La Sevilla de la cultura, de la diversidad y las alternativas de ocio y de la superación –que no ruptura– de los clichés se nos muere. Dicen que es por la crisis, argumento que sólo es de recibo a medias. Ayer mismo entré en unos famosísimos grandes almacenes en los que la sección de música culta ha venido experimentando en los últimos años una reducción que, simplemente, resulta dramática. Mi sorpresa fue descomunal cuando descubrí que la marginación de la ópera y la música clásica ha llegado allí al extremo de arrancarla de su anterior espacio físico –destinado ahora al cómic– para quedar relegada a una miserable pared arrinconada en la sección de cine. No voy a andarme con chiquitas: señores del Corte Inglés (Sevilla, Plaza del Duque): ustedes le han dado la espalda al cliente que busca consumir estos productos, medidores del grado de cultura de cualquier población civilizada. Tras la desaparición hace años de la entrañable Allegro música, junto al Teatro de la Maestranza, el aficionado sevillano tiene pocas posibilidades en lo que se refiere a la compra de música culta en la llamada “ciudad de la música”. Luego se quejan de que la gente compra discos por internet.
Pero a fin de cuentas, lo más dramático no es esto. Como acaba de señalar, la red ofrece al melómano muchas páginas fiables en las que poder adquirir –y a mejor precio, todo sea dicho– aquello que se nos niega físicamente en las tiendas. Pero en cuestiones políticas no hay sustitutivos que valgan. Jamás escribo sobre política en El Patio de Butacas porque no es esta la plataforma para ello. Además, cuando he tocado algún tema relacionado, mis críticas nada han tenido que ver con servilismos ideológicos, de los que me mantengo afortunadamente distante. El anterior gobierno municipal (socialista) comenzó el asesinato de la Sevilla culta con las drásticas reducciones presupuestarias al Teatro de la Maestranza y a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. La actual corporación (popular) ha mantenido los recortes y tuvo ayer el dislate de proponer que el Festival de Música Antigua tenga un carácter bianual. Entiendo a la perfección la situación comprometida a la que se ve avocado el Ayuntamiento de Sevilla a causa del vacío de las arcas municipales, pero los políticos, como representantes de los ciudadanos y depositarios de la confianza pública demostrada en las urnas, no pueden cercenar la vida cultural de los ciudadanos. Simplemente, no tienen derecho. Cualquier político que después de ser elevado por los ciudadanos se vuelve contra ellos comete moralmente un grave abuso de autoridad.
Las palabras de María del Mar Sánchez Estrella, Delegada de Cultura, no tienen desperdicio:
"Lo que queremos es que un festival consolidado, con público, con demanda, se preserve. Si una actividad se celebra cada dos años puede aumentar días, puede tener más presupuesto y nos permite negociar con otras entidades, para que no sólo dependa de nosotros".
O sea, que lo mejor para “preservar” aquello que vale la pena es reducirlo a la mitad. Seamos inteligentes: lo que subyace bajo las palabras de la Delegada es que antes de asesinar del todo al FEMAS, lo mejor es celebrarlo cada dos años, y además negociando con “otras entidades” para que el Ayuntamiento se desvincule, aunque sea en parte, de su financiación. Señora Sánchez Estrella, usted, como Delegada de Cultura, ha tenido la desfachatez de afirmar indisimuladamente la voluntad del Ayuntamiento al que pertenece de darle la espalda a la cultura. Pero hay más:
"[...] habría música de este repertorio en la ciudad gracias al ciclo de la Orquesta Barroca de Sevilla (OBS), el de órganos históricos o el Festival Turina".
Oiga usted, es que eso ya existe, junto con el FEMAS. No nos lo venda como una dádiva sustitutiva del Festival. No hay necesidad de ponerse cínicos.
Eso sí, continúen ustedes promocionando la imagen esteorotipada de la flamenca con una raqueta de tenis en la mano para la Copa Davis. Cualquier ciudadano de Sevilla con una capacidad intelectual superior a un higo chumbo tiene argumentos sobrados para sentirse defraudado y preocupado asista o no al Festival. Estamos hablando de cortarle las alas a una ciudad que, especialmente desde la Exposición Universal de 1992 venía mostrándose con éxito como un escaparate cultural en el que el visitante podía encontrar mucho más que tablaos de flamenco y cofradías.
Un político cateto nunca puede representar a un ciudadano culto.
Pero a fin de cuentas, lo más dramático no es esto. Como acaba de señalar, la red ofrece al melómano muchas páginas fiables en las que poder adquirir –y a mejor precio, todo sea dicho– aquello que se nos niega físicamente en las tiendas. Pero en cuestiones políticas no hay sustitutivos que valgan. Jamás escribo sobre política en El Patio de Butacas porque no es esta la plataforma para ello. Además, cuando he tocado algún tema relacionado, mis críticas nada han tenido que ver con servilismos ideológicos, de los que me mantengo afortunadamente distante. El anterior gobierno municipal (socialista) comenzó el asesinato de la Sevilla culta con las drásticas reducciones presupuestarias al Teatro de la Maestranza y a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. La actual corporación (popular) ha mantenido los recortes y tuvo ayer el dislate de proponer que el Festival de Música Antigua tenga un carácter bianual. Entiendo a la perfección la situación comprometida a la que se ve avocado el Ayuntamiento de Sevilla a causa del vacío de las arcas municipales, pero los políticos, como representantes de los ciudadanos y depositarios de la confianza pública demostrada en las urnas, no pueden cercenar la vida cultural de los ciudadanos. Simplemente, no tienen derecho. Cualquier político que después de ser elevado por los ciudadanos se vuelve contra ellos comete moralmente un grave abuso de autoridad.
