaba completamente llena, hasta el punto de que observé a varias personas de pie al fondo. Hazelzet, por sus gestos, parece un tipo simpático.
Hazelzet se rebeló no sólo como un extraordinario intérprete, sino como un buen hispanoparlante. En la segunda parte, introdujo la Partita en la, BWV 1013 de J. S. Bach en correctísimo castellano, afirmando que la obra contenía “un poco de todo” e invitando al público a que la escuchase pensando en que se trataba de un cuento. Para terminar, una estupenda Triosonata, Wq. 147 de C. Ph. E. Bach.
La sala, como siempre, estaba completamente llena, hasta el punto de que observé a varias personas de pie al fondo. Hazelzet, por sus gestos, parece un tipo simpático.
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