Esperaba con cierta impaciencia el recital de la gran Mariella Devia en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, sobre todo después de que el mismo, que debió haberse celebrado en marzo, se aplazase hasta el día de ayer, 30 de abril. Tratándose de Devia, cualquier espera vale la pena, pero lo cierto es que una vez sentado en mi asiento llegué a temerme lo peor. Sonaron por megafonía las típicas palabras: “la cantante se encuentra indispuesta por un proceso viral, pero por respeto al público saldrá al escenario”. Dicho de otro modo, es un llamamiento al público que dice “no seáis exigentes”, algo que resultó de todo punto innecesario en el caso de Devia. Los malignos efectos de su enfermedad no se dejaron ver en toda la noche, sino todo lo contrario: a lo que asistimos fue a un verdadero alarde de buen gusto, de técnica, control y dominio de la voz, de fraseo. De belcanto. Cierto es que me pareció que empezaba algo fría en el Chopin que abría el concierto (más abajo copio el programa completo), sobre todo en los ataques, si bien transcurridos los primeros segundos (no minutos) la cosa se convirtió en lo que todos esperábamos. Hubo un incidente instantes antes del término de la primera parte. Un señor del público se sintió indispuesto y se llamó a voces a un médico, lo que hizo que Devia interrumpiese al momento su canto. Como me encontraba muy cerca del escenario (sólo en la sexta fila del patio) pude ver perfectamente su gesto de extrañeza.
La segunda parte fue aún más espectacular y el público reaccionó de forma especialmente estruendosa en el “Com’è bello quale incanto” de la Lucrezia Borgia de Donizetti. De propina, dos Puccinis muy agradecidos pero que poco tenían que ver con la tónica general del concierto: el “Signore, ascolta” de Turandot y el “Quando m’en vo” de La Bohème. El público, que siendo generoso llenaría el 70% del teatro, hubiera aplaudido hasta que Devia agotara su repertorio de bises, pero su pongo que estando enferma tampoco se sentía muy dispuesta a darse una paliza. En lo que a mí se refiere, abandoné el teatro con dolor en los brazos.
A todo esto, impecable el acompañamiento al piano de Max Bullo.
I
Fréderik Chopin (1810-1849)
Mazurke
L'oiselet
La dance
Gustave Charpentier (1860-1956)
“Depuis le jour” de Louise
Franz Liszt (1811-1886)
S'il est un charmant gazon
Oh! quand je dors
Jules Massenet (1842-1912)
“Adieu notre petite table” de Manon
Charles Gounod (1818-1893)
Au printemps
Le vallon
“Je veux vivre”•de Romeo et Juliette
II
Vincenzo Bellini (1801-1835)
“Casta Diva” de Norma
Gaetano Donizetti (1797-1948)
“Com’è bello quale incanto” de Lucrezia Borgia
“Oh nube” de Maria Stuarda
Giuseppe Verdi (1813-1901)
“Non fu sogno” de I Lombardi
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