Quien lea este blog sabrá que hace varios años me aficioné al ballet. Pues bien, el pasado viernes 28 sucumbí a algo nuevo: el patinaje sobre hielo. Estos días se está representando “El cascanueces” se Tchaikovsky sobre hielo en el Teatro de la Maestranza, y aunque a priori no pensaba ir, al final terminé picando. No me atraía de antemano la idea de asistir a un espectáculo con música enlatada, más aún cuando no hace mucho –creo que correría el año 2009– pudo verse un precioso Cascanueces en Sevilla en versión ballet, que es como hay que verlo, escucharlo y vivirlo en Navidad. Pero el caso es que el viernes por la mañana entré por pura curiosidad en la web del Maestranza y advertí que quedaba un elevadísimo número de localidades por vender (como seiscientas a medio día, si no recuerdo mal), de modo que saqué un par de ellas y acudí con mi madre a la función de las 21’00.
El espectáculo corre a cargo de The Imperial Ice Stars. No tengo yo muy claro de a qué imperio pertenecen exactamente. Viste mucho eso de llamarse “imperial”. Esta compañía representó el pasado año con éxito "El lago de los cisnes" en el Teatro Lope de Vega, y ahora el Maestranza les ha dado acogida para “El cascanueces”, convirtiendo su escenario en una pista de hielo. Como era de esperar, el público, integrado en gran medida por familias al completo que llevaban a sus pequeños, respondió encantado. Pero era un público muy escaso. Ignoro cómo habrá ido la venta de entradas para el resto de las funciones, pero la noche del viernes el teatro no estaba lleno ni siquiera a la mitad. El patio de butacas, y sobre todo las terrazas laterales tenían un aspecto realmente desangelado.
En cuanto al espectáculo en sí mismo, no resulta ni mucho menos tan fastuoso visualmente en materia de vestuario y decorados como las preciosas funciones de ballet con las que el Maestranza nos mima a los sevillanos, pero la función en su conjunto resulta atractiva y gustará sobre todo a los más pequeños de la familia. Todo el equipo de patinaje hace un gran trabajo, aunque hay algo que motivó mi ira irrefrenable. Por algún lado leí –quizá en la edición digital de algún periódico, no lo recuerdo bien– que la compañía no trabaja con música en directo porque los movimientos de los patinadores están tan estudiados que se hace necesario recurrir a la música grabada. Pues mire usted por dónde, no. Y digo bien: no es verdad. Eso es un cuento chino. La verdadera razón por la que la compañía utiliza grabaciones no es ni artística ni presupuestaria, sino algo mucho más cuestionable: la grabación utilizada contiene una versión muy manipulada de la genial obra de Tchaikovsky, con continuas mutilaciones, saltos y algún falso da capo que irritarán a los amantes de la obra musical. Aunque se me pueda acusar de excesivamente purista, esta concepción del espectáculo me parece muy desacertada. El trabajo de una compañía de baile, o en nuestro caso de patinaje, es dar vida a través del movimiento a la música. Pero si alteramos a esta última para adaptarla a lo visual ya no estaremos asistiendo al Cascanueces, sino a un espectáculo a propósito del Cascanueces.
Una tarde agradable, en cualquier caso, aunque no tenga interés musical. Los más pequeños disfrutarán.
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2 comentarios:
Mi primo y la novia fueron y como eran novatos en cuestiones de balllet les gustó. Al igual que el ambientillo y el Maestranza.
Yo vi un cascanueces en Alcalá que me gustó.
Debido al tiempo, mi primo me dijo que fueron menos de dos horas con el descanso, me dio por pensar que podría ser una obra capada. Me congratulo que lo confirmes.
Un saludo.
Bueno, que te guste no tiene por qué ser cuestión de novatería. Los patinadores realmente hacen un gran trabajo. Cosa distinta es que en el ámbito de la danza se hayan visto últimamente cosas mucho más atractivas, tanto visual como musicalmente, en el Maestranza.
Un abrazo.
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