Hoy hace un año desde que abrí el blog. No puede decirse que sea longevo, pero su existencia ha estado pensada siempre en el corto plazo, de modo que no deja de sorprenderme a mí mismo el haber llevado esta página como si tal cosa durante doce meses. Doce meses en los que, como digo, en ningún momento he apostado por la supervivencia del blog a corto plazo. He escrito siempre bajo la premisa mental de que en cualquier momento puedo sufrir un cortocircuito mental que me lleve a hacerlo desaparecer como si nunca hubiera existido, pero hasta ahora no ha sido así.
Tener un blog pensando únicamente en el corto plazo no me ha impedido recopilar en una lista (me encanta hacer listas) aquellos temas pendientes de los que me gustaría escribir. Manteniendo mi línea de cuatro o cinco entradas mensuales, podría escribir hasta entrado el año 2012 sin tener que pensar ningún texto que no lo esté ya en la lista. Obviamente, y aunque me tomo el listado como algo ciertamente orientativo, no es ese mi propósito.
Hablando de temas de los que escribir, he de decir que este blog ha sido un éxito y en cierto modo también un fracaso para mi persona. Desde el comienzo nació “bicéfalo”, como lugar donde escribir sobre música (de ahí el nombre de “El patio de butacas”) y como espacio donde plasmar mis reflexiones personales sobre lo humano y lo divino (“Y digo yo”). Pues bien, tengo la impresión de que, a diferencia de las entradas sobre música, esta segunda y para mí más enriquecedora faceta del blog apenas se ha desarrollado como a mí me gustaría. Con la idea de superar el problema llegué a pensar incluso en la idea de dividir el blog en dos: uno para música y otro para mis cosas. Al final, este “patio de butacas” ha cumplido su primer aniversario conservando la misma estructura extraña con la que nació. Precisamente en relación a esta faceta íntima y personal no siempre bien desarrollada en mis escritos (me refiero a mis entradas etiquetadas como “Y digo yo...” o “Reflexiones profundas como un pozo”) en demasiadas ocasiones sufro incluso cierta angustia ante la idea de que esos pensamientos y vivencias personales estén ahí, al alcance de quienquiera. Pero por otra parte, y aclaro que no sé por qué, siento el impulso, casi la necesidad de que así sea. Son las entradas más importantes que escribo, y en consecuencia, las menos leídas. Son las que menos me cuesta escribir y las que más me cuesta ver escritas.
Seguiré escribiendo, aunque lo haré del mismo modo que hasta ahora y con independencia de que me lean muchas o pocas personas, o de si este blog cumple o no las expectativas con las se pensó. Me ha entretenido, y eso ya es bastante.
Hablando de temas de los que escribir, he de decir que este blog ha sido un éxito y en cierto modo también un fracaso para mi persona. Desde el comienzo nació “bicéfalo”, como lugar donde escribir sobre música (de ahí el nombre de “El patio de butacas”) y como espacio donde plasmar mis reflexiones personales sobre lo humano y lo divino (“Y digo yo”). Pues bien, tengo la impresión de que, a diferencia de las entradas sobre música, esta segunda y para mí más enriquecedora faceta del blog apenas se ha desarrollado como a mí me gustaría. Con la idea de superar el problema llegué a pensar incluso en la idea de dividir el blog en dos: uno para música y otro para mis cosas. Al final, este “patio de butacas” ha cumplido su primer aniversario conservando la misma estructura extraña con la que nació. Precisamente en relación a esta faceta íntima y personal no siempre bien desarrollada en mis escritos (me refiero a mis entradas etiquetadas como “Y digo yo...” o “Reflexiones profundas como un pozo”) en demasiadas ocasiones sufro incluso cierta angustia ante la idea de que esos pensamientos y vivencias personales estén ahí, al alcance de quienquiera. Pero por otra parte, y aclaro que no sé por qué, siento el impulso, casi la necesidad de que así sea. Son las entradas más importantes que escribo, y en consecuencia, las menos leídas. Son las que menos me cuesta escribir y las que más me cuesta ver escritas.
Seguiré escribiendo, aunque lo haré del mismo modo que hasta ahora y con independencia de que me lean muchas o pocas personas, o de si este blog cumple o no las expectativas con las se pensó. Me ha entretenido, y eso ya es bastante.
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