El Teatro de la Maestranza ha continuado, pese a la notable reducción presupuestaria de los últimos dos años, con su apuesta de traer por primera vez a Sevilla la Tetralogía wagneriana, iniciada ahora hace un año con El oro del Rin. Como en aquella ocasión, el coliseo sevillano ha traído la arriesgada propuesta escénica de La Fura dels Baus, sobre la que hablaré enseguida en términos halagadores.
Del mismo modo que hice hace un año, debo empezar aclarando que no soy un aficionado wagneriano. Cada vez estoy más convencido de que una paulatina aproximación a Wagner me depararía alegrías insospechadas por mí hasta hace no mucho, pero también temo que ese proceso de aproximación requiere, al menos en mi caso, de un esfuerzo mucho mayor del que necesito para asimilar otros lenguajes operísticos. Para el apasionado wagneriano sonará obvio, pero para mí el elemento más interesante y revolucionario de estas obras se encuentra en el papel destinado por el compositor a la orquesta, muy lejano ya del mero acompañamiento instrumental del divo que se presenta ante el público, sobre el escenario. La orquesta wagneriana tiene no solamente una personalidad independiente, sino vida propia en el curso de la obra. El mismo lenguaje wagneriano es así consecuencia de una concepción de la orquesta que se convierte en algo denso y que no busca ya solamente la mera belleza estética, la recreación psicológica de los personajes o la descripción ambiental de las distintas situaciones que acontecen. Esta orquesta, que se asemeja en ocasiones a un ser vivo que se dispone a saltar desde el foso para devorar al espectador, exige voces poderosas en el escenario, de más peso que agilidad y lejanas, en suma, de cuanto encarna el belcanto italiano.
Este lenguaje denso se me hace hoy por hoy quizá demasiado pesante, acostumbrado como estoy a otros estilos y autores, a concepciones, en suma, totalmente diferentes del drama teatral. Intuyo, como decía, que puedo llegar a asimilar bien esta música, pero me temo que eso no me puede ser posible con sólo tres o cuatro escuchas. Por eso mismo, cuando pese a estas limitaciones, afirmo que ayer disfruté de las cinco horas de La Valquiria en el Teatro de la Maestranza, es porque lo que escuché y lo que vi merecían realmente la pena. Sin ser, ni pretenderlo, un gran conocedor de la vocalidad wagneriana, me pareció satisfactorio el Siegmund de José Ferrero, más en los momentos de solemne heroicidad que en los más intimistas. Sensacional estuvo, por ejemplo, en la escena tercera del primer acto, manteniendo espectacularmente el agudo de Wälse, Wälse! Igualmente notable me pareció la Sieglinde de Petra Lang, quien no sé cómo no ha acabado con la espalda hecha añicos estos días a causa de la dirección escénica. El bajo Dimitri Ulianov ya hizo en la temporada pasada un fabulosamente sombrío inquisidor en el Don Carlo, y ahora no ha defraudado en su papel de Hunting. Michael Volle, por su parte, estuvo magnífico en su papel de Wotan, exhibiendo una voz poderosa y naturalmente oscura sin recurrir a artificios. Fue la suya una interpretación destacable en lo que se refiere a la faceta más preocupada y doliente del dios, mostrándole no tanto como un ser lejano como alguien presa de graves conflictos morales que afligen su ánimo. Evelyn Herlitzius fue Brünnhilde, la valquiria rebelde y también la mayor triunfadora de la función de ayer. También convencieron las otras valquirias, así como la inquisitiva Fricka de Iris Vermillion.
En cuanto a la labor de Pedro Halffter, muy aplaudido en los saludos finales, poco podría decir, dado mi escaso conocimiento en terrenos wagnerianos. A mí me gustó. Terrible resultó la entrada del furioso Wotan en persecución de Brünnhilde, con la ROSS rugiendo en el foso mientras el escenario se iluminaba de una siniestra luz rojiza, y muy espectacular la famosa cabalgata del tercer acto.
Y ahora, unas palabras finales para referirme al montaje de La Fura dels Baus. El año pasado, escribí que la producción de El oro del Rin se asemejaba a una mezcla de los Transformers con Star wars. En esta ocasión, no ha habido Transformes (los titanes), pero el elemento “galáctico”, con fondos de estrellitas y visiones del planeta Tierra en las escenas “divinas”, ha estado muy presente. La dirección escénica fue inteligentísima: véase, por ejemplo, el acoso verbal al que Fricka somete a Wotan, escenificado de forma interesante con la primera “cabalgando” desde el aire en círculos alrededor del mortificado dios, o la brillante entrada de las valquirias en el tercer acto, cuyo vuelo las lleva a sobrepasar el escenario y a situarse sobre el foso del la orquesta. Igualmente excelente es la conclusión del segundo acto, en el que el espectador verá elevarse todos los elementos del escenario como si de un gigantesco móvil aéreo se tratara. Por lo demás el recurso a las proyecciones sigue resultando tan efectivo como en El oro del Rin (el árbol de la espada, la mirada de un lobo...). El uso de grúas para desplazar a los dioses por el aire me sigue pareciendo espectacular, aunque ello implique pagar el peaje de tener ver a los encargados de moverlas sobre el escenario, vestidos siempre de colores discretos, a fin de pasar desapercibidos.
Ahora, a esperar a Sigfrido.
Vídeo de la representación valenciana de Zubin Mehta, con el montaje de la Fura y disponible en DVD:
9 comentarios:
Me ha chocado un poco lo que dices de la orquesta wagneriana, supongo que te refieres a la función narrativa que tiene, tanto o más casi que la palabra , desde luego mejor empleada que ésta -y que Wagner y los wagnerianos me perdonen-, pero me parece inconcebible sin la presencia de la voz puesto que la música gravita sobre ella. Pensaré en ello. Gracias por la crónica.
