Ayer conseguí sacar un hueco para ver el DVD de la Carmen de Elina Garança en el Met, que llevaba meses en casa cogiendo polvo. Me ha gustado bastante, aunque el resultado no acaba de ser completamente redondo.
El DVD contiene la función del 16 de enero de 2010, y permite ver una nueva producción escénica estrenada con motivo de esas representaciones: la de Richard Eyre. No cabe duda de que es una propuesta bien planteada que consigue sacar buen partido de unos elementos escénicos que no son abundantes. Está lejos de cualquier ostentosidad, desde luego, y sin embargo, visualmente resulta bastante atractiva, por mucho que los decorados no sean bellos. Para empezar, tenemos una traslación de los hechos a las primeras décadas del siglo XX. Digamos que estamos en la Sevilla de antes de la guerra civil. Sin embargo, hay algún elemento claramente anacrónico: los soldados del regimiento al que pertenece Don José se distraen durante el primer acto leyendo “El País”, un periódico fundado en 1976, mientras que entran en escena otros elementos hoy más arcaicos, como una muy antigua cámara fotográfica.
El decorado se compone a base de los restos de una especie de torre de ladrillos semiderruida, que sobre un suelo giratorio adopta aspectos diferentes creando paredes y ambientes distintos. De las paredes cuelgan precisamente algunos elementos que nos dicen que estamos en la ciudad de Sevilla, como por ejemplo, un cartel de las fiestas de la primavera, junto con recortes de prensa y fotografías de imágenes religiosas. En el suelo del escenario se abre un gran hueco por el que salen las cigarreras en el primer acto, y precisamente, a nivel de dirección escénica, esa escena –muy bien filmada, además– es claramente de las más logradas.
La dirección escénica es bastante lograda, y tiene momentos de cierto contenido sexual. Carmen acaba abriéndose de piernas más de una vez, y los soldados manosean demasiado a Micaëla al comienzo del primer acto. Más que aburridos, parecen una panda de pervertidos. A todo esto, estos “soldados” visten uniformes con tricornios en lo que parece una clara alusión a la Guardia civil, aunque no me he puesto a comparar si ambos uniformes son completamente idénticos. Hay aún otro guiño localista, y es el de empezar, de forma bastante innecesaria, el segundo acto con un taconeo.
Por último, una pareja de bailarines aparece durante los preludios a los actos primero y tercero, contando en cierto modo con sus movimientos aspectos de la historia de Carmen y Don José a los que el público no asiste.
¿Me gusta este montaje? Más bien no me disgusta. Creo que está bien planteado y que sabe sacar un notable provecho de relativamente pocos recursos, pero tampoco me parece, para ser sincero del todo, que sea un espectáculo exactamente bonito.
El reparto es bastante potente, comenzando como no podía ser de otro modo, por la brillante Carmen de mi admirada Elina Garança. No voy a entretenerme hablando de aspectos tan consabidos ya como la belleza de la voz o su buen hacer en materia de técnica vocal. Eso es bien sabido ya. Lo que sí que creo, y esto es muy personal, es que incluso siendo ya una intérprete brillante del papel, aún tiene que madurarlo más. Si Garança es inteligente no mantendrá una visión estática e inamovible del personaje en el transcurso de los años, y ello nos permitirá a los que amamos la ópera (y a su voz) disfrutar de matices diferentes. Hablaré más claramente: en este DVD, Garança consigue hacer algo notabilísimo, que es conservar una línea de canto impoluta, muy musical, con una obvia dosis de vulgaridad que no choca con su papel, logrando un equilibrio más o menos a la manera de Berganza. Es normal que las intérpretes se pierdan en uno de esos dos extremos, y ella sabe caer entre medias de ambos. Sin embargo, si debo ser totalmente sincero, creo que el lado erótico de la Carmen de Garança está muy acentuado por su espléndida presencia escénica, y que a nivel vocal, aun siendo una buena seductora, resulta quizá algo falta algo de ese carácter “sevillano” que requiere el personaje. Seduce, sí, pero de un modo que no es el que imaginamos para una gitana de Sevilla. Pero insisto en que esto es algo personalísimo, y a fin de cuentas, canta su parte maravillosamente bien.
