Con el curioso título de Tacuinum Sanitatis, el grupo sevillano Artefactum, especializado en el repertorio medieval, ha regresado al ciclo de conciertos del Alcázar tras su ausencia del año pasado, debida a las celebraciones del decimoquinto aniversario de la formación del conjunto. El nombre del programa se refiere a la versión latina del tratado médico del árabe Ibn Butlan y al carácter más o menos “terapéutico” que puede atribuirse a la música (en nuestro caso, danzas de la Italia feudal), junto con remedios medicinales destinados a equilibrar los cuatro humores del cuerpo humano. Puede parecer ingenuo, sí, pero es un rasgo evidente de progreso científico el hecho de que, al menos, el tratado no se refiera a la voluntad divina como causa y eventual solución de las enfermedades. Además, aquellos que sigan esbozando una sonrisa irónica y compasiva hacia aquellas teorías ingenuas deberán recordar al célebre doctor Tomatis con su “efecto Mozart”, que se extendió como la pólvora por todo el mundo nada menos que a finales del siglo XX, por mucho que hoy se encuentre cuestionado.
El regreso de Artefactum a los jardines del Alcázar, con un programa que en buena medida bebe de su último trabajo discográfico (“Saltos, brincos y reverencias”, editado por Pasarela) ha ofrecido y seguirá ofreciendo al asistente algo diferente en cada oportunidad: los conciertos de los días 1, 15 y 29 de agosto corren a cargo del grupo en formación de cuarteto (José Manuel Vaquero, organetto y zanfoña; Juan Manuel Rubio, zanfoña y viola; Álvaro Garrido, percusión; y el siempre impecable Ignacio Gil, de quien ya hemos hablado varias veces a propósito de Axabeba, con las flautas medievales). Su última actuación, que servirá de clausura para esta edición del ciclo del Alcázar el próximo 11 de septiembre, abordará el mismo programa pero añadiéndole la presencia del colombiano Francisco Orozco. Además, en cada uno de los conciertos, el grupo recurre a bises diferentes, lógicamente a petición del público, si bien esto siempre ocurre. Ayer el respetable, que junto con la música disfrutó también del buen humor del grupo, se puso en pie para despedir al cuarteto, que exhibió, además de la destreza interpretativa que les ha consagrado como una de las agrupaciones especializadas en el repertorio de más renombre de todo el país, la misma vitalidad, energía, colorido y sabiduría en la elección de los instrumentos que se admira en sus discos.
Así que el lector ya lo sabe. Si aún no ha tenido la oportunidad de acercarse al Alcázar a disfrutar de Artefactum aún quedan dos ocasiones afortunadamente similares, pero nunca iguales.
Saltarello. Siglo XIV – Artefactum
El regreso de Artefactum a los jardines del Alcázar, con un programa que en buena medida bebe de su último trabajo discográfico (“Saltos, brincos y reverencias”, editado por Pasarela) ha ofrecido y seguirá ofreciendo al asistente algo diferente en cada oportunidad: los conciertos de los días 1, 15 y 29 de agosto corren a cargo del grupo en formación de cuarteto (José Manuel Vaquero, organetto y zanfoña; Juan Manuel Rubio, zanfoña y viola; Álvaro Garrido, percusión; y el siempre impecable Ignacio Gil, de quien ya hemos hablado varias veces a propósito de Axabeba, con las flautas medievales). Su última actuación, que servirá de clausura para esta edición del ciclo del Alcázar el próximo 11 de septiembre, abordará el mismo programa pero añadiéndole la presencia del colombiano Francisco Orozco. Además, en cada uno de los conciertos, el grupo recurre a bises diferentes, lógicamente a petición del público, si bien esto siempre ocurre. Ayer el respetable, que junto con la música disfrutó también del buen humor del grupo, se puso en pie para despedir al cuarteto, que exhibió, además de la destreza interpretativa que les ha consagrado como una de las agrupaciones especializadas en el repertorio de más renombre de todo el país, la misma vitalidad, energía, colorido y sabiduría en la elección de los instrumentos que se admira en sus discos.
Así que el lector ya lo sabe. Si aún no ha tenido la oportunidad de acercarse al Alcázar a disfrutar de Artefactum aún quedan dos ocasiones afortunadamente similares, pero nunca iguales.
Saltarello. Siglo XIV – Artefactum
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