Nadie duda de la buena presencia escénica del tenor Jonas Kaufmann. Le gusta a las féminas y es probablemente el tenor más explotado comercialmente de los últimos años, por debajo siempre del estupendo Juan Diego Flórez. Su canto, en cambio, dista bastante de ser atractivo para mí, y conste que le he dado oportunidades. Ayer mismo acudí a su recital en el Maestranza sevillano con la intención de dejarme convencer de una vez por todas por su voz y con la esperanza de que el directo limara buena parte de las asperezas de su canto. El programa era ideal para ello: el ciclo liederístico “La bella molinera” de Franz Schubert con el acompañamiento pianístico de un sobresaliente Helmut Deutsch. Y sucedió exactamente lo que era previsible. Ignoro el por qué de la obsesión de Kaufmann en oscurecer su voz, ofreciendo un canto constantemente engolado. Tanto que durante uno de los aplausos pude oír cómo un señor sentado a mi espalda murmuraba a su esposa: “parece un barítono”. Cuando escucho a un cantante así llego a terminar yo mismo con la garganta cansada, pese permanecer obviamente en silencio. Es algo psicológico. La otra pega para mí son sus agudos en pianissimo: Kaufmann tiene la virtud de conseguir con sonido redondo, sólido, masculino más allá del pasaje de registro, pero en aquellos momentos que exigen del intérprete un mínimo de sutileza su voz sonó apagada, descolorida, completamente inconsistente.
El público, como era previsible, aplaudió efusivamente, y Kaufmann, que se hizo bastante de rogar, tuvo que ofrecer dos bises. Por cierto que en relación al público ayer se vivió un momento entre cómico y grotesco en el Maestranza, cuando medio teatro empezó a aplaudir justo antes de “Pausa”. Explicación: la gente vio el título en la pantalla instalada sobre el escenario y pensó erróneamente que el artista se despedía momentáneamente para un descanso. Supongo, eso sí, que Kaufmann quedaría encantado con la “falsa” ovación.
Aún creo que este hombre puede llegar a hacer cosas dignas con su voz. Continuaré rezando a San Judas Tadeo para que se enmiende.
El público, como era previsible, aplaudió efusivamente, y Kaufmann, que se hizo bastante de rogar, tuvo que ofrecer dos bises. Por cierto que en relación al público ayer se vivió un momento entre cómico y grotesco en el Maestranza, cuando medio teatro empezó a aplaudir justo antes de “Pausa”. Explicación: la gente vio el título en la pantalla instalada sobre el escenario y pensó erróneamente que el artista se despedía momentáneamente para un descanso. Supongo, eso sí, que Kaufmann quedaría encantado con la “falsa” ovación.
Aún creo que este hombre puede llegar a hacer cosas dignas con su voz. Continuaré rezando a San Judas Tadeo para que se enmiende.
8 comentarios:
bueno yo tambien pude escuchar a kaufmann y la verdad es que nunca habia escuchado tanto falcete junto sobre todo cuando va hacia las agudas en mf ya q en forte lo hace genial pero en mf la voz sufre un cambio exagerado como si fuese un falsete reforzado y apoyado totalmente en la nariz.El pianista una maravillaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Totalmente de acuerdo, Miguel. Lo de los cambios de color en su voz a lo largo del registro no puede negarlo nadie que asistiese al Maestranza. Sé bienvenido.
Hola !! Me da gusto saber que no soy el único que percibe el canto engolado de este señor. Aquí donde vivo tiene muchos fans , que me dicen que no es cierto que canta engolado. Y es intercambio de ideas de puros músicos profesionales.... Ya puedo dormir tranquilo !! Saludos desde Monterrey, México. José Valadez. 10/oct/13
Gracias, José. Kaufmann es un cantante que me inspira cosas muy contradictorias. Canta indiscutiblemente bien y con buen gusto, pero me parece una obviedad que falsea la emisión oscureciendo la voz artificialmente. Y yo soy de los que piensan que la voz hay que tenerla, no que ponerla.
Engolarse, además de un vicio que puede pasar factura al cantante, es un intento de engañar al público, haciéndole creer que se tiene una voz distinta de la que la realmente se posee. Por mucho que se cante muy bien y con gran sentimiento, creo que me costaría mucho considerar como realmente grande a un cantante que recurre a esto.
Lo que pasa es que Kaufmann tiene tantos seguidores que decir esto es arriesgarse a que a uno le tiren tomates.
Si la envidia fuera tiña...cuántos tiñosos habría
Si la envidia fuera tiña...cuántos tiñosos habría
Esto sucedió ya hace 6 años. me pregunto si aun opinan los mismo todos los experto que aquí comentaron, aquí en Chile se dice...Si la envidia matara, estarían muerto mil veces jajajaj
Esto sucedió ya hace 6 años. me pregunto si aun opinan los mismo todos los experto que aquí comentaron, aquí en Chile se dice...Si la envidia matara, estarían muerto mil veces jajajaj
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