Rinde muy bien el Don José de Roberto Alagna, aunque quizá resulte algo forzado en el dúo final, en el que aparece llevando una cruz muy grande colgada del cuello, como si el personaje se hubiese refugiado en la religión para redimirse de sus culpas y buscar también la redención de Carmen. Al final, claro está, acabará arrancándosela del pecho y apuñalando a la gitana. Más que Alagna me gusta aquí la estupenda Micaëla de Barbara Frittoli, y algo menos el Escamillo de Teddy Tahu Rhodes, que aun teniendo una voz oscura adecuada para el papel, no prescinde en el “Votre toast” –en el que molestan, por cierto, los gritos de “olé” del coro– de algunos recursos efectistas que están claramente de más. Digamos que cumple bien, aunque tampoco es especialmente expresivo ni rico en matices.
Los secundarios menores rinden a muy buen nivel y Elizabeth Caballero y Sandra Piques Eddy hacen una muy buena escena de las cartas como Frasquita y Mercedes, respectivamente.
Considero desigual la dirección del joven director canadiense Yannick Nézet-Séguin, que hacía su debut en el Met con estas funciones. A veces uno tiene la sensación de que la orquesta suena como si Levine estuviera al frente: musculada, deliberadamente espectacular y no exenta de pulso dramático, aunque no especialmente implicada en su labor de servir de marco sobre el que las voces construyen el drama. El primer acto, por ejemplo, es correcto pero un tanto plano, mientras que el tercero –curiosamente el más intimista de toda la ópera– está notablemente bien planteado.
La filmación ofrece una espléndida calidad visual, aunque hay una clara tendencia a usar la cámara desde planos poco habituales (por ejemplo, al nivel del suelo) en lo que supone un intento quizá algo pretencioso e innecesario de impactar visualmente.
Como en otros de los últimos DVDs del Met, se incluyen a manera de extras unas breves entrevistas de René Flemming a los miembros del reparto, al director de orquesta y al director escénico.
4 comentarios:
Al menos aquí Carmen no se casa con Escamillo delante del paso de la Macarena, como ocurre en la producción de Francesca Zambello para el Covent Garden...
Bastante de acuerdo con tus comentarios, por lo demás. A Garança la vi en el papel en Valencia, y lo mismo: estupenda, pero le falta una vuelta de tuerca más para dar el personaje. Alagna creo que se pasa en los trucos vocales y en los sollozos, pero se cree el personaje y me llega a amocionar. El bastísimo Teddy Tahu Rhodes creo que fue una sustitución a última hora.
A mi entender, no sé si estarás de acuerdo, Nézet-Séguin ofrece el negativo de la dirección de Barenboim: acierta donde el argentino no lo hace, es decir, en la parte más "folclórica", y por el contrario se queda corto en la parte dramática. Me ha recordado un tanto a Beecham, que para muchos, no para mí, es un modelo a seguir en esta ópera. Saludos.
No he escuchado ninguna "Carmen" completa con Barenboim así que no puedo opinar. Pero sí que tengo en un pedestal la grabación de Beecham, por mucho que haya quienes acusen a De los Ángeles de ser demasiado elegante y "señorita".
¡Qué fuerte lo de la Macarena!
A mi me encanta Garanca, pero en mi modesta opinión, creo que no la va el personaje de Carmen...no sé por qué, quizá sea demasido racial para ella.o sea algo más que no sé explicar.
Y si, lo de la Macarena es de "traca", algunos no saben que hacer para que hablen de ellos...pobres.
Está claro que hay algo que se le escapa, aunque a nivel técnico todo funcione. Quizá madurándolo un poco...
Lo curioso es que se le echa en falta esa "chispa" siendo de un país vecino, mientras que ha habido muchas otras intérpretes de lugares más lejanos que no han tenido ese problema. Estoy pensando, por ejemplo, en Leontyne Price. Parece una cuestión más personal que de procedencia, por lo que se ve.
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