2010 está siendo un año triste para los aficionados a la ópera. A las recientes pérdidas de buenos cantantes como Lázló Polgár o Philip Langridge hay que añadir también nombres de gran importancia como los de Giulietta Simionato, Hildegard Behrens o Giuseppe Taddei, que son mi Salomé y mi Scarpia de referencia, respectivamente. Y ahora se nos va una de las más grandes: Joan Sutherland, la stupenda. Una verdadera leyenda del repertorio belcantista. Fue, o mejor dicho, es Lucia di Lammermoor. También, y pese a las objeciones que algunos puedan ponerle, es mi Turandot de referencia junto con Nilsson. Supongo que es una irremediable cuestión de edad lo que explica que en el momento presente estemos perdiendo a aquéllas voces que deslumbraron en la ópera en las décadas pasadas. Me refiero, claro está, a los cantantes que podemos llamar “clásicos”, y con cuyos discos hemos crecido. Por eso mismo dudo que yo sea el único aficionado del mundo que viva últimamente con la sensación de recibir golpe tras golpe.
Pero además de Sutherland quiero destacar también otras dos pérdidas recientes que me han encogido el ánimo y que también merecen aquí su particular homenaje. El primero de ellos es el gran Cesare Siepi, mi primer Don Giovanni en aquélla película de Furtwängler que mis padres me regalaron en vídeo hace ya muchas navidades. Es posible, incluso, que siga siendo mi Don Giovanni de referencia, aunque nunca me lo he planteado en serio, y ello pese a que mi inclinación por el historicismo en las interpretaciones juega en su contra. Como Felipe II no tenía rival, Ghiaurov aparte, claro.
Por último, y perteneciente a un ámbito distinto como es el de la música barroca, no puede olvidársenos el nombre de Anthony Rolfe Johnson, que sin duda firmó las grabaciones historicistas más bellas con voz de tenor en óperas como el Orfeo monteverdiano o La clemenza di Tito e Idomeneo, de Mozart, por no hablar de su Handel y su Bach.
Nos han hecho felices, y estoy seguro de que lo seguirán haciendo. ¿Puede alguien hacer algo más bello con su vida? Justo es que los aficionados les digamos GRACIAS.
Pero además de Sutherland quiero destacar también otras dos pérdidas recientes que me han encogido el ánimo y que también merecen aquí su particular homenaje. El primero de ellos es el gran Cesare Siepi, mi primer Don Giovanni en aquélla película de Furtwängler que mis padres me regalaron en vídeo hace ya muchas navidades. Es posible, incluso, que siga siendo mi Don Giovanni de referencia, aunque nunca me lo he planteado en serio, y ello pese a que mi inclinación por el historicismo en las interpretaciones juega en su contra. Como Felipe II no tenía rival, Ghiaurov aparte, claro.
Por último, y perteneciente a un ámbito distinto como es el de la música barroca, no puede olvidársenos el nombre de Anthony Rolfe Johnson, que sin duda firmó las grabaciones historicistas más bellas con voz de tenor en óperas como el Orfeo monteverdiano o La clemenza di Tito e Idomeneo, de Mozart, por no hablar de su Handel y su Bach.
Nos han hecho felices, y estoy seguro de que lo seguirán haciendo. ¿Puede alguien hacer algo más bello con su vida? Justo es que los aficionados les digamos GRACIAS.
2 comentarios:
Hola, me parece un blog muy interesante el tuyo, ya lo iré siguiendo en el futuro, lo acabo de descubrir.
Hace mucho que sigo tu estupendo blog, maac. Es para mí una alegría que me hayas descubierto. Bienvenido.
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