Las palabras de María del Mar Sánchez Estrella, Delegada de Cultura, no tienen desperdicio:
"Lo que queremos es que un festival consolidado, con público, con demanda, se preserve. Si una actividad se celebra cada dos años puede aumentar días, puede tener más presupuesto y nos permite negociar con otras entidades, para que no sólo dependa de nosotros".
O sea, que lo mejor para “preservar” aquello que vale la pena es reducirlo a la mitad. Seamos inteligentes: lo que subyace bajo las palabras de la Delegada es que antes de asesinar del todo al FEMAS, lo mejor es celebrarlo cada dos años, y además negociando con “otras entidades” para que el Ayuntamiento se desvincule, aunque sea en parte, de su financiación. Señora Sánchez Estrella, usted, como Delegada de Cultura, ha tenido la desfachatez de afirmar indisimuladamente la voluntad del Ayuntamiento al que pertenece de darle la espalda a la cultura. Pero hay más:
"[...] habría música de este repertorio en la ciudad gracias al ciclo de la Orquesta Barroca de Sevilla (OBS), el de órganos históricos o el Festival Turina".
Oiga usted, es que eso ya existe, junto con el FEMAS. No nos lo venda como una dádiva sustitutiva del Festival. No hay necesidad de ponerse cínicos.
Eso sí, continúen ustedes promocionando la imagen esteorotipada de la flamenca con una raqueta de tenis en la mano para la Copa Davis. Cualquier ciudadano de Sevilla con una capacidad intelectual superior a un higo chumbo tiene argumentos sobrados para sentirse defraudado y preocupado asista o no al Festival. Estamos hablando de cortarle las alas a una ciudad que, especialmente desde la Exposición Universal de 1992 venía mostrándose con éxito como un escaparate cultural en el que el visitante podía encontrar mucho más que tablaos de flamenco y cofradías.
Un político cateto nunca puede representar a un ciudadano culto.
7 comentarios:
Tienes toda la razón. Tanto el PSOE como el PP locales están actuando con verdadera desvergüenza. Las declaraciones de Sánchez Estrella, de antología. El futuro, negrísimo: el verdadero problema no es que dejemos de escuchar música en directo los que ya somos aficionados, sino que al eliminar los conciertos se va a dejar de crear afición. Muchos nos introdujimos en la música sinfónica con a la ROSS, a la ópera en el Maestranza y a la Música Antigua gracias al FEMAS. Si eso se acaba, la demanda desaparecerá en unos pocos lustros, es decir, cuando los que ya somos aficionados vayamos abandonando este mundo y todo quede en manos de unos jóvenes que no sabrán ya ni quién es Beethoven. De espanto.
Totalmente de acuerdo, Fernando. Fue en tu blog donde leí la desagradable noticia. Un cordial saludo.
Lamentablemente es lo más sencillo, se recorta en cultura, es, también desgradiadamente, minoritaria y no tiene un coste electoral significativo, no piensan en que realmente las aportaciones destinadas a actividades culturales son prácticamente insignificantes en el conjunto de la inversión pública y, como consecuencia, sus recortes también lo son.
De paso nos idiotizan un poco más.
Tampoco se dan cuenta de que la actividad cultural es una importante fuente de riqueza y una inversión publicitaria en un país cuya economía depende del turismo.
Lo mejor son las palabras de la ahora delegada "Vamos a incrementar y estudiar el presupuesto, pero también en otros programas culturales. La idea es volver a poner estas instituciones en los niveles que tenían con anterioridad". Debía de referirse a los niveles de hace 10 años.
Maac, lo que dices tiene mucha relación con lo que apunta Fernando: él tiene mucha razón cuando dice que la cultura es minoritaria como consecuencia de la falta de promoción y financiación. Por eso, como es algo "minoritario", a los políticos debe parecerles que no se va a notar mucho si introducen recortes. Otro gallo cantaría en Sevilla si estuviésemos hablando de un festival de flamenco.
Yorg, la cosa apesta a retroceso. Efectivamente.
increíble pero no solo pasa en Sevilla.Em Madrid han cerrado la tienda del Real, ya es lo último: aguantar a Mortier y que encima nos cierre la tienda.En cuanto al Corte Inglés de Madrid , pasa lo mismo, es vergonzoso ver la estantería de clásica y ópera..
Un saludo
A mi me parece una lástima que estén extinguiéndose las tiendas de discos clásicos, pero es el tiempo que nos ha tocado vivir. Un saludo.
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