Creo que cada año escribo la misma entrada. Es más, justo antes de entrar en el concierto anual de proyecto Atalaya de la OBS creo saber, sin gran riesgo de equivocarme, cuáles son las cosas buenas que voy a encontrarme y cuáles no lo son tanto. ¿Acudo entonces a estos conciertos con prejuicios? Probablemente sí.
Para quien no lo sepa, el proyecto Atalaya es una colaboración entre la Orquesta Barroca de Sevilla y varias universidades andaluzas para la recuperación del patrimonio musical andaluz. En el caso concreto de la ciudad de Sevilla, el concierto anual se celebra en la iglesia de la Anunciación y la cita es siempre de indudable interés, pues brinda la oportunidad de escuchar interpretadas por primera vez en siglos las músicas que nos dejaron nuestros antepasados y que hasta ahora han estado acumulando polvo en los archivos de las catedrales. Este año la cosa ha estado dedicada a la figura de
Jaime Balius, compositor principalmente de villancicos que trabajó en la catedral de Córdoba a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Tal y como señalan las notas al programa, una de las cosas más curiosas es que los textos de estos villancicos acostumbren a tener una lectura no solo religiosa, sino también política, especialmente en el caso de aquellos compuestos durante el convulso período histórico de la ocupación francesa y la Guerra de Independencia. Bien, además de esto se ofrecieron notables interpretaciones de la sinfonía nº2 Hob. I:2 de Haydn y otra de Pleyel (REM 126), cuyo finale sonó a mis oídos –quién sabe si con razón o incurriendo en el disparate– como heredero del de la nº 39 mozartiana.
Jaime Balius, compositor principalmente de villancicos que trabajó en la catedral de Córdoba a caballo entre los siglos XVIII y XIX. Tal y como señalan las notas al programa, una de las cosas más curiosas es que los textos de estos villancicos acostumbren a tener una lectura no solo religiosa, sino también política, especialmente en el caso de aquellos compuestos durante el convulso período histórico de la ocupación francesa y la Guerra de Independencia. Bien, además de esto se ofrecieron notables interpretaciones de la sinfonía nº2 Hob. I:2 de Haydn y otra de Pleyel (REM 126), cuyo finale sonó a mis oídos –quién sabe si con razón o incurriendo en el disparate– como heredero del de la nº 39 mozartiana.
Sin embargo, como digo, todos los años sucede lo mismo, y todos los años me vuelvo a casa pensando en la misma cosa negativa: falla el emplazamiento del concierto. Nadie discute que la iglesia de la Anunciación dispone de las dimensiones adecuadas para un evento de este tipo, ni tampoco que es un hermoso templo que da cobijo a alguna de las más interesantes imágenes que procesionan en la famosa Semana Santa de esta ciudad. El problema, como el de otras grandes iglesias de Sevilla –pensemos, por ejemplo, en la parroquia de la Magdalena– está que la acústica es definitivamente mediocre. Lo he comprobado personalmente: no es cuestión de sentarse cerca de los músicos, lejos de ellos o a mitad de camino. El sonido, sencillamente reverbera y se pierde, de manera que siempre resulta escaso y se hace difícil apreciar las texturas del tejido instrumental de composiciones que son desconocidas al público, que desafortunadamente tiene que irse a casa llevándose consigo de ellas tan solo una idea aproximada.
¿De verdad no dispone la Universidad de Sevilla de un espacio más acorde para la celebración de estos conciertos? Mientras este problema no se solucione, cada año seguiré escribiendo esta misma entrada, que puede resumirse en tres palabras: gran acontecimiento deslucido.
La música en la Catedral de Córdoba: Jaime Balius
Programa
I parte
Jaime Balius y Vila (1750-1822), Clara Aurora, para tiple, oboes, trompas, violines y acompañamiento
Ignaz Pleyel (1757-1831), Sinfonía en Re M. BEN 126 para 2 oboes, 2 trompas y cuerdas. 1785 (Versión coetánea conservada en la Catedral de Córdoba)
Allegro assai – Andante – Menuetto/Trio – Finale: Rondo allegro
Jaime Balius y Vila, No hemos de hablar, para tiple, oboes, trompas, violines y acompañamiento
II parte
Jaime Balius y Vila, Adonde infiel dragón, para tiple, oboes, trompas, violines y acompañamiento
Joseph Haydn (1732-1809), Sinfonía nº 2 Hob.I:2 en Do M., 1764
Allegro – Andante -Finale: Presto
Jaime Balius y Vila, De la antigua serpiente, para tiple, oboes, trompas, violines y acompañamiento
María Hinojosa, soprano
Plantilla
Violines 1os: Alexis Aguado (concertino), Guadalupe del Moral, Elena Borderías, Rafael Muñoz-Torrero, Leonor de Lera
Violines 2os: Leo Rossi, Valentín Sánchez, Antonio Almela, Nacho Ábalos, María Ramírez
Violas: María Ramírez, Elena Borderías
Cellos: Mercedes Ruiz, Anastasia Baraviera
Contrabajo: Ventura Rico
Clave: Alejandro Casal
Oboes: Patrick Beaugiraud, Jacobo Díaz
Trompas: Rafa Mira, Ricardo Rodríguez
Vanni Moretto, director
2 comentarios:
Creo q cada año leo la misma entrada ;)
En lo que concierne a la acústica del templo sí, claramente. Y lo triste es que en los últimos meses se ha dificultado mucho organizart conciertos en las iglesias de Sevilla, sobre todo si no son de música sacra. La Anunciación es una excepción porque pertenece a la Universidad y no hay que rendir cuentas al arzobispado, pero la acústica es penosa.
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