Después de mis vacaciones veraniegas y de una pequeña hecatombe informática, felizmente solucionada, retomo mi actividad bloguera y mi vieja costumbre de destripar óperas en DVD todos los meses. En esta ocasión he decidido que le toca el turno nuevamente a Tosca. Allá por 2009, en la prehistoria del blog, le dediqué una entrada (la primera en la que comentaba filmaciones) a la notable película de De Bosio con Kabaivanska, Domingo y Milnes bajo la batuta de Bartoletti. Es una filmación registrada en los escenarios romanos reales en los que acontece la historia, a saber, la iglesia de Sant’Andrea della Valle, el palacio Farnesio y el Castillo de Sant’Angelo. Pues bien, la Tosca que me dispongo a comentar ahora parte de una idea similar pero con un elemento extra: está filmada “en los lugares y en las horas”, lo que significa que, allá por julio de 1992, se retransmitió en directo a numerosas televisiones entre las que no se contaba, por cierto, ninguna emisora española.
La primera vez que vi esta filmación fue precisamente en 2009, el año en el que creé El Patio de Butacas. La pusieron por televisión y mi impresión no es que fuese muy favorable. Esta semana he vuelto a darle una oportunidad y la he visualizado en DVD –se incluye en la caja de Puccini de la serie “My greatest roles” de Plácido Domingo– y debo decir que mi opinión no ha cambiado con el tiempo. Procedamos a destripar:
En el aspecto visual, si comparamos esta filmación a cargo de Giuseppe Patroni Griffi con la de De Bosio notaremos que aquí hay una mayor espectacularidad visual. A Diferencia de De Bosio, Griffi muestra preferencia por mostrar planos muy amplios que permiten al espectador recrearse en la belleza imponente de los edificios en los que se mueven los cantantes. Sin embargo, en contrapartida, podría esperarse quizá algo más de la calidad de la filmación, que corre a cargo de la experimentada mano de Brian Large. En el primer acto, sobre todo durante el dúo de amor entre Mario y Tosca, se observan reflejos en la pantalla, como si estuviéramos viendo las imágenes con un cristal por delante. También hay algún plano excesivamente punteado, aunque la calidad visual es buena, al margen de estos defectos. Existen otras filmaciones de Tosca en los escenarios reales, pero hasta la fecha sólo he visto esta y la más recomendable de De Bosio.
Apartado musical. De la Tosca de Catherine Malfitano podrían escribirse muchas cosas, de modo que prefiero ser rápido y no andarme demasiado por las ramas. No me gustó en absoluto en 2009 y sigue sin gustarme ahora. Pero, vamos, lo que se dice nada de nada. Comienza bien el dúo del primer acto, que llega a culminar con corrección, aunque ya se hace patente que el personaje le viene demasiado grande. Esos nubarrones, distantes pero amenazantes en el primer acto, descargan con fuerza sobre el espectador no solamente en el comprometido segundo acto, sino también en el tercero, que resulta quizá menos exigente para la cantante. Sobrepasada por el personaje, Malfitano se refugia en el canto histérico y antimusical, así como lo que resulta más lamentable, en el simple griterío. La escena del apuñalamiento de Scarpia habla por sí sola. El trabajo de Malfinano no puede salvarse ni tan siquiera a nivel teatral, aspecto este en el que exhibe una sobreactuación histérica que la lleva a poner ojos de loca y a realizar toda una colección de antinaturales aspavientos que rozan –o sobrepasan, según quiera verse– el ridículo. Esto sería suficiente para descartar este DVD como opción recomendable, pero sigamos, porque lamentablemente hay más.
El más equilibrado del reparto es, a mi entender, el Mario de Plácido Domingo. Ya hablé de su Cavaradossi en aquella entrada dedicada a la película de De Bosio, y lo cierto es que a pesar del tiempo transcurrido entre una filmación y la otra, su concepción del personaje se mantiene más o menos intacta. El suyo es un Mario de marcado acento trágico, que en el tercer acto es capaz de adivinar el engaño de Scarpia y ocultarlo a Tosca para evitar herirla (“Cadrò sul momento, e al naturale”). La verdad es que Domingo realizó en el pasado mejores registros del papel, como por ejemplo, en la notable grabación de Mehta con Price, pero aún entonces podía defender con solvencia el personaje, tal y como demostró con la grabación de Sinopoli y Freni, grabación esta última que servidor considera como la última realmente grande que se haya realizado de esta ópera.
