Al igual que hiciera Axabeba, el seiscientos cincuenta aniversario de la muerte de María de Padilla ha servido como excusa e hilo conductor del programa que el grupo medieval Aquitania ha traído a los jardines del Alcázar los días 8 y 22 de agosto. Como bien apuntó anoche Juan Manuel Rubio, no ha llegado a nuestros días ninguna pieza musical que podamos vincular directamente a María de Padilla o a Pedro el Cruel, y de ahí que el programa que se presenta se encuentre esbozado tomando como eje central la música medieval del siglo XIV.
El concierto se abrió de forma enérgica con una pieza tradicional turca llamada Ussak Saz Semai, si mi cabeza no me falla (aunque se interpretó la totalidad del programa previsto, no se respetó el orden establecido en el folleto), que llegó a alcanzar ritmos frenéticos y realmente dionisíacos. Fue este uno de los rasgos característicos de la actuación de anoche: interpretaciones plenas de colorido instrumental, de inventiva y de viveza, pero necesitadas quizá de una mayor espiritualidad en las obras sacras. El caso más evidente fue sobre todo la Imperayritz de la ciutat joiosa y en menor medida el Maria Matrem, ambas del Llivre Vermell de Montserrat y precedida esta última de una larga introducción instrumental, fruto supongo de la inventiva del grupo, en la que tuvo un papel destacado el arpa de Villalba. Algo parecido sucedió en el O Virgo splendens, que se cerró también de forma instrumental, a modo de estampida final. Epicuro frente a Zenón.
Al margen de la incuestionable belleza instrumental, en la que junto con Emilio Villalba y Juan Manuel Rubio brilló sobresalientemente Elena Escartín con las flautas de pico, el apartado vocal también merece de ciertas consideraciones. Escuchando la voz de Leonor Bonilla, anoche tuve la sensación de que la música medieval sonaba como si se tratara de canciones pop, y a mi mente acudieron algunos de los experimentos de L’Arpeggiata, tan simpáticos al oído como cuestionables en cuanto a su ortodoxia. En cualquier caso, nos movemos aquí en terreno peligroso, pues tomarse el rigor histórico al pie de la letra excluiría, sin ir más lejos, la presencia de voces femeninas en la música sacra no ya en el ámbito medieval, sino hasta al menos el siglo XIX. Por muy historicista que uno sea, es inevitable que exista una suerte de “compromiso de falsedad”, probablemente inconsciente, que posibilita el disfrute junto con agrupaciones instrumentales historicistas, por ejemplo, del Monteverdi Choir... o de la voz y el estilo de Leonor Bonilla. Todo queda en el lugar en el que el oyente decida poner el límite. Por lo demás, la voz es bella y Bonilla sabe hacerla vibrar de forma efectiva, especialmente en el registro alto. Lo más destacable en este sentido fue una estupenda Ecco la primavera de Landini, en la que tan sólo pudo criticarse el acompañamiento vocal de Rubio, con una voz de tenor de ingrato timbre y no muy solvente en las agilidades.
Leyendas de Amor y Sangre
650 Aniversario de la muerte de María de Padilla
O Virgo splendens (Llivre Vermell, Montserrat, s.XIV)
Plus dure que un dyamant (Guillame Machaut)
Ussak Saz Semai (Trad. Siria)
Ecco la primavera (Francesco Landini)
In pro (Anon. Italia, s.XIV)
Mariam matrem (Llivre Vermell, Montserrat, s.XIV)
La Rotta (Anon. Italia, s.XIV)
Imperayritz de la ciutat joiosa (Llivre Vermell, Montserrat, s.XIV)
Huseyni Pesrev (Trad. Turquía)
La Rotta (Italia, s. XIV) – Aquitania
El concierto se abrió de forma enérgica con una pieza tradicional turca llamada Ussak Saz Semai, si mi cabeza no me falla (aunque se interpretó la totalidad del programa previsto, no se respetó el orden establecido en el folleto), que llegó a alcanzar ritmos frenéticos y realmente dionisíacos. Fue este uno de los rasgos característicos de la actuación de anoche: interpretaciones plenas de colorido instrumental, de inventiva y de viveza, pero necesitadas quizá de una mayor espiritualidad en las obras sacras. El caso más evidente fue sobre todo la Imperayritz de la ciutat joiosa y en menor medida el Maria Matrem, ambas del Llivre Vermell de Montserrat y precedida esta última de una larga introducción instrumental, fruto supongo de la inventiva del grupo, en la que tuvo un papel destacado el arpa de Villalba. Algo parecido sucedió en el O Virgo splendens, que se cerró también de forma instrumental, a modo de estampida final. Epicuro frente a Zenón.
Al margen de la incuestionable belleza instrumental, en la que junto con Emilio Villalba y Juan Manuel Rubio brilló sobresalientemente Elena Escartín con las flautas de pico, el apartado vocal también merece de ciertas consideraciones. Escuchando la voz de Leonor Bonilla, anoche tuve la sensación de que la música medieval sonaba como si se tratara de canciones pop, y a mi mente acudieron algunos de los experimentos de L’Arpeggiata, tan simpáticos al oído como cuestionables en cuanto a su ortodoxia. En cualquier caso, nos movemos aquí en terreno peligroso, pues tomarse el rigor histórico al pie de la letra excluiría, sin ir más lejos, la presencia de voces femeninas en la música sacra no ya en el ámbito medieval, sino hasta al menos el siglo XIX. Por muy historicista que uno sea, es inevitable que exista una suerte de “compromiso de falsedad”, probablemente inconsciente, que posibilita el disfrute junto con agrupaciones instrumentales historicistas, por ejemplo, del Monteverdi Choir... o de la voz y el estilo de Leonor Bonilla. Todo queda en el lugar en el que el oyente decida poner el límite. Por lo demás, la voz es bella y Bonilla sabe hacerla vibrar de forma efectiva, especialmente en el registro alto. Lo más destacable en este sentido fue una estupenda Ecco la primavera de Landini, en la que tan sólo pudo criticarse el acompañamiento vocal de Rubio, con una voz de tenor de ingrato timbre y no muy solvente en las agilidades.
Leyendas de Amor y Sangre
650 Aniversario de la muerte de María de Padilla
O Virgo splendens (Llivre Vermell, Montserrat, s.XIV)
Plus dure que un dyamant (Guillame Machaut)
Ussak Saz Semai (Trad. Siria)
Ecco la primavera (Francesco Landini)
In pro (Anon. Italia, s.XIV)
Mariam matrem (Llivre Vermell, Montserrat, s.XIV)
La Rotta (Anon. Italia, s.XIV)
Imperayritz de la ciutat joiosa (Llivre Vermell, Montserrat, s.XIV)
Huseyni Pesrev (Trad. Turquía)
La Rotta (Italia, s. XIV) – Aquitania
0 comentarios:
Publicar un comentario