Gianfranco Rivoli (dir.); Montserrat Caballé (Cio-Cio-San); Bernabé Martí (Pinkerton); Carmen Rigai (Suzuki); Manuel Ausensi (Sharpless); Diego Monjo (Goro); Juan Rico (Yamadori); José Demar (Bonzo). Orquesta y Coro de la Radiotelevisión Española. OPERA D’ORO 2 CD.
Es una lástima que el único registro completo disponible en el mercado de Montserrat Caballé como Madama Butterfly sea esta grabación de modesta calidad de sonido, distribuida por el sello OPERA D’ORO. Es una interpretación registrada en vivo en Madrid el 12 de junio de 1968, y del mismo modo que Caballé está en ella soberbia, todo lo que no es ella resulta tan correcto como poco brillante. El principal y casi único aliciente para hacerse con esta grabación es, por tanto, la protagonista: una Montserrat Caballé en un espléndido momento vocal que, a pesar del lirismo de su voz, sabe defender con exquisitez a un complicado personaje que requiere de una voz de peso que, sin embargo, suene permanentemente juvenil. Los únicos “peros” que se le pueden poner son algún despiste menor con el texto –dice “chi non sa serbar vita” en lugar de “chi non puo”– y sobre todo el recurso barato a las risitas y llantos innecesarios tan propios de la época en este tipo de repertorio y que hoy resultan, al menos para mí, tan innecesarios como anticuados. Y en el caso del impecable canto de la Caballé, este tipo de “trucos” para conmover al público más allá de lo que lo hace la música resulta especialmente chocante y fuera de lugar: llama bastante la atención cómo, en mitad de un canto limpio y redondo, se llegue al grito (“Taci o t’uccido”). Pero luego viene un conmovedor “Un bel dì vedremo” tras el cual el público prorrumpe en largos aplausos. A destacar también, por curioso, el modo en el que frasea “De tua madre la faccia, che ten resti una traccia” en la escena final, evitando sostener el sonido en la primera sílaba (“de”, “che”) para producir así una sensación de atropello y desasosiego. Una notabilísima interpretación, a pesar de algunas objeciones claramente menores.
Como decía, al margen de Caballé, todos los demás cumplen correctamente, aunque nada más. En cuanto al Pinkerton es Bernabé Martí, esposo, como se sabe, de la diva protagonista, por mucho que su timbre sea el adecuado no resulta demasiado satisfactorio: es un Pinkerton poco matizado y casi monocorde, cantado todo en forte. Carmen Rigai es una adecuada Suzuki, mientras que Manuel Ausensi es un Sharpless de potente voz, aunque algo tosco. Cierto es que en ninguna parte está escrito que el cónsul sea un hombre que deba inspirar simpatía en el público, pero es el único que actúa intentando evitar que Pinkerton haga daño a Butterfly y no acaba de convencer una lectura tan áspera del personaje.
Los secundarios menores cumplen en esta línea. Diego Monjo hace un buen Goro, aunque no exento de cierto amaneramiento innecesario (“Son confusi del grande onore”), mientras que Juan Rico canta un Yamadori de voz más sólida de lo acostumbrado. Sin problemas el Bonzo de José Demar en una de las escenas más notables de la grabación, ya que pocas veces el coro de familiares ha resultado más indignado y amenazante que aquí. Y ya que hablamos del coro, hay que decir que ofrece en general un resultado bastante irregular. En el primer acto, con la citada excepción de la escena del Bonzo, no es desde luego gran cosa, aunque mejora en el segundo y consigue un buen coro a bocca chiusa.
La dirección de Gianfranco Rivoli se mueve en el terreno de lo efectivo, acompañando con eficacia, aunque sin resultar una lectura especialmente interesante o destacada desde el punto de vista orquestal. Cierto es que la calidad sonora no le favorece, pero no lo es menos que en ocasiones los cantantes parecen estar en dificultades siguiendo a la orquesta. El caso más obvio es la escena de la boda ante el comisario imperial, que por poco no acaba en desastre colectivo: el percusionista de la campana (aunque sé que no es exactamente ese instrumento, uds. disculpen) entra a destiempo, y otro tanto hace Antonio Leval (el comisario) mientras la orquesta sigue por su lado. Al final la cosa se recompone sin que el problema pase a mayores, afortunadamente.
Por lo demás, Rivoli omite, como en otras grabaciones ya comentadas, parte del coro de familiares previo a la boda del primer acto (“Ne vidi già”) y falta el “pío pío” de la sección final del “sueño” de Butterfly.
Pese a ser una grabación de una representación del vivo, no hay demasiados ruidos escénicos, aunque justo antes del coro a bocca chiusa se escucha cómo cae algo con estrépito. A decir verdad, lo único realmente negativo del hecho de que no sea un estudio está en la modesta pero aceptable calidad sonora y en la ausencia de los dos primeros acordes del “sueño”, mutilados en la grabación.
¿Merece la pena? En mi opinión, por la Caballé.
2 comentarios:
Intentaré ver algo de esta Butterfly, aunque por lo que comentas, salvo la Caballé, no parece muy interesante.
Permíteme que comente una ópera de Tommaso Traetta "Antígona" y sobre todo un aria preciosa que hay que se llama "Oh Diana" que canta María Bayo de una forma espléndida(no hay o no conozco versión escénica).
Un saludo.
Gracias por la recomendación. Buscaré la obra, a ver qué tal. Un saludo.
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