Por fin llegó el ballet de todos los años. En este caso, la oferta de ballet clásico de la presente temporada del Teatro de la Maestranza de Sevilla nos ha traído al Bayerisches Staatsballett, esto es, al Ballet de la Ópera de Munich nada menos que con “La bella durmiente” de Tchaikovsky con la encantadora coreografía de Ivan Liška. Como ya escribí el año pasado a propósito de “La Cenicienta”, cada vez disfruto más el ballet, un mundo por completo inexistente para mí hace tan sólo cuatro años. Asistí a la última función (la de ayer, día 15 de enero) y cuando todo son parabienes es innecesario escribir demasiado. Adoro la sucesión de movimientos imposibles, la permanente sensación de ingravidez, la mezcla de colores y el movimiento rítmico y matemáticamente acompasado con una música que nunca baja de lo sublime, interpretada también de la misma manera por nuestra ROSS. La ambientación de esta “Bella durmiente” ha sido de cuento de hadas, con un variadísimo vestuario merecedor de la matrícula de honor. Lo mejor, la presencia de la extraordinaria y elegantísima Lucia Lacarra en el papel protagonista y la extraordinaria Hada de las Lilas de Séverine Ferrolier. A destacar también el atlético príncipe de Marlon Dino, la teatral bruja travestida de Peter Jolesh y entre los personajes más secundarios, el agilísimo Pulgarcito de Ilia Sarkisov. Simpatiquísima y encantadora la presencia en escena de los niños del Conservatorio Superior de Danza y sublime la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, dirigida en esta ocasión por el norteamericano Myron Romanul.
El lleno del teatro, los atronadores aplausos a cada momento y no digamos ya al final, así como la gran presencia de público infantil, los más educados siempre porque quedan absorbidos por la función y no hacen el menor ruido, obligan a pensar que los sevillanos responden sobradamente bien a este tipo de espectáculos. Queremos más.
El lleno del teatro, los atronadores aplausos a cada momento y no digamos ya al final, así como la gran presencia de público infantil, los más educados siempre porque quedan absorbidos por la función y no hacen el menor ruido, obligan a pensar que los sevillanos responden sobradamente bien a este tipo de espectáculos. Queremos más.
Fotografías de http://julio-rodriguez.blogspot.com/
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