... Tratamos de desentrañar las razones de la animadversión de Butterfly hacia su profesión de geisha (click).
... Investigamos sobre la verdadera identidad de Cio Cio San (click).
... Reflexionamos sobre el papel de las religiones cristiana, budista y sintoísta en el curso de la acción (click).
En el capítulo de hoy abordaremos un tema menos profundo pero esencial a la hora de representar la acción escénicamente con corrección histórica: el vestuario. ¿Cómo deben vestirse los personajes de Madama Butterfly?
En relación a los personajes occidentales –Pinkerton, Sharpless, Kate– el problema es inexistente. Lo lógico es que usen ropa occidental de la época, aunque sería perfectamente planteable, por extraño que suene, que Pinkerton luciese un kimono de color gris o negro el día de su boda con Butterfly. ¿Por qué no?
Lo verdaderamente interesante concierne, como no podía ser de otra manera, al personaje protagonista. En los tres actos en los que se estructura la ópera, Cio Cio San cambia precisamente tres veces de aspecto. Vayamos uno por uno:
En el primer acto, Butterfly aparece vestida de novia. Nos hemos planteado la posibilidad de que Pinkerton vistiese para la ocasión al modo japonés. ¿Es posible que algo así ocurriera a la inversa? De ninguna manera. Butterfly no viste ropas occidentales en su boda porque afirma llevar un obi puesto. Luego veremos lo que es un obi.
La boda de Cio Cio San y Pinkerton es civil, no religiosa. Sobre las creencias religiosas, inequívocamente budistas antes de su conversión al cristianismo, de Butterfly ya hablamos aquí. Sea como fuere, vamos a reflexionar sobre la indumentaria de la novia en una boda sintoísta. Los japoneses recurren a ella –es la forma tradicional de casarse– aunque sean budistas (suena curioso, pero en el budismo no existen ritos matrimoniales preestablecidos), y por tanto, es la forma más ortodoxa de vestir al personaje en escena. La propia Butterfly dice estar elegantemente ataviada el día de su boda (“Si vesta la sposa di puro candor”).
Así las cosas, la protagonista debe entrar en escena vestida, por tanto, como una novia tradicional japonesa de finales de siglo XIX, principios del XX, llevando una especie de kimono blanco llamado kakeshita. Exactamente esto:
Sobre el kakeshita se coloca un fastuoso y pesado kimono: el uchikake. Es una vistosa prenda de fiesta con la que resulta difícil moverse, ya que la novia debe soportar varios kilos de peso. Se utiliza sin obi, puede ser de cualquier color, y según leo por ahí, es frecuente que esté decorado con motivos de buena suerte, como las grullas. ¿Quién no conoce la tristísima historia de Sadako y sus mil grullas de origami? Aquí tenemos un llamativo uchikake:
Naturalmente, la pobre novia no puede permanecer mucho tiempo vistiendo así, por preciosa que esté. El uchikake se utiliza única y exclusivamente para la ceremonia en sí. Después se sustituye por otro kimono blanco (shiromuku, “blanca pureza”), más cómodo. Osea, que tras la boda, deberíamos ver a Cio Cio San cambiándose de kimono mientras Pinkerton recibe las felicitaciones de los invitados (“Auguri molti” – “I miei ringraziamenti”).
Shiromuku con wataboshi.
Ahora hablemos del “sombrero” de la novia. Los hay de dos tipos: uno es como una esfera que rodea totalmente la cabeza de la novia (wataboshi), y el otro (tsunokakushi) se asemeja más a lo que puede parecer un sombrero de fiesta a los ojos de un occidental. Aunque he leído por ahí, no parece estar muy clara la razón de su uso. ¡Una de las teorías es que sirve para ocultar los demoníacos cuernos de las mujeres!
En su película de Madama Butterfly, Jean Pierre Ponnelle colocó algo que se supone que es un tsunokakushi en la cabeza de la enorme Mirella Freni:
Tocado Tsunokakushi y fotograma de la “Madama Butterfly” de Ponnelle.
Y un último detalle: la novia porta consigo en su pecho una daga y un estuche con un espejo o peine. Estos elementos aparecen en el libreto de la ópera. Todos sabemos para qué acabará utilizando esa daga la desdichada protagonista.
Pasemos ahora a los actos segundo y tercero. Ya lo he escrito en alguna ocasión y lo repito. Es un error presentar aquí a Butterfly vestida con ropa occidental. Es más, el libreto no permite que el personaje use ese tipo de indumentaria en ningún momento. La razón es indiscutible: al avistar el barco de Pinkerton acercándose al puerto, Butterfly pide a su criada Suzuki que le coloque nuevamente su obi nupcial. El obi, al que me referí anteriormente, es el largo cinturón de tela que sujeta el kimono a la cintura. Se ata por la espalda, por lo que es imposible que una sola persona pueda colocárselo. Las prostitutas que antaño se hacían pasar por geishas recurrían a atárselo de frente, por razones obvias.
Estas tres amables maiko nos muestran sus obis para clarificarnos las ideas y reducir nuestra empanada mental.
Esta prenda, el obi, es la única sobre la cual Butterfly nos aporta una mínima descripción: es “pomposo” y difícil de desatar (“Quest’obi pomposa di scioglier mi tarda”). Suzuki se lo coloca a Butterfly en el segundo acto sobre su kimono –sólo puede ser un kimono– informal de andar por casa, que también utiliza al final del primer acto en su escena de amor con Pinkerton. Con estas prendas morirá en el tercer acto. Recordemos que Butterfly cree tan inminente la llegada de Pinkerton a la casa (una o dos horas) que apenas considera tener tiempo para adornar la vivienda con flores, maquillarse un poco y peinarse. Luego se sienta a esperar la hecatombe que se le viene encima.
No me resisto a poner estos dos vídeos de youtube en los que puede verse a una maiko de Gion aplicándose el maquillaje y vistiéndose. No son prendas nupciales –de eso también hay en youtube– pero Butterfly estaría perfectamente habituada a este tipo de indumentaria. Los vídeos son francamente interesantes.
6 comentarios:
Ya tenía ganas de que continuaras la serie. Muy ameno e interesante lo que dices. Gracias.
Últimamente ando algo liado, aunque preveo al menos dos entradas más de este tipo. Uno de mis eternos problemas es que tengo en mente un montón de secciones e ideas para el blog y que luego jamás las llevo a la práctica. En fin...
Tu blog no le gusta que comente. Ayer lo pongo y luego no me aparece argh.
Me ha gustado mucho al entrada, es genial cuando hablas de música pero se agradece cuando lo haces de otros temas. De Japón lo que más me gusta son las japonesas y la gastronomía.
Un saludo
Eso es porque no ibas a decir nada bueno...
Yo nunca he tenido problemas comentando aquí. Se me ocurre que quizás el problema tenga que ver con esto:
http://support.mozilla.org/en-US/kb/enable-and-disable-cookies-website-preferences
Osea, que si navegas con Firefox, como yo, puedes comprobar lo siguiente: Opciones; Privacidad. Verás la frase "Firefox podrá" junto a un menú desplegable. Marca "Usar una configuración personalizada para el historial" y asegúrate de que están marcadas las casillas "Aceptar cookies" e "Incluso de terceros".
A mí esto me venía por defecto (nunca recuerdo haberlo tocado), pero míralo por si las moscas.
Puede que no fuese a decir nada bueno jejejejejje.
Espero que no me vuelva a ocurrir.
Un saludo.
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