Una cosa anecdótica. En su día leí en internet que cuando se emitió en directo esta filmación, Plácido tropezó en unas escaleras del Castillo de Sant’Angelo en el cuarto acto, y que su caída al suelo no sólo fue presenciada por miles de espectadores en todo el mundo, sino que, además, se mantuvo en algunas de las posteriores ediciones que se realizaron en vídeo. En esta edición en DVD no existe tal caída.
Volviendo al tema musical, el Scarpia de Ruggero Raimondi tiene, según lo veo yo, una cosa positiva y otra negativa. En su favor juega el que tiene sin duda una concepción interesante y muy atractiva del personaje. Su Scarpia no tiene los ásperos modales de un carnicero, como hacía Gobbi, sino que vocalmente está defendido con elegancia, e incluso con un cierto aire aristocrático que no sobra, tratándose como se trata de un barón. Esta ausencia de brusquedad, en comparación con otros cantantes, no implica, además que su Scarpia resulte menos amenazador y odioso. De hecho, cuando la Tosca de Malfitano se queda a solas con él en su habitación del Palacio Farnesio, uno tiene la sensación de que ella es como un corderito enjaulado junto a un lobo hambriento. Su enfoque del personaje me parece, por tanto, muy acertado, y cuenta con muchos admiradores. Pero hay un elemento negativo de importancia esencial: la voz. Sencillamente no es bella, aunque no existe una noción universal de lo bello y, por tanto, entramos en el terreno de las opiniones subjetivas. Lo que a mí no me parece hermoso puede maravillar a otro y viceversa, y a mí la voz de Raimondi no me parece bella. Tiene un sonido “opaco” (¿cómo demonios puede describirse con palabras una voz?) que hace que me resulte, por lo general, muy poco convincente en su faceta como bajo y algo más pasable como barítono. Como muestra de esto último está el que pese a no gustarme su Scarpia siempre he defendido que Raimondi es un Escamillo maravilloso.
Por cierto, ¡vaya forma de manosear a Tosca la de Scarpia en esta película! Mucho sobeo y muchos achuchones.
El nivel de los cantantes secundarios es bajo. Giacomo Prestia es un efectivo Angelotti, y Giorgio Gatti no pasa de correctito como sacristán. Por último, resulta de todo punto insoportable la vocecilla, absolutamente ridícula, de Mauro Buffoli como Spoletta.
Llevando la batuta al frente de la Orquesta Sinfónica de la RAI de Roma tenemos a un estupendo Zubin Mehta, que dirige con magnífico pulso dramático. Ya había grabado, como dije antes, una interesante Tosca con Price, Domingo y Milnes, y aquí vuelve a demostrar que su nombre es una garantía en Puccini.
No sé si existe una edición “suelta” de esta ópera en DVD. Como dije, yo tengo la que viene incluida en la caja de Puccini de “My greatest roles” de Domingo. No incluye subtítulos en castellano, cosa que importa bien poco para los que conocemos esta obra de memoria pero que puede echar para atrás a más de uno y a más de dos.
Así las cosas, podríamos resumir todo esto de la siguiente manera:
Argumentos a favor:
- Zubin Mehta.
- Plácido Domingo.
- Filmación en escenarios reales.
Argumentos en contra:
- Catherine Malfitano.
- ¿Ruggero Raimondi? Cuestión de gustos...
- Cantantes secundarios.
- DVD sin subtítulos en castellano.
Que sea, por tanto, el lector el que juzgue si vale la pena la adquisición de esta filmación. Por lo que a mí respecta, no lo veo necesario existiendo la película de De Bosio.
3 comentarios:
Leyendo este comentario, reafirmo mi idea sobre lo superfluo que son los críticos.....
Estoy muy de acuerdo. Siempre digo que lo único realmente importante es la experiencia propia, con independencia de lo que digan los demás. Sobre todo lo digo porque yo ni siquiera soy crítico, sino tan solo un melómano que da su opinión, siempre subjetiva y discutible. ¡Gracias por comentar!
Personalmente disfruté mucho de la Tosca dirigida por De Bosio, tanto como la versión de Patroni Griffi. En la segunda (que aquí se comenta), Plácido Domingo ya no es el joven Cavaradossi de antaño, pero sale adelante con buen oficio y conmovedora pasión. Con luces y algunas sombras, la Malfitano cumple (aunque la hechura de su personaje sea más histérico que sensual), y el Scarpia de Ruggero Raimondi me parece extraordinario, pleno de malignidad y lascivia. El maestro Metha y la orquesta están a la altura del desafío. En lo que hace imagen hay mucho más para admirar que lamentar. Ver la Roma barroca en todo su esplendor y con tan buena iluminación es un premio para los sentidos. No haberla subtitulado al español es un verdadero despropósito, ya que deja afuera a nuevos públicos.
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