A lo que me refería cuando hablaba de la "vida propia" de la orquesta wagneriana es a que da la sensación de que para Wagner la orquesta tiene casi la misma importancia que a las propias voces: es un elemento que sugiere, interroga, inquieta, que se muestra furioso o apacible, según convenga, y que parece concebido como mucho más que un simple acompañamiento a los cantantes.
En cualquier caso, si bien mis apreciaciones son siempre discutibles, más aún lo son en terrenos wagnerianos.
Muchas gracias a ti por comentar, Maac.
Me encanta tu blog. Como wagneriano que soy, he pasado rápido de Salome a Wagner. Lástima que no sea lo que más te interese.
Lo que dices de la orquesta es cierto. No es un mero acompañamiento de cantantes. En realidad es más bien al revés. Los cantantes son como instrumentos más de la orquesta, que adquiere un protagonismo que antes de Wagner no tenía, pero que después transformó la concepción de la ópera. De hecho, Wagner crea un género nuevo, el drama musical - Musik-Drama - que se basa en la recuperación de la tragedia griega. Es un proceso que siglos antes realizaron Peri, Cachini, Monteverdi y otros en Florencia.
En el caso de Wagner - que también toma como modelo a Beethoven, la Novena con su coral, especialmente - la música tiene una estructura sinfónica - sobre todo a partir del Ring.
Alguien dijo que las delicias se dan poco a poco pero que, cuando las has probado, son para toda la vida. Es cierto. En mi caso, aunque también aprecio otros repertorios - me encanta Puccini, p.e. - encuentro que Wagner es algo aparte y muy especial que jamás llegas a abarcar ya que tiene un campo muy extenso y no solamente el puramente musical.
Saludos y enhorabuena por el blog.
Pep.
¡Me alegro de que te guste este blog! Y también de ver confirmadas algunas de mis impresiones por un wagneriano de verdad.
Un saludo.
Ya lo creo que me gusta. Dicen que Lohengrin es la ópera más italiana de Wagner, por lo que es la ideal para empezar en este repertorio, aunque personalmente lo hice con Tannhäuser. Si te va Plácido Domingo - mi tenor favorito en general - hay un DVD de Abbado, F. Viena con sub. en castellano que personalmente me gusta mucho. Tiene la ventaja de que la escenografía es respetuosa con el libreto y eso favorece su conocimiento.
Desgraciadamente, en Bayreuth se está representando últimamente la producción de Lohengrin con RATONES de laboratorio (sic) lo que hace que quien no conozca la obra no la comprenda.
Kaufmann es el tenor actual que más destaca en el rol.
Te dejo el corte más famoso con Domingo: "In fernem Land" (En tierra lejana):
https://www.youtube.com/watch?v=syLhrx1Ogbo
Sí que me gusta, y MUCHO, Domingo. Tiene virtudes y defectos, y cada cual debe sopesarlos para decidir si les da más valor a unos o a otros. Particularmente, ni lo considero un "paquete" ni tampoco le tengo en el pedestal como el más grande. Es sencillamente un cantante del que disfruto enormemente y al que le profeso un cariño muy grande. Así que gracias por el "regalo".
A mí me encanta este señor a quien tuve la oportunidad de saludar personalmente en València cuando cantó Siegmund. El Wagner de Domingo siempre fue torpedeado por los que se erigían en "guardianes del Grial", como Ángel Mayo - a quien admiro y respeto por otros motivos y del que me considero "discípulo" wagneriano - . A mí, sinceramente, elñ oído me decía que lo hacía muy bien. de hecho, triunfó arrolladoramente en Bayreuth con este papel. Con la Meier de pareja es un excelente welsugo. Hay otros tenores - especializados en Wagner - que son mejores que él, pero no cabe duda de que no es desdeñable su trabajo. Su "Parsifal" en el Liceu fue de antología. Lástima que en el DVD no se aparezca Ventris en su lugar.
De acuerdo con Pep en cuanto al DVD de Plácido en Lohengrín, es mi preferido y me encanta como wagneriana que me siento poder comentar y leer estos comentarios. Por otro lado coincido en que tambien me siento muy pucciniana, de hecho acabo de regresar de Berlín y casualmente he estado viendo Tosca y Tristan e Isolda.
Ambas operas dirigidas por el gran Barenboim que ha estado él y su orquesta sencillamente genial...lo mejor
Os comento un poco: Tosca con Kampey un fantástico Scarpia(Michael Volle) en el que en el segundo acto el cortejo de Tosca a Scarpia es totalmente sexual y subidito de tono. Lo peor que Tosca no se tira al final.
En cuanto a Tristan lo mejor vuelve a ser Barenboim y su orquesta, aqui si que habla la música y eso que el reparto era de lo mejor: Seiffert, Meier,,pero para mi no h sido el mejor Tristán que he visto. La lectura que se ha dado es el de la deslealtad y el angel caido ha sido una constante en la puesta en escena en todos los actos. Me dio la sensación que Seiffert en algunos momentos se quedaba un poco sin voz y Meier que siempre o casi siempre está bien, esta vez ha estado casi bien, no obstante he disfrutado
Es verdad que el mundo Wagner no es facil, pero apasionante. Cada día descubres cosas nuevas. En un principio mi favorita era Tristan y cada vez mas me alucino con Parsifal y sin olvidar el Anillo...en fin ...seguiremos comentando y leyendo vuestros interesantisímos comentarios
Un saludo y perdonad por este pequeño rollo que he soltado
Yo creo que cualquier Wagner de Barenboim es hoy por hoy uno de los mejores espectáculos a los que se puede ir en el mundo. Así de rotundo lo digo...
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